El tribunal de Southwark, en el sur de Londres, lo condenó a 50 semanas de reclusión teniendo en cuenta el tiempo que ya pasó en la cárcel por este delito pasible de un máximo de un año y por el que fue detenido el 11 de abril en la legación ecuatoriana.
Este es, sin embargo, solo el primer capítulo de la batalla legal que le espera al australiano, requerido por Estados Unidos para juzgarlo por “piratería informática”: el jueves debe enfrentar una vista judicial por esa petición de extradición, que su equipo legal recurrirá en un proceso que podría alargarse hasta dos años.
Assange compareció ante el tribunal con un aspecto sensiblemente mejor que cuando fue detenido por la policía británica dentro de la embajada después de que Quito le retirase el asilo diplomático que le había acordado casi siete años antes.
Con una chaqueta de traje negra sobre una sencilla camiseta color gris, el australiano, de 47 años, había cambiado la larga barba blanca y la cola de caballo por una barba bien recorta y un cuidado cabello corto cuando llegó al juzgado desde la prisión de Belmarsh, con un desafiante puño en alto.
“¡Vergüenza a Reino Unido!” y “¡Vergüenza a Ecuador que vendió a Assange!”, gritaba una mujer entre el puñado de manifestantes congregados en la puerta del tribunal, mientras otro enarbolaba una pancarta que decía “Liberen a Julian Assange, candidato al premio Nobel de la Paz” frente a una docena de cámaras de televisión.
Fuente: Agencia de Noticias AFP/NA