La millonaria inversión que se realizó durante el gobierno de Maurice Closs para la instalación en la costanera de un géiser -más conocido como “el chorro de agua”- sobre el río Paraná siempre levantó polémica debido a que se mantuvo muy pocos meses en funcionamiento real.
Sin embargo, recientemente, con la bajante del Paraná desde los últimos días de marzo, se volvió visible la precariedad con la cual trabajó la obra de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) y la negligencia de los impulsores del proyecto.
La obra fue inaugurada en septiembre de 2014, en la Plaza del Puerto de la Costanera de Posadas, cuando el arquitecto Oscar Thomas estaba a cargo de la EBY y un año antes que Closs dejara el Gobierno provincial.
Pese a que no hay datos oficiales sobre el valor total de la obra, las estimaciones indican que se destinó alrededor de 11 millones de pesos para su conclusión.
Durante el breve lapso de tiempo en el cual tuvo un funcionamiento correcto, “el chorro de agua” ubicado cerca del monumento a Andresito alcanzó los 30 metros de altura y se sumó a los atractivos turísticos instalados en la Costanera.
Para su accionar se instalaron dos motores eléctricos de 25 HP cada uno, más 36 faros de 300 watios para su iluminación nocturna y se contrató a buzos especializados que realizaron el trabajo.
Pese a ello, el “chorro de agua” funcionó de manera irregular desde su lanzamiento y dejó de andar completamente a los pocos meses de haber sido inaugurado.
Con el correr de los meses, y ante la consulta popular, las autoridades de la EBY que asumieron en diciembre de 2016 aseguraron que la reparación del géiser era “muy costosa” y que no estaba en los planes invertir más fondos para arreglarlo.
La instalación del géiser fue determinada por una ley de la Cámara de Diputados de Misiones, luego de haber sido impulsada por el ahora exgobernador Maurice Closs y dirigentes provinciales.
Mediante esa norma, se habilitó a la EBY -en ese entonces a cargo del ahora detenido por causas judiciales ligadas a la corrupción Oscar Thomas- a realizar obras complementarias en los distintos tramos de la Costanera posadeña.
Para la instalación, llegaron a Posadas buzos profesionales desde Mar del Plata, quienes colocaron bombas especiales bajo el río para impulsar el “chorro” de agua dulce.
Otra inauguración que quedó en la nada
Durante su gestión como gobernador provincial, Maurice Closs también dejó inaugurado el Centro de Control y Monitoreo del Transporte Público, que nunca funcionó. Fue precisamente el 12 de febrero de 2015 cuando se dio apertura a la oficina, dependiente del subsecretario de transporte Hermes Almirón.
En la oportunidad participaron en el acto Closs y el exministro de Transporte de la Nación, Florencio Randazzo, quien por entonces presionaba al Gobierno provincial para que se homologue la tarjeta SUBE Misionera con la SUBE Nacional.
Sin embargo, Closs dejó pasar el tiempo y nunca puso en funcionamiento el organismo que iba a cumplir -entre otros objetivos- la tarea de controlar la cantidad de boletos vendidos por las empresas de transporte locales.
En ese entonces, Almirón destacaba entre los beneficios del Centro la posibilidad de controlar el cumplimiento de horarios y recorridos del transporte urbano de pasajeros en todas las unidades del Sistema Integrado de Transporte.
Además, aseguraba que las unidades de transporte contarían con un sistema de posicionamiento global (GPS), por lo cual desde el Centro de Control se detectaría el funcionamiento de todo el transporte.
También se anunció que la terminal de transferencia contaría con cuatro monitores con los datos de los servicios de transporte, incluyendo demoras e inconvenientes en el tránsito. Pero nunca se cumplió con ninguna de esas promesas.