Antes de que empieces a leer me gustaría que te hagas estas preguntas: ¿Cuál es la persona con la que mejor te comunicas? ¿Con quién tienes más comunicación? ¿En quién confías más a la hora de plantear un tema cualquiera? ¿A quién recurres en primera instancia cuando tienes una duda?
Todos tenemos dentro una sabiduría que nos conduce a la paz y la felicidad, pero no siempre estamos en contacto y conexión con ella. Algunos afirman que esta sabiduría viene de Dios, del Universo, de la Mente Superior, de la Energía Divina; todas son lo mismo para mí.
La comunicación más importante por lo tanto es con nuestro Yo Interior, que viene guiado por nuestra confianza o una energía mayor.
¿Quién no consultó alguna vez con alguien antes de tomar una decisión por no estar seguro de la propia?
La idea de tomar opiniones que nos ayuden a ver distinto y mejor es genial, pero la última decisión siempre es nuestra.
¿A quién no le pasó sentir que debía no ir y terminó yendo por sentir presión del afuera o no saber decir que no y luego pasarla mal o ver que fue una equivocación haber ido?
Instinto le dicen algunos a esa voz interna que nos habla como sugiriendo qué es lo mejor para nosotros mismos, sólo que no todos la escuchan.
Conversar y escucharnos es fundamental para nuestro bienestar, sólo nosotros sabemos y sentimos lo que necesitamos. Una persona fuera de nosotros, por más que nos ame con todas sus fuerzas no podrá dimensionar nuestras necesidades y destinos internos. Papá y mamá nos cuidan mientras somos pequeños pero a medida que crecemos nos vamos volviendo protagonistas de nuestro existir y capitanes del timón de nuestras vidas.
¿Te preguntas a ti mismo en silencio qué es lo mejor ante cualquier situación? Siempre hay una emoción, un sentimiento, una voz que nos hace ver o entender cuál es la respuesta.
Y más allá de esta confianza y conexión contigo mismo, comunicarse con uno es fundamental para mantenerse enfocado, motivado, acompañado. Cuando estás en conexión contigo no necesitas a nadie más y sólo te relacionas de manera sana y sin carencias.
Una manera sencilla de comunicarse con uno mismo si aún no tienes la práctica de estar en silencio escuchándote, es escribirte cartas. Cuéntate a ti mismo tus preocupaciones, cuáles crees que pueden ser las posibles soluciones, cuéntate tus angustias, tus tristezas, tus alegrías, tus metas, lo que necesitas escuchar, puesto que nadie sabe más que ti mismo lo que te hace falta.
Conéctate. Escúchate. Comunícate. Que cuando aprendes a comunicarte primero contigo, aprenderás a comunicarte mejor con los demás.
Colabora
Natalia de las Nieves
Coach y Terapeuta
Motivacional
En Facebook: Rincón De Luz y Bienestar
3764-4366593