El mimado por todos, el más ovacionado en cada partido de la Selección Argentina, el representante directo de la tierra colorada y el primer apuntado para el abrazo fraternal al momento de celebrar la conquista histórica en el Campeonato Mundial AMF de Misiones 2019.
Sandro Antiveros, el misionero oriundo de Dos de Mayo que se calzó la albiceleste y entró en la historia del salonismo de nuestra provincia, no para de celebrar la obtención del mayor título planetario. Del mítico estadio Mundialista de Montecarlo a la calles de la Capital de la Orquídea y de allí a su ciudad natal, donde fue recibido por una multitud.
El actual jugador de Plastimí de Posadas fue pieza clave para el técnico Ariel Avveduto en este certamen y lo revalidó en la final ante Brasil, marcando un golazo para abrir el marcador. Además, su entrega y no dar por perdida ninguna pelota lo llevaron a tener un gran reconocimiento.
El ala, entre lágrimas y emoción, acompañado siempre por su hijo, dialogó con EL DEPORTIVO después de la noche histórica y señaló de manera directa que “ahora es momento de disfrutar de este logro, que tanto nos costó concretarlo, más adelante se podrá analizar la campaña y demás”.
“Hay que festejar con la gente, que nos brindó su apoyo desde el primer momento que llegamos y no dejó de alentarnos. Y por supuesto, con la familia, que también tiene mucho que ver en este título”, se sinceró el jugador de Plastimí de Posadas.
Consultado sobre lo que fue la final ante el rival de toda la vida, donde Argentina sufrió hasta el final y lo ganó en el tiempo suplementario, Sandro indicó que “nos costó mucho porque ellos también jugaron, nos cerraron los caminos y aprovecharon sus oportunidades. Por suerte ‘Chelo’ (por Mescolatti) tuvo la última y Gonza (Pires) supo convertir el gol que nos dio el título. Fue una gran final y pudimos coronarnos”.
Con respecto al gol que convirtió -uno de los cuatro que hizo en el Mundial- y que sirvió para quebrar el cero, aseguró: “Me preparé para brindarme al máximo en este Mundial y sabía que en cualquier momento podía aportar mi granito de arena. Por suerte se pudo dar también en la final y esto me llena de felicidad, jamás imaginé que fuera tan lindo”.
Por último, el misionero agradeció “la confianza que me brindó Ariel y todo el cuerpo técnico, a mi familia que me apoyó siempre, que estuvo cuando me entrenaba de madrugada para llegar de la mejor manera al Mundial y después tener que ir a trabajar. Todo ese esfuerzo valió la pena y lo celebro con ellos”, cerró.
Sandro entró en la historia, poniendo a Misiones en lo más alto y escribiendo su propia leyenda, que quedará en el recuerdo de todos.