Con más de 105 milímetros caídos en tan sólo 2 horas en la tarde de ayer, la capital provincial sufrió una fuerte y fugaz tormenta de agua y viento. La misma trajo aparejada verdaderos estragos en distintos barrios de la ciudad con el desborde de los arroyos “La Chancha” y el curso de agua que atraviesa el Club de Educación, en el zona sur de la ciudad.
El temporal se desató con tal virulencia que ambos cauces de agua se vieron desbordados en pocos minutos y esto trajo como consecuencia innumerables inconvenientes a los habitantes de ambos lugares.
En la zona que se extiende el arroyo “La Chancha”, en pleno saneamiento en especial sobre las avenidas Jauretche, Vivanco, Ituzaingó, Andresito y Monseñor de Andrea, el agua hizo estragos y afectó a varias familias que ofuscadas cuestionaron el desarrollo de las obras.
El arroyo arrastró todo lo que encontró a su paso, inclusive parte de los materiales que se están utilizando en el encauce, en especial chapas y maderas. Se transformó en un verdadero embudo a la altura de la avenida Jauretche y calle 100, donde debió intervenir la Policía de Misiones, la Municipalidad e inclusive los vecinos, porque fue tal la cantidad de basura acumulada que se transformó casi en una presa.
Más agua desbordada
En tanto, en los barrios Giovinnazzo, Club de Educación, Prosol 1 e Ingar, entre otros, el desborde del arroyo que los atraviesa, afectó en forma directa a más de 9 familias y otras 20 de los alrededores.
La fuerza y virulencia del agua, al igual que en el arroyo “La Chancha”, hizo que desbordara con mucha fuerza y, con ello, derrumbara parte del muro del Club de Educación.
A partir de allí el agua se desplazó en forma directa sobre las viviendas de los vecinos asentados en los alrededores (calles 123 y 150) destruyendo prácticamente todas sus pertenencias e inclusive la mampostería de varias casas.
La tristeza, el llanto, el estupor y la desolación fueron imágenes recurrentes en las dos zonas del desborde de los arroyos. La pérdida de pertenencias materiales, el ingreso del agua y el barro en las viviendas e inclusive el daño en las construcciones, fueron parte de la inesperada tormenta extraordinaria que se vivió ayer.
Defensa Civil, la Municipalidad de Posadas, la Policía de Misiones, Bomberos Voluntarios y la ayuda solidaria de vecinos anónimos que socorrieron a los habitantes más afectados, pusieron la nota destacada ante tanto desastre.
Además, dos iglesias evangélicas ubicadas en cercanías de ambos arroyos ofrecieron sus instalaciones para que la gente pase la noche allí, se abrigue y coma un plato de comida caliente hasta comenzar el penoso regreso a casa y la posterior etapa de reconstrucción.
La condiciones inestables continuarán no sólo en Posadas, sino en toda la provincia hasta el sábado, por lo que la población deberá estar atenta a este tipo de fenómenos meteorológicos de agua, viento, descargas eléctricas y hasta granizos.