POSADAS. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de esta ciudad se vio rodeado por un inusual marco político, en la mañana de ayer, por la presencia de dirigentes y militantes del Centro de Apoyo, que se presentaron para respaldar la declaración del jefe de Gabinete, Ricardo “Pelito” Escobar.El funcionario ratificó el testimonio brindado en la etapa de instrucción, incriminando al ex médico policial, Guillermo Roque Mendoza, acusado de haber tomado parte -en su condición de médico- de las sesiones de tortura a prisioneros políticos, a la vez que remarcó que la Jefatura de Policía fue el centro neurálgico de la represión en la provincia. En la jornada, declararon otros testigos de la acusación, entre otros el sindicalista y trabajador de una marca de gaseosas, Aureliano Gauto, -detenido a los 22 años de edad- y la docente y gremialista correntina, Rosa del Milagro Palacios, quien brindó uno de los más desgarradores y lúcidos testimonios existentes sobre la represión en Misiones.El relato de Palacios, que duró más de dos horas, describió no sólo las aberrantes torturas físicas y psíquicas que recibió, en el inicio de su cautiverio en la sede de la Policía Federal, y al final del mismo en la “Casita de Mártires”, sino que desnudó, con una memoria minuciosa de los hechos y un alto sentido de la dignidad humana, la impunidad absoluta en que se movía el aparato represivo.“Yo no vi nada, pero sí pude identificar claramente todo el sistema represivo de la dictadura”, resumió Palacios, al término de un testimonio que incluyó las 35 operaciones con anestesia total que le debieron realizar los represores, la última de las cuales fue un injerto con más de cien puntos de sutura, para borrar las huellas de los bestiales tormentos de su cuerpo. “Yo nunca perdí mi dignidad, sé que todos valemos por lo que somos, y no por la situación en que nos encontramos o en que nos ponen”, recalcó Palacios. Probablemente -surge de su relato- el hecho de que su padre pudo pedir al intervención de Romero Feris, el titular de la Corte Suprema de la época y hasta el nuncio apostólico, Pío Laghi, libró a la militante católica correntina de figurar hoy como desaparecida, aunque no la salvó de los tormentos, incluso después de haber sido “blanqueada” como detenida. Por su parte, al declarar en la mañana, Escobar no titubeó en señalar a la Jefatura de Policía como “el campo de concentración más grande que tuvo la provincia, donde pasaron cientos de detenidos, encapuchados y maniatados” y afirmó que “todos sabían lo que pasaba, y todos se conocían además”, tras lo cual mencionó especialmente al Departamento de Informaciones de la Policía como centro de la ilegal actividad represiva.Presencia en el quirófanoEn particular, Escobar identificó en su testimonio al médico Mendoza en momentos en que era intervenido quirúrgicamente en el Hospital Madariaga, de una herida de bala que recibió en el marco de sus detención a fines de 1976, cuando tenía sólo 17 años, en cercanías del barrio Papini de esta ciudad, y luego de haber sido objeto de una intensa búsqueda de parte de las fuerzas represivas. “El doctor Antonio López Forastier me asistió como médico, Mendoza lo hizo como torturador”, subrayó el ministro. El testimonio del funcionario se agrega a los de Juan Carlos Salinas y Graciela Franzen, los otros dos ex detenidos que también identificaron directamente al facultativo; quien ayer volvió a pedir una ampliación para negar todos los cargos en su contra, aunque no aportó nuevos datos a la investigación. Junto a Mendoza, en el banquillo de los acusados el ex coronel y ex jefe de la Policía de la Provincia, Carlos Omar Herrero, los ex agentes Julio Argentino Amarilla y Carlos Alberto Pombo, y el ex jefe del Departamento de Informaciones de la Policía de Misiones, Felipe Nicolás Giménez.Archivos y polémicasEn su declaración, además de definirse como “peronista de cuna y evitista”, y reafirmar sus convicciones políticas “que son las mismas hoy que en esa época”, que lo llevaron a militar ya en la escuela secundaria, integrando la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) durante la dictadura, Escobar pidió que se aclare la desaparición de Miguel Ángel Sánchez y denunció la actividad del médico policial Olmo Herrera, quien también apareció mencionado más de una vez en el testimonio de Palacios. A partir de una pregunta de la defensa de Mendoza, Escobar calificó como “una mentira” la afirmación del abogado defensor de mendoza de la existencia de un decreto de 2005, con la firma del entonces gobernador Carlos Rovira, que habría incinerado los archivos de la Policía. El jefe de Gabinete sostuvo que investigó el caso y halló que el decreto “se refiere a otro tipo de archivos, generales de la Administración pública, y no a la represión”.En medio de un acalorado debate sobre el tema, el presidente del Tribunal, Roberto Quiñonez, tuvo que llamar la atención al abogado Ortellado, pidiéndole que se ciña a una “pregunta concreta”, en tanto recordó a Escobar que “sabemos que ocupa un cargo de alta dignidad, pero no aquí”. “Yo vengo en mi carácter de ciudadano, ex preso político y militante peronista”, replicó “Pelito”. El jefe de Gabinete tuvo que demorar su ingreso al recinto judicial, debido a que en los inicios de la audiencia el acusado Giménez volvió a pedir que se le permita hacer una ampliación de su declaración, y se embarcó en una confusa -y por momentos agresiva- estrategia de defensa en la que intentó hacer ingresar nueva documentación a la causa, contraviniendo el trámite del proceso judicial, dedicado en la actual etapa a las declaraciones testimoniales.Giménez insistió en desconocer a cada uno de los detenidos que -en sus testimoniales y por escrito- declararon en su contra, y en negar que el Departamento de Informaciones, entonces a su cargo, tenía un rol activo en la represión.En ese contexto, solicitó que por efecto del tiempo transcurrido, se cite a personas que no están citadas hoy en la causa, pero que en su momento pertenecieron a Informaciones u otras dependencias policiales, y que podrían aportar datos concretos, para lo cual presentó una lista de doce integrantes de Informaciones y mencio
nó la colaboración “del boxeador Verdún” y del por entonces “chofer del gobernador”.Giménez, sostuvo que el Taunus blanco, vehículo que aparece en numerosos testimonios usado para los operativos ilegales, “estuvo solo dos días en jefatura y fue llevado a la Brigada de Investigaciones, que dependía del ministro Ovando”. “Todavía no sé por qué” “Cuando salimos, salimos con libertad vigilada, yo estuve como tres años firmando en el Área 232, todos los meses tenía que ir ahí, y nunca me dijeron por qué, nunca lo entendía, fijate que yo perdí mi laburo, perdí todo, vi en la calle los policías nos seguían por todos lados, si vos entrabas a trabajar a algún lado, ellos iban ahí y vos al otro día ya no trabajabas más, psicológicamente hecho pelota, y eso son cosas que nunca me voy a olvidar”, dijo a PRIMERA EDICIÓN Aureliano Gauto, ex preso político que declaró ayer en el Juicio por la verdad. “Hay -agregó- algunos compañeros míos que son funcionarios, todo lo que sea, pero la gente que nos quedamos, que fuimos una cantidad, sin trabajo, los que trabajábamos independientemente era otra cosa”. “Yo me identificaba como peronista, me encontraba con algunos de ellos, pero eso nomás, no sé por qué me detuvieron hasta hoy. Me aplicaron picana eléctrica, cuando llego a Informaciones, uno me saca un diente de un piñazo, otro me saca una uña, a la pucha que está feo esto, dije yo, era de terror. Al final me empecé a preguntar si yo maté a alguien el día de anterior”, graficó.“Estaba re loco me preguntaban de todo, por ahí inventaban cosas.Yo en esa época fui delegado gremial, no sé si iba por ahí la cosa, o por peronista, o por ambas cosas”, dice Gauto, ex detenido político, que estuvo trece meses detenido, y fue secuestrado. Permaneció primero como desaparecido en el departamento de Informaciones, luego trasladado a Candelaria y finalmente a resistencia, Chaco. Lo liberaron tras trece meses, sin que hasta hoy le quede claro la razón de su detención, en el Área 232 del Ejército, en Posadas. “Me tuvo que venir a retirar mi mamá, como un nene”, recuerda el ex detenido, que tenía sólo 22 años al ser capturado por las fuerzas de la represión.





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