“Para mí, pintar es expresarme”, dijo Viviana González a PRIMERA EDICIÓN. La pintura siempre estuvo en su vida, pero los murales no. Es profesora de arte y solía pintar cuadros. Sin embargo, preocupada por la deserción de sus alumnos, propuso pintar un mural en el colegio. Así conoció al Movimiento Internacional de Muralistas Italograssi, quienes con mucho gusto decidieron ayudarla.
Con el tiempo, Viviana se fue integrando al movimiento y, casi sin darse cuenta, pasó de pintar en el espacio reducido de un bastidor, a cubrir metros de pared con sus colores.
Viajó a muchas provincias, siempre convocada por el movimiento para pintar murales. Pese a que ella afirma que todavía no se acostumbra a las dimensiones de los muros, sus dibujos opinan lo contrario. En quince metros, la artista se dedicó a retratar a las comunidades originarias. “Investigué mucho antes de dibujar, e intenté incluir los rituales más típicos”, dijo mientras mostraba los borradores.
Casi veinte días lejos de Salta, es la primera vez en pisar la tierra colorada. “Es muy bello, es realmente muy bello”, concluyó antes de apagar el cigarrillo y continuar coloreando un espacio que, nunca más, quedará vacío.