Hasta caer la noche del domingo, la familia del menor vivió una jornada de ocio como cualquier otra en Posadas. Salieron, pasearon por la costanera y para coronar ese día, decidieron visitar a unos familiares y cenar pizzas. Luego regresaron a su domicilio del barrio Cocomarola Oeste. Allí ocurrió lo impensado. El niño de doce años se pegó un tiro frente a los padres.
“Él estaba deprimido porque desaprobó un maldito examen de ingreso a un colegio secundario. Nosotros en todo momento lo apoyamos, como cualquier padre haría. Pero, lamentablemente, no pudo aprobar y sacó un promedio muy bajo, tras un cursillo que duró tres meses”, contó.
“El miércoles ya estaba bajoneado y nos dimos cuenta, porque su sueño de entrar a ese colegio se desmoronaba, pero no era así, todavía había una chance de ingresar. Su padre habló con personas cercanas a los directivos y surgió esa posibilidad, por lo que nos sentimos tan felices. El sábado le comunicamos ‘mirá vas a ingresar, pero no le digas a nadie’. Pero, evidentemente, él no nos creyó. Es más, nos contó el catequista que el estuvo muy bajoneado en clases el sábado”, reveló la mamá.
“Él tenía tantas ilusiones de entrar a ese colegio y cuando vio la planilla de resultados y de ingresos vio que no entraba y quedó tan deprimido. Por eso, su padre aprovechó el franco que tuvo en la semana y, tras hablar con directivos, nos enteramos que le iban a dar otra oportunidad para ingresar. Pero el domingo a la noche nos dijo ‘ustedes me mintieron’, porque no nos creyó que iba a tener la posibilidad de entrar. No saben lo que es ver como un hijo se pega un tiro y no poder hacer nada… no poder salvarlo…”, expresó la mujer de 35 años en el hospital.
Su hijo luchaba anoche por su vida tras efectuarse un disparo en la cabeza con el arma reglamentaria de su padre, quien pertenece a la Policía.
El hecho
El lamentable y dramático episodio conmocionó a los misioneros y, conforme pasaron las horas, surgieron dos versiones con respecto a la drástica determinación del niño. Ahora, quedará en manos de la Justicia determinar lo sucedido.
Ayer, de acuerdo a las primeras versiones de fuentes policiales, se dijo que antes de apretar el gatillo el niño le habría dicho a sus padres “no peleen más”. Por la noche, la madre de la víctima negó rotundamente esa versión ante PRIMERA EDICIÓN.
La comisaría Tercera, donde notificaron desde emergencia del hospital público lo ocurrido con el chico, es la misma donde presta servicios su progenitor.
A la guardia de esa dependencia llamaron por teléfono el pasado domingo, minutos antes de la medianoche, dando cuenta que el hijo de un sargento que trabaja en esa misma seccional, estaba internado con una herida de bala en la cabeza.
Al parecer, el niño se hallaba en su domicilio del barrio Cocomarola Oeste cuando, frente a sus padres, habría tomado el arma reglamentaria del policía y tras unas palabras a sus progenitores, se efectuó un disparo a la altura de la sien, consignaron las autoridades policiales.
En forma inmediata el menor fue trasladado hasta el hospital de Pediatría donde llegó junto a sus padres. Luego de ingresar al quirófano, el estado del niño fue diagnosticado por los médicos como “reservado”. Hasta anoche permanecía en coma inducido.
Se aguarda que en las próximas horas declaren ante la Justicia tanto el sargento -que tiene 34 años-, como su esposa (35), con el objetivo de dar su versión fehaciente de lo sucedido con su hijo.
Personal de la División Criminalística de la UR X realizó pericias en la escena, donde incautaron el arma de fuego del uniformado y proyectiles.