El misionero Luciano Vera pudo vivir el domingo aquel sueño que tantas noches soñó. Después de pasar por las manos de varios, llegó a las suyas: pudo alzar la Copa del Sudamericano Sub-17. En ese acto, simple pero poderoso, se condensaron tardes de entrenamiento, la lucha por llegar, la emoción de mamá Lucy en la tribuna y todo un pueblo en Wanda. Objetivo cumplido para él y para un grupo que puso en lo más alto la bandera celeste y blanca y… acá viene lo mejor, esto recién comienza.
El día después de la consagración, Luciano se despertó campeón y con las emociones todavía un poco arriba se prestó a un mano a mano con EL DEPORTIVO. “Antes del partido con Brasil estábamos con un pie afuera. Los encargados de la Selección ya estaban averiguando pasajes para volver a la Argentina, pero nosotros nunca nos dimos por vencidos. Sabíamos lo que teníamos que hacer”.
Tenían que ganar por 3-0 al rival de siempre, en todas las categorías. Un cometido difícil, pero no imposible.
Para estos pibes, ya nada parece imposible. Con un gol de Bruno Amione cuando el partido se cerraba, los chicos consiguieron su primer objetivo: la clasificación al hexagonal. “Ahí empezamos. Dentro del grupo, de la familia que somos, nos pusimos un objetivo: llevar la copa a la Argentina. Así como logramos ganarle a Brasil, que era un objetivo que quería todo el grupo, después nos pusimos el objetivo de llevar la copa y lo logramos. Gracias a Dios somos campeones”.
Las cosas en el hexagonal salieron tan bien que Argentina llegó al último partido sabiendo que hasta perdiendo por tres goles de diferencia era campeón. Y enfrente estaba el último de la tabla, Ecuador. “Antes de entrar a la cancha ya sabíamos que éramos campeones con un empate o hasta con una derrota y salimos a jugar nuestro juego. No nos esperábamos que Ecuador salga a buscarnos”, dijo Vera en referencia al último partido y a la dura derrota por 4-1. “Sabíamos que Ecuador estaba decidido a ganar por tres goles para clasificar al Mundial y cuando hicimos el primer gol nos relajamos y Ecuador nos salió a buscar y ellos juegan bien”.
Igual, el resultado puramente futbolístico quedó atrás. “Ahora el grupo trata de disfrutar el campeonato obtenido, porque campeón no se sale todos los días”.
Campeones, clasificados al Mundial y con todo el futuro por delante, la sensación que abunda entre los pibes es felicidad. “Es todo muy emocionante, un orgullo. Para algunos chicos fue el primer Sudamericano, para los que venimos del Sub-15 ya fue el segundo”.
Luciano tiene experiencia en esto de andar levantando copas. “Estoy muy orgulloso de poder representar a mi país, más de esta forma” y llegó la hora de los agradecimientos: “Estoy muy feliz, quiero agradecerle a mi familia que me acompañó, a mi mamá que vino hasta acá y estuvo todo el campeonato”. Y, tal como lo había prometido el jugador de River, se quedó con la camiseta del campeón. “A la gente de mi pueblo, Wanda, que me apoyó en todo momento. Es una alegría enorme, no sé cómo explicarlo”. El sueño se hizo realidad. “Todavía no caigo”. Un campeón nacido en Wanda para toda Sudamérica.
¿Cómo quedó todo?
Argentina se consagró campeón y tiene uno de los cuatro pasajes para el Mundial de Brasil en noviembre próximo. Chile, Paraguay y Ecuador (que se ganó su pase con el 4-1 ante Argentina) son las otras tres selecciones que irán a la cita mundialista. Uruguay y Perú quedaron afuera.