Diversos comerciantes lanzaron cuestionamientos hacia el sistema de la SUBE provincial, principalmente por el escaso margen de ganancia, contrapuesto con el abultado monto de dinero que deben disponer semanal o mensualmente para mantenerse dentro del sistema que ofrece el pago electrónico.
Además, recalcaron que en ocasiones los clientes expresan su enojo, y se viven momentos de tensión, debido a que Servicios Urbanos SA, a cargo de la tarjeta misionera, no envía el saldo suficiente para cubrir el alto nivel de demanda de recargas.
Por otra parte criticaron a la empresa por la falta de inversiones que podrían solucionar diversos problemas y expandir el servicio para lograr una mayor comodidad de los vendedores y pasajeros.
En ese sentido, PRIMERA EDICIÓN realizó un relevamiento en comercios de Posadas -que pidieron reserva de sus ubicaciones precisas por temor a represalias por parte de la empresa que maneja el sistema- con lo cual, en principio, se verificó que existen diferentes márgenes de ganancia dependiendo de la ubicación de los comercios. Así, un kiosco del microcentro recauda el 1,5% de ganancia por cada carga, mientras que otro punto del barrio Villa Urquiza obtiene el 2,5% de cada operación con el posnet.
Ganancia corta y cobro extra
Un vendedor explicó a este Diario: “El margen de ganancia que obtengo es del 2,5% sobre cada recarga. Para tener habilitado el saldo debo hacer los depósitos a través de una operación bancaria. Primero se envía la plata a la empresa y luego me aparece el crédito en mi comercio para vender. En mi caso, voy cargando cerca de 30 mil pesos por semana, con ese margen de ganancia del 2,5%, para ganar 2.500 pesos mensualmente necesito comprar saldo por unos 120 mil pesos”.
Al mismo tiempo, agregó: “Uno tiene que comprar los rollos de papel que necesita la máquina expendedora, para imprimir el comprobante que se le da al cliente. El costo de los rollos es de unos 600 pesos para diez rollitos que duran un mes. Entonces de los 2.500 pesos que uno recauda por mes hay que descontar esos 600 que se gasta en los rollos. En definitiva, con una elevada inversión para un negocio de barrio como el mío, no se llega a los 2.000 pesos al mes de ganancia”.
“La gente del barrio sabe que hace tiempo tengo la SUBE, pero en ningún momento esto me ayudó a aumentar mis ventas generales. Encima cuando uno reclama por el corto margen de ganancia, desde la empresa responden que debemos valorar porque es una ayuda para el comerciante debido a que supuestamente atrae a los clientes, pero al menos en mi caso la mayoría de los que cargan SUBE no compran otra cosa”, subrayó.
El comerciante reconoció que existen puntos de recarga que cobran un valor extra por cada transacción. Esta operación está prohibida ya que el servicio debería ser gratuito. Sin embargo, considerando que el margen de ganancia es muy reducido, son varios los locales que se arriesgan a pedir un monto adicional.
“Acá no lo hacemos porque consideramos que el que carga SUBE lo necesita para movilizarse a su trabajo u otra obligación que tenga, y no tiene para andar en un móvil propio, entonces sería como tocarle el bolsillo al que menos tiene. Pero sí sabemos que hay otros comercios donde cobran un valor extra, generalmente son unos 5 pesos por carga, es lo que nos cuentan los clientes. Entiendo que se ven prácticamente obligados a hacer esto porque necesitan redituar todo el movimiento y recuperar algo del dinero que requiere tener en funcionamiento el sistema diariamente”, opinó el comerciante.
En relación a esto, también se quejó por las incomodidades que presenta el mecanismo para comprar a la empresa el crédito que luego ofrece a los usuarios que ingresan a su establecimiento.
“Los depósitos bancarios hacia la empresa se realizan a través de un único banco. Es muy complicado porque hay que ir a un cierto horario y la zona es complicada para el tránsito, pleno microcentro. Es mucha molestia porque hay que ir en horario comercial, de mañana, cuesta encontrar dónde estacionar, uno tiene que tomarse varias horas para hacer ese trámite, gastar nafta, y también es tiempo que nos debemos ausentar del puesto de trabajo. Antes los comerciantes podíamos hacer las recargas en la terminal de Transferencia, era más sencillo, pero ahora sacaron eso, ya no se puede hacer más. No se entiende, en estos tiempos que todo está más automatizado y digitalizado, se pueden hacer mil cosas incluso desde un simple celular, pero esto no, por disposición de la empresa se hace todo más difícil”, criticó.
Sin saldo
“Nos quedamos sin saldo”, es una de las frases que más repiten los kiosqueros en el último tiempo. Muchas veces esta frase suele venir acompañada del enojo de los clientes, y se debe a que los comerciantes, para poder brindar el servicio de carga de SUBE tienen la obligación de realizar un depósito previo con el cual reciben el crédito, sin embargo en muchos casos se quedan sin saldo en poco tiempo, ya que no pueden arriesgarse a depositar grandes cantidades de dinero sin saber si ese monto va a ser consumido realmente en su totalidad o porque directamente la proveedora les envía menos de lo solicitado.
“A veces creo que esa es justamente la idea, uno lo analiza y parece que buscan que haya poco crédito en los comercios para que los pasajeros se vean obligados a pagar el boleto único en efectivo, que es bastante más caro, cuando se cansan de recorrer y no encontrar dónde cargar su tarjeta SUBE”, completó el dueño del negocio profundizando sobre otra situación que se repite diariamente con las quejas de los clientes cuando reciben por respuesta que no hay saldo disponible, apuntando también que son muy escasos los puntos de recarga repartidos en la ciudad, a veces hasta con varios kilómetros de distancia entre uno y otro.
Puntos habilitados
La información oficial que brinda Servicios Urbanos SA con su cartelería en el centro de atención ubicado en el shopping, señala que actualmente los puntos de recarga habilitados en Posadas son 51. Cabe recordar que según la Municipalidad los barrios posadeños son 159.
Por su parte, en Garupá funcionan 4 locales con máquinas expendedoras y la misma cantidad opera en Candelaria.
El microcentro posadeño cuenta con 14 comercios habilitados con sus correspondientes posnets en funcionamiento. Una kiosquera, ubicada sobre calle Ayacucho, contó a este Diario que el año pasado solicitó a la empresa la adhesión al sistema, pero “finalmente no pude hacerlo, descarté la idea cuando me informaron que tenía que hacer una carga inicial de 100 mil pesos como mínimo. Me resulta casi imposible apartar ese dinero de otros gastos fijos que tengo solamente para comenzar a ofrecer la recarga de SUBE”.
Otra comerciante, sobre calle Junín frente a una concurrida parada de colectivos, también remarcó que hace meses solicita ingresar al pago electrónico “porque son muchas las personas que entran al local y nos preguntan si tenemos para cargar la tarjeta. Nosotros tenemos abierto el negocio todo el día, por eso algunos clientes nos reprochan porque no tenemos para hacer las recargas, principalmente en horario de la siesta entran y nos cuentan que casi todos los puntos donde sí hacen recargas están cerrados”.
“Nuestro problema es que desde la empresa nos dicen que no cuentan con más máquinas expendedoras para entregar a los comercios, según ellos hay una lista larga de espera pero no tienen los equipamientos necesarios para expandir la oferta”, amplió, haciendo foco, de esa manera, sobre una nueva muestra de desidia empresarial por una marcada falta de inversión con la que se lograría facilitar y expandir el acceso de los beneficios al cliente.
Mientras que desde un local que sí cuenta con el servicio, en pleno microcentro, manifestaron: “Nuestro margen de ganancia es del 1,5%. Generalmente tenemos mucho movimiento, pero también requiere de tiempo y casi una atención exclusiva para la venta de recarga. Casi que tenemos que poner a una persona solamente para que haga recargas”.
En tanto que el empleado de una agencia de quinielas reconoció: “En este rubro, tenemos que hacer recargas de SUBE o cobrar boletas de servicio. En nuestro caso, optamos por la SUBE porque el volumen de plata de terceros no es tanto, creíamos que por eso era más sencillo”.
“Pero el funcionamiento con la SUBE se vuelve complicado porque la mayoría de las veces no nos acreditan la cantidad de saldo que pedimos. También tienen sus horarios específicos para que impacte una transferencia al local. Y eso genera que a veces el cliente no lo entienda, y crea que somos nosotros los que no les queremos recargar su tarjeta, cuando en realidad el problema viene desde la empresa”, añadió.
Diferencias sin explicación
Otro repetido inconveniente que genera tensión con los clientes es que “la empresa nos impide cargar más de 300 pesos a cada tarjeta. Nos ponen ese límite. Es más, si viene alguien con una tarjeta que ya tiene 100 pesos de crédito solamente podemos recargarle 200 más para completar los 300 pesos. Pero muchos nos dicen que hay otros puntos dónde les cargan hasta 500 pesos. No entendemos porqué hacen esas diferencias desde la proveedora, ellos nunca explican nada”, destacó.
“Nosotros compramos saldo cada día por medio, entre 10 mil a 20 mil pesos. A veces la empresa responde que no puede recargar esa cantidad y manda solamente la mitad. Es cierto que se vende mucho acá pero el margen de ganancia es corto, además nos restan un porcentaje por ingresos brutos. Así, por cada 10 mil pesos que vendemos nos queda una ganancia neta de 135 pesos (el 1,35%)”, finalizó.