Fue un segundo, miró al costado y vio lo inevitable. Un golpe en la cabeza, pérdida de conciencia y una pierna destrozada. Kevin Zeppe (18) sufrió heridas graves en el siniestro vial que conmovió a Eldorado en la mañana del 15 de julio. Una amiga suya también fue embestida por el automóvil que apareció de la nada en la avenida San Martín.
Sin embargo, la peor parte se la llevó José Javier López (38), quien murió en el acto. El autor del drama conducía un Chevrolet Astra y tras atropellar a los tres peatones no se detuvo, ni mucho menos: por 400 metros llevó sobre el capot a la amiga de Kevin. Cuando ella cayó, el conductor, de 22 años, siguió, abandonó el automóvil en calle Doglio y se fue a su casa. Horas después fue detenido por orden del magistrado Horacio Saldaña, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Eldorado.
A tres semanas de la tragedia, PRIMERA EDICIÓN habló con Kevin, quien lentamente se recupera, tras ver pasar a la muerte más cerca que nunca. En lo físico encontró mejorías, aunque lo psicológico aún golpea.
Momento imborrable
Acostado en la cama porque apenas puede moverse, contó lo poco que recuerda antes de que el auto lo levantara por el aire.
“Del momento en que ocurrió el siniestro me acuerdo pocas cosas. Éramos un grupo de cinco que habíamos salido del boliche, yo, mi amigo y otras tres chicas. Nos dispusimos a cruzar la calle. Mi amigo y dos de ellas llegaron a la otra vereda, pero yo y otra chica nos quedamos en la mitad de la senda para esperar que pasara un colectivo que venía por la avenida”, relató el joven.
La tragedia fue inevitable. Golpeó en milésimas de segundo, sin que nadie lo esperara ni pudiera reaccionar. “Todo ocurrió muy rápido. El auto venía sin luz, nunca nos dimos cuenta que se acercaba. Escuché que alguien nos gritó ¡Cuidado! Miré a la izquierda y vi a mi amiga entrando en el parabrisas. Quise saltar hacia atrás para esquivar al Astra y ahí ya casi no me acuerdo más nada. Después supe que el chofer del colectivo relató que di dos vueltas en el aire y llegué a pasar la altura del ómnibus. Él pensó que había muerto porque no me movía. Después me recompuse unos minutos, intenté acomodarme la ‘tapa’ de la rodilla y del dolor volví a perder el conocimiento. De lo que siguió tengo recuerdos vagos, como cuando estaba en la ambulancia y ya en la camilla del hospital”, rememoró.
El shock que le produjo la muerte de José no fue fácil de sobrellevar para Kevin. Describió que la primera semana “fue un caos, fue horrible. La imagen de mi amiga golpeando la cabeza contra el vidrio no me la podía sacar de la mente. Gracias a mi familia y mis amigos que me acompañan en todo momento pude recuperarme emocionalmente”.
El joven sostuvo que día a día intenta superar las secuelas psicológicas, pero en la parte física tiene un largo y costoso derrotero por delante.
“Tengo ocho meses de rehabilitación para recuperarme de la rotura de ligamentos, la fisura de tibia y peroné, de tobillo y rótula, que la miro y tiene la forma de un vidrio roto”. Detalló que los ligamentos de la pierna izquierda quedaron muy dañados y en la derecha tiene los meniscos comprometidos.
“Me desplazo con muletas. Tengo inmovilidad en la pierna izquierda y la tengo calzada en una férula. La derecha me duele, por lo que tengo que estar recostado la mayor parte del tiempo. Además eso es lo que me recomendó el médico”, sostuvo.
Kevin ya había terminado los estudios secundarios y este año había empezado a trabajar con su papá en una heladería. “Ahora él tuvo que contratar a alguien para que lo ayude. Es temporada baja y “la cosa no está fácil”, dijo Kevin. “Es por eso que se nos ocurrió hacer una rifa para poder pagar la operación que tengo por delante, que sale 100 mil pesos. Cada número que está a la venta sale 100 pesos y se va sortear el 25 de agosto, los premios van a ser en efectivo”, contó.
La iniciativa tiene como objetivo pagar el tratamiento. Si todo sale bien, siempre y cuando no se prevean nuevas intervenciones, Kevin podrá recuperar la movilidad de sus piernas en marzo próximo. “Me estoy recuperando pero como dije, las primeras dos semanas estaba muy mal, ni siquiera quería comer. Con la compañía de mi familia y mis amigos estoy tirando para adelante”, finalizó, con la esperanza de volver a ser el de antes.