Unas 15 familias permanecen en las tierras ocupadas irregularmente en Villa Stemberg, en inmediaciones al Barrio 180 Viviendas de Oberá. En la oportunidad, a principios del mes de septiembre del año pasado, unas 50 familias se ubicaron en el espacio lindante a la Escuela 927. Según se supo luego, eran integrantes de la agrupación de Tareferos liderado por el dirigente barrial, Hugo Silva, quien fue acusado de instigador y detenido posteriormente, la causa sigue abierta.
“Seguimos acá, porque no tenemos donde ir. Además prometieron que nos darían el permiso de ocupación”, explicó a PRIMERA EDICIÓN una de las vecinas. “Nosotros somos cinco en la casa, antes vivíamos en la casa de mis suegros, pero ya no podíamos estar todos encimados. Hugo (Silva) no es el culpable de nada, sólo de preocuparse por nosotros, fue el único que nos ayudó”.
Las carpas y casillas, en su mayoría, tomaron mejor forma y si bien siguen siendo precarias, se transformaron en casitas más sólidas. “Primero teníamos una carpa, después conseguimos un corte de casa y pudimos levantar. Ahora estamos más seguros. Los otros días del temporal no tuvimos problemas, igual necesitamos agrandar la casa, pero no podemos sin ayuda, apenas tenemos para vivir, mi marido es tarefero y ahora no hay tarefa, si consigue hace changas”, agregó la vecina.
A la toma ligada al dirigente social, le siguieron otras en la misma zona, en tierras privadas. La Justicia, ante el accionar de sus propietarios, inició la restitución en noviembre pasado y finalmente las familias asentadas terminaron abandonando el lugar. Fue así que uno de los propietarios que más insistió por recuperar su terreno, Carlos Larré, tuvo el aval judicial y se produjo el desalojo. “En el bajo quedó una sola casita y los otros se fueron. Pero acá es un espacio verde, nos dijeron que es de la Municipalidad”, señaló la mujer.
Todavía existen en el predio algunas casillas abandonadas. “Nos dijeron que van a venir a censar, para ver cuántas familias viven realmente acá, pero nunca vienen. Hay algunos que aparecen cada tanto a ver sus casillas, pero no viven acá” aclaró.
Las familias no cuentan con los servicios básicos dada la condición de ocupación irregular. “El agua traemos de la escuelita (Escuela 927), la directora (Mirta Abreu) es muy buena y nos deja, pero queremos tener el permiso de ocupación para tener también luz”, dijo.
La convivencia, que otrora tuviera resistencia de los vecinos del barrio del IPRODHA, 180 Viviendas, en la actualidad mantiene una notoria calma. “Nosotros no tenemos problemas, la verdad que ese lugar era peligroso, por los yuyos, alimañas, víboras, nadie se hacía cargo de la limpieza. Ahora por lo menos mantienen limpio y las familias que están no molestan, no generan problemas”, opinó un vecino de se barrio.