Paula Rivero tenía apenas ocho años cuando su mamá Azucena la llevó a una clase de squash. No fue a practicar ella sino la propia Azucena, quien había ido con una amiga a probar. Si bien su mamá la llevó, todo parece indicar que fue el destino que puso a la pequeña en esa cancha, ese destino empecinado en torcer los caminos para dejar a cada uno en el lugar que tiene que estar porque, de toda esa situación, nació Paula como squashista. Cinco años después es la número uno en el ranking nacional de su categoría M-15, está sexta en la lista de la Selección Juvenil Argentina M-19 y se prepara para encarar una gira por Estados Unidos y Canadá a fin de año. Puro talento misionero.
Sobre aquellos inicios, Paula recordó a EL DEPORTIVO que “yo venía a ver o a estar con mi mamá, pero después me empezó a gustar y así empecé la escuelita de squash”. Pero había algo distinto en ella, en algún punto sabía que la cuestión no iba a ser meramente recreativa. Dejó de lado las clases de danza que tomaba y comenzó a participar en torneos internos de la institución. La decisión de dejar danza la tomó ella “porque me encantaba el squash”. Despacito comenzó a sumar y sumar triunfos. Entonces le tiraron la idea de participar en un torneo infantil que se iba a realizar en la ciudad de Salsipuedes, provincia de Córdoba. Tenía sólo nueve años.
En su debut fuera de Posadas le fue espectacular: quedó segunda y colgó el cartel de principiante para pasar a ser de avanzada. Vale aclarar que principiante es la categoría que se tiene cuando se inicia, con alcanzar los primeros puestos se pasa a avanzada. “Sólo estuve en ese torneo como principiante y ya pasé a avanzada”, dijo Paula.
Un sueño cumplido para la niña que miraba a su mamá practicar squash del otro lado del vidrio de la cancha. “Yo quería estar en avanzada porque para mí eso era ser muy buena, porque no sabía lo que era el deporte. Cuando tenía ocho años soñaba con estar en avanzada”. Ya en avanzada aparecieron otros nervios. “Pensaba que todos eran re difíciles, después fui entrenando y fue siendo cada vez más fácil pasar las etapas y las categorías”. Una crack.
Primera en el ranking
En la actualidad, Paula está en la categoría M-15 porque tiene apenas 13 años. Ya pasó por M-9, M-11 y M-13. Además, es la primera en el ranking argentino de su categoría y la número seis en la lista de la Selección Juvenil M-19, esto quiere decir que si por alguna razón no puede viajar algunas de las primeras cinco, Paula entraría en esa camada sin importar su edad. Este lugar lo alcanzó en el clasificatorio que se realizó en la ciudad de Mar del Plata en diciembre de 2018.
Esa es otra de las ventajas del squash: la posibilidad de viajar y conocer. Paula ya visitó Córdoba, Chaco, Mar del Plata y también Bolivia, el año pasado Perú, Paraguay en 2017 y se está preparando para el Sudamericano de Menores que a principios de 2020 se hará en Ecuador. En estos torneos cosechó algunos de sus triunfos más recordados: el segundo puesto en Paraguay 2017, su primer sudamericano; y el primer puesto en M-11 en un torneo internacional que se hizo en Chaco ese mismo año.
¿Se imaginaba todo esto Paula cuando estaba en avanzada? “No, yo decía que iba a participar en torneos nacionales y que me iba a quedar ahí porque lo otro era mucho ya pero después me di cuenta que era hora de seguir”. Es más, Paula se está preparando para una gira a realizar en el mes de diciembre de este año. Viajará a Canadá y Estados Unidos al Junior Open, uno de los torneos más importantes de su categoría. Y además, es la primera nena de 13 años que viajará a hacer esta gira.
La vida fuera de la cancha
Mientras tanto, va a primer año de secundaria al Instituto Gütenberg y cuando la pregunta es qué le gustaría estudiar responde, entre risas, algo claro para una chica de su edad. “Todavía no lo tengo decidido, estoy en primero”. Entrena tres veces por semana pero cuando se avecina un torneo importante, como un Sudamericano, la exigencia aumenta a todos los días y de mañana y tarde. También va al gimnasio para entrenar la parte física y, además, va a inglés.
En sus tiempos libres, aseguró que es de mirar mucho squash y entre sus principales referentes se encuentran el cordobés Jeremías Azaña “que juega muy bien y ahora está viviendo en España y es un muy buen ejemplo”; y el misionero Juanse Barreyro “que también es muy bueno”. Entre las chicas, su preferida es la misionera Valentina Portieri “que juega muy bien, tiene muy buena táctica”.
Azucena, que llevó aquella tarde a Paula a su práctica de squash, ya no practica más el deporte. Con el tiempo quedó embarazada del hermanito menor de la joven y debió salir de la cancha. Pero a Paula no la saca nadie del rectángulo de juego.
Y tiene sueños y objetivos importantes. “Mi sueño es participar en algún Mundial o viajar, por ejemplo, a España o Egipto porque ahí se juega un muy buen squash, están muy avanzados”, afirmó. Con apenas 13 años, hay algo de lo que está segura: “Me quiero dedicar a ésto”.
“Paula es una de las promesas argentinas”
José María Ramírez es el entrenador de Paula y la conoce desde que empezó, con ocho años. “Tiene condiciones bárbaras. Cada tanto nace una así, de la nada. Acá nació Paula”, afirmó a EL DEPORTIVO. “La fuimos descubriendo y hoy Paula es uno de los proyectos más prometedores que tiene Argentina y es misionera”, agregó. Sobre esas características que la hacen distinta, aseguró que “es muy constante”, está “decidida a aprender” y “tiene muchas condiciones naturales técnicas y físicas para este deporte”. Además, algo fundamental para avanzar: “tiene el apoyo de su familia”.
Para entender el Squash
Vale la ocasión para aprender un poco sobre el squash, un deporte en el que Misiones tiene varios jugadores de selección. Nació en Inglaterra, en las cárceles, con los presos buscando algo con qué divertirse. Se juega en una cancha de 9,75 x 6,40, uno contra uno.
La pelota, que tiene una gota de agua adentro que incrementa su velocidad según la presión que levanta, no debe picar dos veces. En torneos regionales se juega a tres games de 11 puntos, mientras que en los nacionales la cantidad de games aumenta a cinco. Si se empata en 10, se continúa hasta lograr dos de diferencia y se puede jugar con las cuatro paredes de la cancha. Misiones tiene todo presentado para conformar su asociación que estiman ocurrirá pronto.