Con estas 10 estrategias simples podremos mejorar nuestra calidad alimentaria, cuidar nuestra salud y no gastar de más.
1. Comprar en mayoristas: comprar una vez al mes, alimentos no perecederos básicos, como enlatados, conservas y alimentos que no se descompongan. Los precios en mayoristas siempre son más accesibles y así nos aseguramos no sufrir la suba de los precios del mes.
2. Comprar frutas y verduras de estación: no sólo son más económicas, sino que su sabor también es más fresco y genuino.
3. Visitar las ferias barriales o el mercado central: siempre tienen productos más frescos, con menos fertilizantes y más baratos.
4. Realizar las comidas de forma casera: no sólo es mucho más barato, sino que además tenemos control total de los ingredientes que utilizamos y las formas de cocción. Casi siempre, los alimentos que comemos afuera o de delivery llevan mucha cantidad de aceite, sal y condimentos agregados para hacerlos más llamativos.
5. Cocinar la cantidad justa: está demás decir que comer la porción justa no sólo es saludable, sino que también evita el desperdicio de comida.
6. Y si te sobró algo, a reciclar: siempre y cuando esté en buenas condiciones, reciclar comidas es una buena opción. Ese pollo con vegetales de ayer, hoy puede ser una rica tarta.
7. Evitar salir con hambre y comprar snacks en el kiosco: son mucho más caros y son pobres en nutrientes.
8. No ir al supermercado con hambre: está comprobado que cuando vamos a comprar comida con hambre, no nos apegamos a la listita, sino que compramos cosas compulsivamente.
9. Una huerta en casa: por suerte en nuestra zona, la tierra es muy noble y crece mucha cantidad de vegetales y frutas. Aprovechemos la oportunidad de tener alimentos frescos y naturales en nuestro propio hogar y, por qué no, realizar conservas caseras.
10. Disminuir la compra de alimentos costosos que no aportan nutrientes: como gaseosas, snacks, dulces, golosinas y pastelería en general.
Colaboración
María Romina Reckziegel
Lic. En Nutrición – M.P. N° 291