La red social Facebook se transformó en una trampa para un cordobés de 39 años radicado en Misiones. Buscado desde principios de mes por secuestrar y violar a una adolescente de 15 años en San Ignacio, fue detenido ayer por la tarde en Montecarlo, tras caer en el engaño armado por los detectives.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, la historia se inició el miércoles 1 de agosto, cuando la víctima radicó una denuncia junto a su madre en la comisaría de San Ignacio.
Allí relató que cerca de las 6.30 caminaba hacia la escuela cuando el sospechoso, a quien conocía del pueblo, la cruzó a bordo de un Volkswagen Gol y la hizo ingresar por la fuerza, tomándola de los cabellos.
Siempre al decir de la menor, el depravado la trasladó hasta una vivienda de dos pisos de la calle Sargento Cabral. Allí la mantuvo cautiva hasta el mediodía. A punta de arma de fuego la amenazó de muerte y la violó en al menos una ocasión, tras lo cual, cerca de las 12.30, la maniató y abandonó así en la zona urbana. Siempre bajo amenazas, le dijo que no contara nada a nadie de lo sucedido.
En el caso tomó intervención el magistrado Carlos Giménez, titular del Juzgado de Instrucción 7 de Posadas, quien de inmediato ordenó un allanamiento en la vivienda del sospechoso. Sin embargo, cuando los policías llegaron, el sospechoso ya había escapado.
Efectivos de la Dirección de Investigaciones, de las unidades regionales XIII de San Ignacio y III de Eldorado de la Policía provincial iniciaron una paciente investigación que arrojó resultados positivos en las últimas horas.
Los policías contactaron al acusado a través de Facebook y fingieron un encuentro amoroso. No fue una tarea sencilla: el sospechoso siempre dio diferentes paraderos, hasta que ayer, finalmente, confió en la realidad virtual y aceptó el encuentro con una “misteriosa mujer” en una gasolinera de la ruta nacional 12, en uno de los accesos a Montecarlo.
Recién pudo confirmar que todo se trataba de una farsa cuando terminó rodeado por el grupo de policías que seguía sus pasos desde hace un mes. No tuvo tiempo de reaccionar y acabó con las esposas en las manos.