Una buena señal para seguir buscando los apoyos necesarios para aprobar el presupuesto de 2019, sobre el que pesan muchas dudas respecto a los números en un momento de crisis y recesión donde cualquier cálculo puede quedar obsoleto en horas.
Sin embargo, hay otras señales que las diferentes jurisdicciones -incluidas las del mismo sector gobernante- esperan de la Nación respecto a los pagos que la Nación pretenden desentenderse, transfiriendo la responsabilidad a las provincias.
Una de ellas tiene que ver con el transporte de pasajeros urbanos, de media y corta distancia. Es que sin esos fondos, los estados provinciales no podrían hacerse cargo de decenas de millones de pesos, provocando un fuerte impacto en los bolsillos de los pasajeros que utilizan el servicio para sus actividades cotidianas y porque no tienen o no pueden costear otra forma de transportarse.
El problema es que la Nación se “libera” de pagos millonarios sin incrementar el reparto de la coparticipación o eliminando fondos como el Solidario de la Soja que había comprometido no tocar, incluso por escrito.
Entonces incrementa sus ingresos a costa de las provincias y los municipios, ajusta poco y nada (la reducción de Ministerios es apenas una migaja del déficit fiscal) dejando de hacerse cargo de responsabilidades. Así cualquiera es capaz de prometer un achique del gasto.
Más allá de la relación Nación-Provincias, está claro que los argentinos de a pie no pueden ser el fusible de ajuste de las medidas políticas.