Alejandro Zarza volvió con la medalla de plata a Misiones después de su participación en el Mundial de Irlanda y una de las primeras cosas que hizo fue ir a su dojo a llevarla a Diego Fleitas y Carlos Chanuar. Es que la presea también es un poco de ellos. Los tres estaban convocados a la Selección Argentina que iba a tierras irlandesas pero sólo Ale pudo viajar, en parte gracias a la ayuda de quienes lo recibieron con abrazos y felicitaciones. “Esta medalla también es de ellos”, afirmó Ale a EL DEPORTIVO.
El pasado 7 de mayo, Alejandro, Diego y Carlos fueron tapa de EL DEPOR por su convocatoria a la selección nacional que iba al Mundial de Irlanda y, de paso, pedían ayuda económica para costear el viaje. “Después de que salió la nota, los padres del dojo donde damos clases nos apoyaron bastante, nos pidieron notas para pedir ayuda pero no salió”, contó Diego a EL DEPOR. “Teníamos hasta el 1 de agosto como fecha límite para confirmar si viajábamos. Se presentaron notas pero no salió la ayuda”, agregó. “No íbamos a ir ninguno de los tres pero mi papá me consiguió la plata y me dijo que iba a poder viajar. Un día antes de la fecha límite le dije al Sensei que avise que iba”, contó Ale.
Diego y Carlos se sentaron a hacer números, ver los precios de pasajes, armar toda la logística para abaratar vuelos y demás, pero no había caso. Entonces no dudaron. “De todas las ventas que hicimos, tratamos de sacar los gastos y lo que quedó le dimos a Ale para que le ayude en algo. Tampoco fue una gran cantidad de dinero pero ayudó. Lo bueno fue que pudo viajar y de la Selección Argentina fue el único que trajo medalla. Un misionero fue el único que consiguió un podio en el Mundial”, agregó Diego.
Así fue. Alejandro fue el único de la delegación argentina que volvió con una medalla colgada en el pecho. “El mundial fue una experiencia hermosa con competidores de muy buen nivel, hubo mucha gente, muy buen ambiente y la verdad que fue muy lindo. Una experiencia única”, remarcó Ale.
Diego y Carlos estaban pendientes de cómo le iba en Irlanda. Vivían la experiencia mundialista a través de él. “Yo le seguía el rastro, le pedí que me avise cuando bajaba del avión, cuántas horas de espera tenía. Lo bueno fue que coordinó con una competidora de Buenos Aires y no viajó solo, porque siempre viajamos juntos y era la primera vez que él iba solo. Estábamos en contacto para darle ánimo y fuerza. Yo buscaba la manera de incentivarlo para que dé lo mejor pero estaba tranquilo porque estaba bien preparado, se venía entrenando bien”, contó Diego.
“Yo me enteraba más por Diego y por uno de los instructores que viajó a Irlanda con ellos, que era el que mandaba fotos y resultados. Me puse muy contento por el logro, merecido por el esfuerzo. Se ve que rindió frutos el entrenamiento duro”, dijo Carlos.
Con Diego coincidían que éste era el momento de Ale. “El año que viene se va a ir a estudiar, no sabemos cuánto tiempo va a tener para entrenar y cuando arrancó el año él charló con los padres y les dijo que quería entrenar y apuntar a este Mundial. Así que estábamos contentos por eso y por el resultado final más todavía”, dijo Diego.
En Irlanda, Alejandro arrancó con las competencias el sábado 24 de agosto en peleas por equipos, donde quedó en cuartos de final tras la victoria ante Gales en la primera rueda y la derrota frente a Escocia. Al otro día compitió en kata individual y perdió en octavos de final contra un danés. Ese mismo domingo por la tarde arrancó la competencia en kumite individual. En la primera ronda venció a un sudafricano, en la segunda a un sueco y se aseguró la clasificación a la final y una medalla, al menos la de plata. “Yo quería la de oro. Entré a ganar, no se dio pero estuve muy cerca”, dijo Ale. Igual lo suyo fue un triunfo. “Cuando tuve la medalla sentí mucha alegría por todos mis compañeros, por lo que los senseis y mi familia hicieron. Todo el esfuerzo dio sus frutos”, afirmó.
Diego y Carlos contentos. “En mi caso conozco a los padres, sé del esfuerzo que hicieron”, dijo Diego. Todavía no hubo chance de organizar el asado de festejo. “Le hicimos una bienvenida con los compañeros del dojo pero nos queda pendiente el asado”, dijo Diego.
“Esto es de todos”, remarcó Ale sobre su medalla. “También gracias a ellos pude viajar, me ayudaron en lo motivacional, en el entrenamiento. Siempre estuvieron al lado mío y no es sólo de ahora. Más allá de senseis son muy buenos compañeros, muy buenas personas y la verdad es que la dedicatoria es especialmente a ellos”, cerró.