De niña soñaba lo que hoy está viviendo: “Aunque nunca me imaginé estar aquí, en Dubai”.
Para Selene la vida es una gran caja de sorpresas porque “cuando menos lo esperás lo que alguna vez pensaste se cumple”.
Entonces depende en gran parte de nuestra actitud frente a las situaciones y “de subirse o no al tren. Yo no dudé en subirme”.
Desde septiembre pasado, la joven posadeña reside en una de las ciudades más lujosas e imponentes del mundo: Dubai, ubicada en el Golfo Pérsico.
Nos habló sobre su adaptación y cómo llegó a la capital de uno de los siete Emiratos Árabes, donde se destaca por su profesionalismo. Es considerada una de las odaliscas argentinas más carismáticas y bellas que conquista al mundo árabe.
Su preparación profesional inició en el 2002, cuando tenía seis años. Su padre, Diógenes Díaz Colodrero, la inscribió en la Academia de Danzas Árabes Oiwm, de la profesora Romina Maluf. “En ese salón empezó mi camino. Primero como un pasatiempo, luego como forma de vida y hoy es mi trabajo”.
Se perfeccionó en: Posadas, Buenos Aires y Brasil. Incluso, su pasión la llevó a estudiar el idioma árabe, el cual habla con fluidez.
Rápidamente se destacó por su técnica y estilo. De repente las oportunidades golpearon las puertas.
En el 2015 se recibió de Bailarina Intérprete y Maestra de Danzas Árabes, con 19 años.
A principios del 2018 redobló la apuesta, comenzó a dictar clases en una escuela de danzas. “Mi gran proyecto es armar mi propia escuela”. Aunque por el momento, la vida la llevó a otras tierras.
Fue en junio de 2018 cuando se escuchó el timbre del teléfono. Desde los Emiratos Árabes una de sus maestras le ofreció trabajar en Dubai: “No dudé en mudarme porque era lo que soñé toda mi vida”.
Después de realizar los papeles, Selene preparó la valija en menos de una semana: “me dije ‘si la vida me da esta oportunidad es por algo’. Así que saqué todo mi valor y empecé a vivir el sueño que añoraba desde niña”.
Ya en suelo árabe, la odalisca contó que “vivir aquí es hermoso, me costó adaptarme a sus costumbres y comidas pero ahora me siento como en casa. Los hombres son muy respetuosos”.
En medio de metrópolis cargadas de modernidad, donde el lujo y la ostentación son la norma, Selene se convirtió en una prestigiosa bailarina. Y si bien sus proyectos son “tener mi escuela y enseñar esta danza milenaria”. Asegura que todo lo deja en manos de Dios “porque la vida me va guiando. Disfruto del aquí y del ahora”.
Por
Susana Breska Sisterna
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