POSADAS. La intrusión en un extenso lote privado frente al barrio Prosol I sigue generando polémica entre los habitantes de la zona porque, según denuncian, a partir de esa ocupación ilegal “se acentuó la inseguridad en las casas y para transitar por las noches por las principales avenidas de acceso”.Vecinos del barrio Inga se acercaron a PRIMERA EDICIÓN para exponer la problemática que trascendió públicamente a principios de junio, con el objetivo que “alguien pueda ponerle límite a esto, porque sabemos que al ser un lote privado desde el municipio y el Gobierno se lavan las manos, porque dicen que nos les compete, pero los afectados somos quienes vivíamos medianamente tranquilos en la zona, porque ahora es cada vez más frecuente la visita de los amigos de lo ajeno. No se puede dejar prácticamente ninguna puerta ni ventana abierta durante todo el día porque hay más gente en la zona que no era de acá y vino a instalarse en estos mini terrenos”, indicó José Ramírez, uno de los habitantes de Inga que se mostró preocupado por la situación.Los vecinos aclararon que “no discriminamos ni tenemos nada en contra de la gente humilde, pero nosotros defendemos nuestros derechos también. Incluso los propios y antiguos vecinos de Prosol I ya están preocupados porque están teniendo problemas debido a que se están metiendo personas de otros lugares y se está poniendo tensa la situación. Ya hubo tres casos en que tiraron piedras en parabrisas de autos que ingresan al barrio o rompen las lámparas del alumbrado público y quedan oscuras ciertas esquinas. Incluso hasta los colectivos ya no quiere entrar más por la noche. Esto es terrible, estamos a metros del Club de Educación y sobre Jauretche. La Policía no da abasto, llamamos pero no tienen móviles y nos dicen que están con poco personal”. Mirar para otro lado“Entendemos que se trata de un lote privado, de un señor que falleció y que una hija administra, incluso dijeron que los impuestos están al día. Pero creemos que no es suficiente para que desde el Gobierno no se le ponga límite a la intrusión, porque nos afecta a los demás habitantes y barrios de la zona desde hace varios años. Con ese concepto nunca la Policía podrá actuar si ve que se están metiendo en una casa con intenciones sospechosas, por ejemplo, de robar”, indicó uno de los vecinos de Inga, que prefirió resguardar su nombre.“Lo advertimos y cuando recién empezaron a intrusar nadie hizo nada, vino gente del municipio, corroboró que era privado y nada más. Pero está la problemática de esa gente que no tiene dónde vivir y se instaló al lado nuestro, es algo que tiene que resolver el Estado”, apuntó.





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