POSADAS. No será un día más para Katherine Barbieri. Sin dudas. Una suerte de calidoscopio que mezclará sensaciones de tristezas y alegrías. Una trama lúgubre que combina el dolor de la pérdida con la esperanza de la vida nueva. Hoy, seguramente, aguardará a que esa pequeña llamada Aixa Joseline despierte para encontrar algo de alivio a tanto sufrimiento.En el reflejo de esos ojos inocentes, quizás, pueda ver el rostro de Jazmín, su hermana, esa mujer que a los 26 años dejó la vida en el hospital Ramón Madariaga, siete días después de traer al mundo a su segundo hijo: Aixa Joseline.En realidad, no será un 25 de mayo más para todos y cada uno de los integrantes de la familia Barbieri.Un día como hoy, hace un año, el corazón de Jazmín decía basta y su alma emprendía un viaje sin retorno a la tierra sin males. Pero su impronta, su legado, quedó marcado a fuego en su familia que, pese al dolor de la ausencia, se levanta en lucha para que su muerte -que considera injusta, innecesaria y evitable-, no quede impune.La historia clínica dirá que Aixa Joseline nació un 18 de mayo de 2011, alrededor de las 13, en el sector Maternidad del hospital Madariaga.Y su familia jamás olvidará que siete días después, su madre, Jazmín Barbieri, dejaba de existir en la fría sala de Terapia Intensiva de ese centro de salud.Los Barbieri no tienen dudas, más bien están convencidos de que se trató de un caso de mala praxis, que a Jazmín “la abandonaron y dejaron morir pese a los gritos de dolor que lanzaba”.Y ese convencimiento los llevó desde aquel entonces a iniciar una demanda penal contra dos médicos del hospital Ramón Madariaga, que se instruye en el Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, a cargo del magistrado Ricardo Balor y de la fiscal Mabel Torres.A un año del hecho, Katherine lucha para que la muerte de su hermana no quede impune, con la sensación de que poco avanzó la Justicia en la investigación.Esa sensación no parece estar muy errada: aún no hay imputados siquiera, a 365 días del luctuoso episodio.Katherine vuelve el tiempo atrás consciente de que cada detalle de la historia, que contó mil veces y deberá repetirla otras mil más, es como un pinchazo al corazón.“Jazmín ingresó a Maternidad el 18 de mayo con la orden de cesárea programada, pero el médico que la atendió se empecinó con un parto normal. Ella luchó durante tres horas para traer al mundo a su bebé. Luego el tocoginecólogo que la atendió la durmió y sacó la criatura con sus propias manos, pese a que la niña nació con 4,600 kilos. Obviamente, la desgarraron en forma inhumana”.Tres días después, el 21 de mayo, Jazmín fue dada de alta. Pero ese mismo día, Katherine la llevó de vuelta porque no soportaba los “dolores y volaba de fiebre”.Una locuraAllí la recibió una médica que llegó a decirles que ese dolor era “normal” y que no había motivo para que la paciente volviera a internarse. Pese a ello, Jazmín decidió quedarse. “Tengo miedo”, le habría dicho a Katherine a esa altura de las circunstancias. Era una premonición. La joven madre pasó tres días en Maternidad donde, incluso, llegaron a decirle a los familiares que había sufrido un ataque de locura “post-parto” y que requería tratamiento psiquiátrico. Cuando al fin reaccionaron y se percataron de que “tenía una infección generalizada”, la llevaron a terapia intensiva -el 24 de mayo- pero era demasiado tarde. Una de las últimas frases que Katherine escuchó de los labios de su hermana fue “me estoy muriendo”.Nadie intentó hacer nada por ella y cuando sí lo hicieron, el destino de la joven estaba sellado.Katherine recordó, con lágrimas en la retinas -esas lágrimas que desnudan un dolor de alma aún no superado- que el médico de terapia repetía: “Yo no tengo nada que ver, me la trajeron así. Ni sabía que estaba internada”.Horas después, en la madrugada del 25 de mayo, sonó el celular de Katherine. El corazón se aceleró y un puntazo agudo pareció doblarla, pero nada pudo hacer para evitar lo que no quería oír: que su hermana había fallecido. Se exige investigarLa autopsia determinó que el deceso de Jazmín Barbieri se produjo por un cuadro de sepsis aguda, es decir, una infección generalizada, indicó Katherine.Según la hermana de la víctima, se le había extirpado el útero, al parecer en un intento desesperado por salvarle la vida debido a la infección que había afectado ya varios órganos.La Justicia, al decir de las palabras de Katherine, secuestró la historia clínica de la paciente en el hospital Madariaga.A un año del hecho, la causa no tiene imputados. Nadie pide a la Justicia que hable de responsabilidades, pero sí que este lamentable episodio sea investigado en profundidad y, de haber responsables, que paguen por ello ante la Justicia, más allá de su identidad, status o profesión.




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