¡Hola queridos amigos! Cuando expliqué el método que ocupaba Jesús para detener la tormenta, lo titulé: Lección Nº1 de milagros, pero resulta que éste se basa en un coeficiente común a todos los milagros y ese coeficiente es el de realizar dentro de tu corazón que eres Uno con Dios y por lo tanto con toda la Creación y decía que el secreto del éxito radica en ordenar, naturalmente como quien se ordena a sí mismo, dado que somos
Uno con todo lo creado, la realización del deseo, por lo que hay que agradecer en el mismo acto y SENTIRLO como ya realizado. Es por esto que necesitamos ser como niños para entrar al Reino de los cielos, es decir, tener la inocencia de creer con la mente y sentir con el corazón que tu deseo ya ha sido concedido.
Ese Reino de los cielos también podemos llamarlo Reino de la conciencia Crística, ya que es con la conciencia con la que entramos a Él cuando alcanzamos la conciencia de Cristo. Esta es la verdadera oración, la que funciona y es aquella que “sabes-sientes” de antemano que se hará como deseas, antes de que el Universo te devuelva lo mismo que pensaste.
En entregas anteriores, mencioné a Gandhi y deducimos de su famosa frase: “Sean la paz que quieren ver en el mundo”, que el mecanismo de oración que nos propone para conseguir la paz es el mismo que acabamos de explicar y decíamos que era muy distinto del de pedir por la paz, ya que esto último denostaría la falta de ella, por lo que el Universo devolverá más motivo de intranquilidad en el orden personal y de conflictos y guerras en el colectivo. Llamemos a esta: Lección Nº2 de milagros.
SANO EXISTIR
Sacando el poder de este mismo saber de que todo radica en un superior entender, podemos igualmente una enfermedad en nosotros revertir al advertir que fuimos los propios autores de nuestro sufrir al cambiar de la célula el curso de su sano existir.
Sanarnos a nosotros mismos sería la lección Nº3 y como dice el breve poema debemos aplicar igual mecanismo, porque si funciona para algo que aparentemente está fuera de mí, como ser las tormentas, con mayor razón funcionará con mis propias células.
Entonces, si con un pensamiento-sentimiento desordenado he sido capaz de cambiar el curso del sano existir de mis células causándome una enfermedad, quiere decir que con otro pensamiento-sentimiento de mucho amor que infrinja hacia mis desordenadas células, puedo llegar a revertir este proceso.
Puedo incluso hablarle en voz alta a mis células, diciéndoles las palabras del hoponohono, por ejemplo: perdón queridas células por haberlas ignorado por tanto tiempo, gracias por el perfecto trabajo que silenciosa y permanentemente hacen para mí, las amo. Y luego me visualizo sana sintiendo la sensación del bienestar.
Y por otra lado, decodifico el origen emocional que la causó, dado que cada parte del cuerpo que enferma corresponde a un tipo de emoción negativa que he sostenido en el tiempo. Esto conviene hacerlo con la ayuda de un buen biodecodificador.
Con estas 3 lecciones de milagros como ejemplo, ustedes solos podrán ahora realizarlos en sus vidas para las distintas circunstancias que se les presente.
Para reforzar este entender, les transcribiré lo que les dije a mis amigos de WhatsApp la semana pasada cuando me atosigaron reenviándome lo que un muy conocido meteorólogo vaticinaba para mi provincia y las vecinas:
Los meteorólogos basan sus predicciones en sus estudios y previsiones según cotejos con similares situaciones climáticas anteriores.
Es cierto que estamos al final de un ciclo y esto trae aparejado muchos cambios y entre ellos los climáticos, pero también es cierto que no existe un solo futuro sino un abanico de posibilidades, de las cuales somos nosotros los que elegimos cuál futuro experimentar y esta elección se está llevando a cabo ahora, en el presente; por lo que si elijo apesadumbrarme por una situación o tener miedo a algo que alguien predijo, por muy encumbrado que ese alguien sea, estoy viviendo la situación de antemano como si ya fuera, con lo que estoy reforzando la posibilidad de que ese futuro funesto ocurra debido al poder de mi decisión, con lo que estoy contribuyendo a su concreción.
Por esto, les pido desde el fondo de mi corazón que no entreguen su atención a nada que no sea bello y les brinde paz, entérense de las cosas, pero no le entreguen el poder de su atención. Gracias.
Colabora
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
EscritoraTambién en FB.
Escuela de Pensamiento