OBERÁ. Causa preocupación el aumento de presencia de indigentes que deambulan por la ciudad y permanecen en los espacios públicos de Oberá. Siempre andan en grupo y se ubican en las distintas plazoletas a tomar alcohol y piden monedas a los transeúntes.En el grupo hay jóvenes también que hacen de las plazas un lugar donde vivir. Es común verlos en cercanías de la catedral San Antonio, en la plazoleta Güemes y una ubicada por la avenida Beltrame. Estas personas se encuentran en un estado de abandono total. “Causa mucho dolor verlas así, alguien tiene que hacer algo, no alcanza con darles algo para comer. Por lo menos deben tener un techo digno, más aún ahora que viene el frío”, declaró preocupada una conocida comerciante de la avenida Sarmiento de esta ciudad.Algunos indigentes acceden a hablar de su situación. En tanto que otros eligen el silencio como respuesta a por qué se encuentran en estado de abandono en la vía pública, las palabras, en algunos casos, tienen un común denominador, por la adicción al alcohol perdieron a sus familias y se quedaron “en la calle”.La problemática de los indigentes se profundiza en esta época de bajas temperaturas y es una cuestión que siempre causa preocupación en la ciudad. Desde el Municipio “se trabaja para brindarles contención, en un lugar cerrado que se acondicionó para tal fin y que reúne las condiciones de higiene y seguridad correspondiente. Allí se alojan durante la noche, se les da la comida y, si es necesario, se los lleva al hospital para que reciban atención medica”, apuntó Daniel Marcelo González, responsable de la Guardia Urbana en esta ciudad.Pero todavía hay varios que durante el día deambulan por las plazas y plazoletas y en la noche se refugian en alguna casa abandonada, o bien se quedan en esos espacios públicos, aunque la comuna desde hace un año dispone del espacio para que puedan pernoctar, en la calle Chile casi Chacabuco, donde funcionaba el tradicional club Vanguardias Obreras Católicas.Un plato de comida calienteDaniel González dijo que en este lugar que acondicionó la Municipalidad mediante un acuerdo realizado con el obispado, “básicamente vienen a dormir. Contamos con cinco camas, una cocina y heladera. El objetivo es que duerman en un lugar digno y tengan un plato de comida caliente”, afirmó.A la vez, reconoció que hay quienes “no quieren ir al lugar. El gran problema es la adicción al alcohol”, indicó. La finalidad -apuntó- “ es reintegrarlos a sus familias, en algunos casos ya lo logramos”, contó. Desde la comuna reconocen que a la hora de indagar sobre las situaciones particulares de cada uno de estos indigentes se encuentran con que la mayoría “viene de familias desintegradas, desde la que por distintas cuestiones, fundamentalmente la falta de afecto, fueron literalmente expulsados a la calle. La adicción al alcohol es una de las causas principales”, indicaron.Realidad que duele“La labor de la Municipalidad debe estar enmarcada en un trabajo profundo para la recuperación de estos grupos de personas, en la mayoría de los casos adictas al alcohol, para que lleven una vida digna”, explicó González. Uno de los casos conocidos y que fue publicado el año pasado por PRIMERA EDICIÓN es el de Julio Viana, quien vivía en la calle y ahora se encuentra en el hogar de ancianos Yerbal Viejo, donde recibe cuidado y contención.“Hay casos particulares que fueron reubicados con sus familiares e incluso la Municipalidad les construyó una casita”, agregó González, quien destacó que reciben ayuda de Cáritas “con ropa que se les da a estas personas”, indicó.





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