El máster coach organizacional Marcelo Krynski visita la capital misionera para presentar su nuevo libro denominado “Clínica profesional de coaching”. Se trata del segundo libro (de 2 tomos) de la trilogía “GPS para coaches y coacheados del Siglo XXI – una conexión con lo vital”.
Este jueves, 3 de octubre, a las 19, estará en el Instituto Superior INCADE (San Lorenzo 1.620). Mañana, viernes 4, de 18 a 21.30 en el Museo Regional “Aníbal Cambas”, el profesional planteará un entrenamiento bisagra en la vida profesional de empresarios, ejecutivos, mandos medios, consultores, líderes, coaches y estudiantes que asistan a “GPS para empresas. Manejo de crisis e incertidumbre”. El sábado 5, de 9 a 16, también en el Museo Cambas, ofrecerá una “Clínica de competencia emocional para coachear”.
“Creo que vivimos un tiempo de suma desorientación. No ocurre sólo en Argentina sino en el mundo. Y me di cuenta de que, así como de alguna manera, en algún momento, hubo un cambio de época en la Revolución Industrial, está habiendo un cambio de época del siglo XX al XXI. En el siglo anterior, las enfermedades venían de afuera. En éste, tenemos las que nos producimos nosotros mismos como el déficit de atención, el cáncer o el estrés. Por lo tanto, la propuesta de este libro consiste en desarrollar habilidad para poder observar cómo estamos y cómo construimos nuestro diario vivir a través de las conversaciones y de las emociones que tenemos con los otros y con nosotros mismos”, explicó Krynski, en comunicación telefónica con PRIMERA EDICIÓN.
Un primer recurso que el autor planteaba en el primer libro de esta trilogía estaba en la relevancia de poder parar, serenarse, hacer pie y que las emocionalidades “no nos lleven puesto, cosa que, por lo menos en mi experiencia, nos está costando mucho”.
Dijo que así como el libro 1 está planteado como un contexto para abordar este tiempo de vorágine, en el 2 entrega “muchísima metodología del cómo hacer coaching, cómo navegar la incertidumbre con nuevas competencias mas blandas como el escuchar, el saber preguntar, pedir y/o proponer, entre otras”.
Habitualmente “muchos tenemos muy buenas ideas y no nos animamos a proponerlas. Tiempo después nos enteramos de que hubo otro que las propuso cuando nosotros sabíamos la respuesta en su momento. El componente emocional resulta fundamental para poder movernos con mayor autoconfianza”, agregó el profesional, que como tal, llegará a Misiones por primera vez.
Sostuvo que su trilogía plantea, básicamente, una revisión “de cómo las maneras con las que aprendimos a observar, muchas veces nos dejan cristalizados en lugares que ya no elegimos. Pongo el acento en la propuesta de entrenar nuevos hábitos de convivencia”.
El viernes, presentará “GPS para empresas…”, donde compartirá una serie de innovaciones que implementa con sus clientes de empresas de distintos tamaños y rubros “para manejarnos en esta incertidumbre para la que no nos hemos entrenado en ningún lugar para transitarla”.
Expresó que en las organizaciones (no sólo empresariales sino también una escuela o un hospital) la manera de conducir de un jefe surge del modo en que lo hacen un general o un sargento en el paradigma de conducción militar.
Esta manera vertical que por mucho tiempo aportó y sigue aportando cierto ordenamiento, hoy está padeciendo de algunos inconvenientes a la hora de satisfacer a clientes o aportar para la calidad de vida de sus empleados.
Por ejemplo, desde el paradigma de conducción militar, el empleado sólo puede hacer lo que le dice su jefe, entonces “nos estamos perdiendo del talento de la gente que está debajo”. Informes e inscripción: [email protected] o 376-4644187, de María Rita Nahúm.
30 años después
Confió que su trayectoria comenzó antes de la universidad porque jugaba al fútbol y se daba cuenta de que los equipos que se destacaban no necesariamente tenían los mejores jugadores. “Empezaba a ver que en el mundo deportivo había secretos, llaves, que resultaban valiosas para el mundo de los adultos en el trabajo”.
Recordó que la primera vez que escuchó hablar de coach (entrenador) fue en una entrevista que le hicieron al basquetbolista Michael Jordan, que era el mejor del mundo, había ganado cuatro campeonatos con su equipo y tenía posibilidades de irse. Cuando le preguntaron por qué se quedaba con los Chicago Bulls, contestó “porque mi coach saca más de nosotros que nosotros mismos”.
Y le interesó esta figura del coach, como alguien que no juega sino que hace jugar, que inspira, que motiva, que no necesariamente le dice al otro lo que tiene que hacer, mas allá de algunas indicaciones de contexto. Así le surgió a Krynski esta inquietud por el coaching. Pensó que esto de la confianza, la inspiración, la emocionalidad o el escuchar a otro, lo iba a aprender en la universidad, pero promediando la Licenciatura en Administración en la UBA “me di cuenta de que lo que fui a buscar no lo iba a encontrar”.
Casi 30 años después de su egreso, las universidades todavía no están sabiendo plantear estas cuestiones críticas para este tiempo. Admitió que no existe una materia sobre cómo generar confianza, cómo leer la emocionalidad, cómo escuchar mejor, cómo generar conversaciones de posibilidad.