AFGANISTÁN (AFP y Agencias). La red terrorista está en decadencia desde la muerte de su líder, hace un año. Cercada por los movimientos democráticos de la primavera árabe, no encuentra un jefe que atraiga a nuevas generaciones.“Nuestro líder está muerto, pero su ideología sigue viva”, afirmaban con arrogancia miembros de Al Qaeda luego de que fuerzas especiales estadounidenses acabaran con Osama Bin Laden en la madrugada del 2 de mayo de 2011. En algunas regiones conflictivas de Afganistán, Pakistán, Yemen e Irak, esto es así. Pero un año después del ataque realizado por los Navy Seals en la ciudad paquistaní de Abbottabad, queda claro que la muerte del terrorista dejó un gran vacío en la red fundada por él. Entre otras razones, porque su ex compañero y sucesor a la cabeza de la organización, Aiman al Zawahiri, no cumple el papel de líder mundial del terrorismo en Medio Oriente.





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