El denominado “géiser de SAMSA” en Miguel Lanús, producto de una gran rotura de un caño semanas atrás, provocó que los vecinos se preocupen por el estado de las obras que aún distan de culminarse.
PRIMERA EDICIÓN recorrió el barrio posadeño para verificar el estado de las obras que realiza la prestataria del servicio de agua potable y conocer los testimonios de los vecinos.
“En esta zona se vive rompiendo el caño todo el tiempo. Sobre la 10 de Junio, ahora dejaron unos palos en el medio de la calle luego de tapar con tierra. En ese lugar, la otra vez se rompió el caño y saltó el gran chorro de agua donde todos los chicos se bañaban. Todavía se ve que no arreglaron, porque desde ahí brota el agua y recorre toda la cuadra”, protestó Elisa Vera, una de las vecinas.
Otro de los vecinos, Hugo Gutiérrez, señaló que “esa gran rotura fue la última que hubo, pero acá siempre pasa lo mismo. Ahora incluso autos y camionetas cayeron en ese pozo y no se puede pasar por ahí porque revientan todos los caños. Desde que empezaron a arreglar, hace más de un año, habrán reparado unas quince veces las roturas”.
En cuanto al estado del acueducto que atraviesa el barrio, Elisa Vera explicó que “acá los caños permanecen rotos en varias partes. Desde algún lugar de la calle, porque ni siquiera sabemos bien en qué parte está la rotura, brota una cantidad de agua que recorre todo este sector de la calle 10 de Junio. Son todas obras inconclusas que vuelven al barrio intransitable. Hace un tiempo hicieron arreglos en las calles y quedó muy bien, pero luego, con la cantidad de agua que viene desde arriba hasta un punto en que van directamente por el medio de la calle, la dejan en un estado deplorable”.
A su vez, añadió que “las personas del barrio, que en su mayoría son todos adultos mayores, no podemos seguir en este estado porque nadie se ocupa de nosotros y acá todo es culpa de SAMSA. Además, con el calor que hizo en estos días teníamos agua hasta las 10 de la mañana y luego se interrumpía hasta las 12 o 1 de la madrugada. Aquellos vecinos que no contaban con reservas eran los que más sufrían. Sumado a eso, el día que nos cortan el agua se nos va la luz, es decir, que nuestros servicios fallan todos a la vez”.
Mal servicio… y carísimo
Respecto a los servicios, Gutiérrez indicó que “el agua es una barbaridad lo que figura en las boletas, casi llegamos a pagar más que luz, sin tener agua la mayor parte del día. La última boleta que nos llegó era de 1.400 pesos, porque nos dijeron que teníamos una pérdida. En el barrio, la cuota de un año al otro aumentó de 70 pesos a una mínima de 800 pesos, eso quiere decir que hubo un incremento superior al mil por ciento y sin tener los servicios asegurados”.
Aseguró que “sobre este tema nos cansamos de quejarnos con las autoridades correspondientes, pero empiezan a tirarse las responsabilidades entre los organismos. Sobre eso, SAMSA será una empresa privada, pero existe el EPRAC (Ente Provincial Regulador de Agua y Cloacas), que debería controlar que se cumplan las obras y las responsabilidades, en lugar de tirarse la pelota entre todos