Momentos previos a su regreso del Estado de Israel, el exdiputado provincial Claudio Wipplinger (Trabajo y Progreso) contó a PRIMERA EDICIÓN desde Tel Aviv el resultado de las entrevistas mantenidas con miembros de la Justicia, la Cancillería, legisladores nacionales y municipales como también integrantes de la comunidad académica y empresarios israelíes.

Fue el único misionero invitado a integrar la comitiva de dirigentes con capacidad de liderazgo de Argentina, por la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP), con motivo de los 70 años de independencia de Israel.
Wipplinger destacó algunos aspectos de los diez días de reuniones y visitas a diferentes puntos. Entre ellos, la organización y desempeño de la Corte Suprema de Justicia, los lazos de Israel con ciudadanos de los países vecinos implementando asistencia humanitaria, el desarrollo organizativo y productivo de los kibutz especialmente en materia de tecnología industrial, entre otros.
Justicia expeditiva
Claudio Wipplinger explicó a este Diario que la Corte Suprema de Justicia de Israel “Como en todo país, no es perfecta pero tiene una composición de 15 miembros que se distribuyen en cinco Cámaras de tres integrantes (puede incrementarse según el tema que analizará) para repartirse el trabajo, con jueces que rotan para impedir que los expedientes recaigan siempre sobre los mismos magistrados, evitando vicios”.
Tratan apelaciones a sentencias dictadas por tribunales inferiores en el ámbito civil o penal o peticiones contra organismos del Estado ya que examina la legalidad de sus actos, ante planteos que puede realizar cualquier ciudadano.
Así, “resuelven 10 mil casos por año, según las estadísticas. Los más complejos pueden durar un año de tratamiento pero los demás de dos a tres meses. Muestran una importante autonomía del poder político al punto que, en algunos casos, metieron presos a ex primeros ministros o investigado a gobernantes como el actual”.
Opinó que “la ciudadanía tiene una buena imagen del accionar judicial en general y de la Corte en particular. Hago hincapié en la Justicia porque, si funciona bien, automáticamente beneficia al resto del funcionamiento del Estado brindando credibilidad y seguridad jurídica. Con una respuesta ante cualquier conflicto, pudiendo recurrir y recibiendo definiciones equilibradas en tiempos razonables, se ayuda a convencer la radicación de inversiones, repercute en la política y, especialmente, en la economía y la vida diaria de Israel”.
El desarrollo de los kibutz
Desde aquel 1910 en que se creó el primer kibutz en Israel (en hebrero es “agrupación”), la concepción de la comunidad agrícola se fue modificando con los años, sin perder el valor que tuvieron para apuntalar la productividad del país, asociándose los trabajadores para hacerlo más rentable. Bajo el concepto de “propiedad colectiva”, se compartían entre los miembros tanto los bienes como los ingresos que se generaban, estableciendo roles y tareas, de manera equitativa.
Con el correr de los años, llegaron los moshav que mantuvieron el carácter cooperativo pero en granjas agrícolas individuales de propiedad privada y no colectiva. Eso permitió, incluso, que quien decidía dejar la agricultura, pueda incluso arrendar su propiedad a otro interesado en el agro.
Sobre ese proceso de cambios, Claudio Wipplinger recordó que “en sus comienzos, por ejemplo, los niños de los kibutz vivían juntos pero en lugares separados de sus padres ya que los adultos dedicaban inicialmente mucho tiempo a la producción; y al crecer esos niños, debían estudiar carreras vinculadas a la agricultura, por turnos que autorizaran todos los integrantes de cada kibutz, ya que las decisiones se tomaban en conjunto. Hoy cambió el sistema, otorgando mayores libertades: todos los integrantes de las familias viven juntas. Algunos kibutz incorporaron la industria con la prestación de servicios, como el Magal, que mantienen la producción de alimentos (aceite de oliva, unas 770 hectáreas con paltas, etc) pero crearon la empresa Netafim destacada a nivel internacional por la alta tecnología para riego por goteo. Y siguen experimentando en proyectos con el sector académico como el recupero de aguas servidas para volver a ser potables mediante filtros de última tecnología. Lo cual pudimos conocer como parte de nuestra visita. Los miembros de los kibutz tienen diferenciación de haberes pero aportan el 4% de esos ingresos a un fondo común que sirva para cubrir a los de menores ingresos. Hay trabajadores externos al kibutz. Las viviendas son propiedad de cada familia como en los moshav y las familias se manejan de modo autónomo. Los jóvenes tienen la libertad de estudiar lo que quieran. Pero se mantiene siempre el interés por el bienestar comunitario en la asociatividad productiva”.
“En el mundo, con otros nombres, se pueden ver modelos similares de características cooperativas”, destacó.

El misionero pudo observar que “la concepción de Israel es aprovechar todo centímetro de tierra que exista para hacerla productiva. Hay plantaciones de todo: banana, palta, manzana, pera, de todo! Se utilizan sistemas modernos de producción. Hemos visto el uso de cortinas (tipo medias sombra) en plantaciones de banana de color entre blanco grisáceo (se decidieron por este tras probar con varios colores y texturas a lo largo de los años) que brindan las mejores condiciones de crecimiento y producción de las frutas”.
También destacó el trabajo con “la genética de flores gracias a la cual llegaron a exportar, por ejemplo, a Holanda que es un país dedicado a la floricultura”.
Mobileye interesada en Argentina
En su paso por la startup número uno de Israel en la actualidad, fundada en 1999 y con sede central en Jerusalén, Claudio Wipplinger explicó que Mobileye “está actualmente en manos de Intel tras su compra. Está dedicada a desarrollar tecnología avanzada en detección y procesamiento de imágenes para la industria automotriz mundial, incorporada por firmas como Ford, Audi, Honda, Peugeot, BMW, Volkswagen, Volvo por mencionar algunas. Diseña y desarrolla sistemas avanzados de asistencia a la conducción basados en la visión, para evitar las colisiones”.
“Esa tecnología es obligatoria para las automotrices que están en Israel que venden vehículos nuevos y su utilización, incluso, hizo que las compañías de seguros bajen los costos de las primas”, indicó.
Al ser consultado sobre las características que hacen importante al sistema, Wipplinger respondió que “reconoce la cartelería en los caminos incluso a los peatones, son capaces de advertir si se sobrepasan líneas prohibidas o velocidades máximas permitidas que ponen en riesgo a los automovilistas, brinda alertas por acercamiento extremo a otros autos o por maniobras peligrosas. Incluso tienen a prueba autos nuevos con manejo autónomo (sin necesidad de uso del volante por parte del conductor), bajo el sistema ADAS (Advanced Driver Assistance Systems). Todos los autos con Mobileye recaban información que, a su vez, comparten entre sí para interactuar durante la movilidad”.
Claudio Wipplinger se enteró en tierra israelí que la empresa quiso ingresar al país. Solamente pidieron que no les agreguen una mayor carga impositiva fiscal que incrementarán los costos para las inversiones iniciales, pero no consiguieron hacerlo hasta lo que va de la gestión Macri.
Trascendió incluso que hubo una negativa del Ministerio de Transporte de la Nación (a cargo de Guillermo Dietrich), donde les contestaron que evitar los accidentes dependía más de las mejoras en las obras viales, lo cual el misionero calificó como “un verdadero grotesco vinculado más a una visión de negocios con la obra pública que a una política de Estado. Porque la empresa intentaba posibilitar el acceso a tecnología para bajar la accidentología y, por ende, bajar los costos que se tienen con este grave problema para el Estado”.
Aun así, Mobileye quiere hacer una inversión de prueba en un municipio argentino, con un mapeo de zonas peligrosas o de riesgo para los automovilistas. Y Wipplinger buscará ver qué interés existe en Misiones para ello.
“Esa prueba incluiría a unos 700 a 800 autos que incorporarán la tecnología ya que los usados pueden hacerlo mientras que de fábrica ya comienzan a entrar al país con Mobileye. Así, esos vehículos registrarían sus movimientos acumulando la información física y geográfica misionera en una red, produciendo un mapa de zonas. Pueden mapear las escolares con sus horarios de movimiento de alumnos, los cruces peligrosos, con problemas de visibilidad, no demarcados correctamente, etc. El importante volumen de información que se acumula en cada zona del mundo es compartida con cada auto que utiliza esta tecnología. Con ese trabajo se pueden tomar medidas gubernamentales concretas que impidan siniestros viales y la pérdida de más vidas”, explicó Claudio Wipplinger.
Aseguró el dirigente de Trabajo y Progreso que, por ejemplo, “Posadas puede ser una importante candidata a lograrlo y voy a proponerlo a las autoridades para ver si otorgan el apoyo a una eventual inversión para que se instale la empresa en Misiones, en Argentina. Si se logra, es un volumen enorme de datos e información que estaría disponible en nuestra provincia, especialmente porque las automotrices comienzan a vender unidades con este sistema que, quienes las compran, no puede aprovechar porque Mobileye no está en el país”.
Experiencia universitaria
En Hayfa (la tercera ciudad en importancia de Israel, donde tienen el puerto de mayor profundidad) la FURP agendó un encuentro con el rector de la universidad homónima y la más importante, Gustavo Mesch, “que es un cordobés radicado allí”.
En esa casa de altos estudios “se trabaja mucho en tecnología e informática, analizando y respondiendo a las demandas sociales y académico-profesionales para apuntalar el modernismo con un fuerte crecimiento. Las carreras, en su mayoría, son de tres a cuatro años de duración, acotadas con el fin de evitar la deserción por razones económicas o sociales, simplificando las cursadas sin temáticas que no hacen a la profesión que se pretende alcanzar. Una vez recibidos, los graduados pueden ampliar el campo de perfeccionamiento”, contó Wipplinger.
Explicó que “para ingresar, se realizan test para determinar la orientación vocacional de los ingresantes y se deben cumplir parámetros académicos previos para lograr ser admitidos en las carreras, con muchas becas disponibles siempre que los estudiantes demuestren el compromiso de cumplir el plan académico en tiempo y forma. Y ofrecen una importante salida laboral para los mejores promedios de cada carrera”.
Ayuda humanitaria

Tras entrevistarse con representantes de la Cancillería israelí, Claudio Wipplinger pudo visitar con la FUR un hospital al Norte de Israel, limítrofe con Siria, donde en 2006 comenzaron a recibir sirios afectados por sus conflictos internos.
“Los sirios también modificaron su visión al aceptar la atención médica pese a rechazar a los israelíes por considerarlos enemigos. Conversamos con un joven sirio de 15 años al que, una explosión en un supermercado, lo puso en riesgo de amputación de una pierna. Hace cuatro meses que está en tratamiento y con avances importantísimos con los cuales salvará la pierna”, contó desde Tel Aviv.
Sin embargo, esta acción humanitaria “también genera conflictos internos en Israel porque hay ciudadanos que no comparten la decisión política de asistir a extranjeros, en contra de los nuevos lazos de relaciones internacionales que busca el país para evitar más guerras”.
Un servicio militar profesionalizado
En las distintas visitas, se incluyó una a las fuerzas de defensa israelíes observando el ingreso de los jóvenes al servicio militar que incluye formación académica.

Sin compararlo con Argentina ni estar a favor del retorno del servicio militar obligatorio en nuestro país, Wipplinger pudo ver en Israel que “hay una importante formación militar que va más allá del conocimiento en armamento, con una fuerte formación académica en cibernética, electrónica y computación que incluye hasta posgrados, con un entrenamiento interdisciplinario. Es un ‘servicio militar’ con formación profesional para los jóvenes con alta tecnología y desarrollo del potencial de los ingresantes. Brindando todas las herramientas necesarias para que, una vez concluida la etapa militar, los jóvenes salgan con una profesión con la cual incorporarse al mundo laboral en relación de dependencia donde son muy requeridos por el nivel de capacitación y preparación en esas áreas con emprendimientos propios”.