Con la satisfacción que significa el triunfo, pero por sobre todas las cosas disfrutar haciendo lo que a uno más le gusta, Nina Festey vivió una experiencia inolvidable en Panamá, donde fue gran protagonista de la competencia ciclística Gran Fondo Océano a Océano, que se corrió el pasado domingo 4 en la capital panameña.
Madre, profesional y deportista, esta destacada mujer que representó a la provincia y, en especial a Puerto Iguazú, donde reside desde hace más de doce años, fue la ganadora de la categoría más de 51 años, viviendo una experiencia única en un deporte que la apasiona.
Momentos antes de tomar el vuelo de regreso, y en pleno preembarque, Nina le contó a EL DEPORTIVO las sensaciones que vivió en una de las competencias ciclísticas más convocantes de Latinoamérica.
“La experiencia fue maravillosa, fue todo un desafío desde el momento en que me inscribí, que fue hace seis meses. Fue todo una aventura unir océano con océano, correr 150 kilómetros uniendo el océano Atlántico con el Pacífico en Panamá y junto a gente de todo el mundo.
A partir de que me inscribí arrancó mi entrenamiento diario, avanzando con determinadas metas dentro del entrenamiento. La experiencia es inolvidable y haber triunfado en mi categoría, la verdad que fue una gran felicidad. Además, compartir la competencia con tantas personas del mundo, de hecho en mi categoría y que también subió al podio estuvo compitiendo una ciclista de Miami, Estados Unidos, fue algo muy lindo. Los participantes fueron 4.000, así que es una adrenalina muy interesante, me siento muy feliz y comparto este premio con toda la gente de Misiones, con todos mis amigos, mi familia, mi papá, Eduardo Festey, mi mamá y mi hijo, Gerónimo Lacourt, que la verdad que me hizo el aguante. Estoy muy feliz y me gustaría contagiar a todos de hacer bicicleta, porque es una actividad que te trae mucha alegría, mucho placer, mucha armonía mental y corporal”.
Lo llevan en la sangre
Nina viene de una familia de ciclistas, teniendo en cuenta que su papá, Eduardo, su tío Carlos y su primo Lito son, al igual que ella, apasionados de la bici y permanentes competidores y colaboradores de la Asociación Misionera de Ciclismo.
Sobre su experiencia con la bicicleta, comentó: “Desde chiquita comencé a competir, porque mi papá era el dueño de la primera bicicletería de Virasoro, entonces desde muy chica empecé a correr. Pero después vino la facultad, los hijos y me dediqué a trabajar y a cuidar a mis hijos. Cuando consideré que mis hijos estaban criados, dije bueno, ahora voy a hacer lo que me gusta y eso fue hace dos años. Ahora tengo 52 años, pero a los 50 volví a subirme a la bicicleta y, por supuesto, que ahora no me quiero bajar más”.
Emocionada por lo que le está tocando vivir, Nina expresó: “Quiero agradecer especialmente a mi papá, Eduardo Festey, un gran ciclista, una gran persona, un gran bicicletero. Él me ayuda a entrenar y me ajusta la bicicleta para cada competencia, me acompaña permanentemente. A Panamá no pudo venir, pero en todas las competencias está conmigo y me arma la bicicleta antes de que me suba a competir.
Así que eternamente agradecida a mi compañero del alma, mi papá, que me transmite toda esa pasión por la bicicleta, y todos los códigos y las cosas más lindas de mi vida. Un gran padre”.