El Papa dijo este miércoles al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que se considera "hijo de una familia de inmigrantes" y que estos construyeron "en gran medida" este país en su discurso en la bienvenida oficial ofrecida en la Casa Blanca.Francisco se calificó a sí mismo de "hermano" de Estados Unidos y adelantó que en su intervención este jueves ante el Congreso alentará a sus gobernantes a guiar al país "con fidelidad a sus principios fundadores".Con toda la pompa al alcance de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama recibió al papa Francisco a Washington este miércoles. Lo aguardaba una multitud entusiasta de 15.000 personas y una nación embelesada por Francisco, un hombre humilde que rejuvenece el catolicismo estadounidense a la vez que le provoca urticaria a la derecha.El Papa pronunció su primer discurso en Estados Unidos desde el jardín de la Casa Blanca y luego hablará a los obispos. Ese discurso, se aguarda con ansias, dada una cierta falta de sincronización entre un papa que destaca la justicia social y una iglesia de la misericordia, y las guerras que han librado los prelados estadounidenses contra el aborto y los derechos de los homosexuales.Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, destacó en su recibimiento al papa Francisco a la Casa Blanca su mensaje de que hay que practicar la misericordia con los refugiados y los inmigrantes."Usted nos recuerda que ‘el mensaje más poderoso del Señor’ es la misericordia. Eso significa dar la bienvenida al extranjero con empatía y el corazón verdaderamente abierto", dijo Obama en referencia a los refugiados y los inmigrantes, en un breve discurso durante la ceremonia oficial de bienvenida al pontífice en la Casa Blanca, a la que asisten unas 15.000 personas.El presidente estadounidense recordó que el mensaje de misericordia del Pontífice, que llegó este martes a Washington procedente de Cuba, abarca desde "los refugiados que escapan de tierras en guerra, a los inmigrantes que dejan sus casas en busca de una vida mejor"."Significa que hay que enseñar compasión y amor por los marginados, a aquellos que sufren y a aquellos que buscan la redención", aseguró Obama en un discurso cargado de referencia al mensaje de la Iglesia."Usted nos recuerda que a los ojos de Dios nuestra medida como individuos y como sociedad no está determinada por la riqueza, el poder o la celebridad, sino por lo bien que aplicamos el llamado de las Escrituras a elevar al pobre y al marginado", añadió el mandatario.Obama, que ha mantenido durante sus seis años y medio en el poder una dura batalla para hacer que progresen leyes de fuerte contenido social, se refirió al mensaje del papa Francisco por la justicia y "contra la desigualdad y para asegurarse de que todo ser humano vive con dignidad".Washington es la primera escala de una visita a tres ciudades —las otras son Nueva York y Filadelfia— que durará seis días.Gente de todas las confesiones quiere participar, desde los centenares que lo aguardaban en la Base Aérea Andrews hasta los grupos de espectadores en torno a la misión diplomática donde pernoctó.Antes de su arribo, Francisco respondió a las críticas de la derecha a sus posiciones económicas. Durante el vuelo desde Cuba, dijo a los periodistas que algunas personas pueden tener la impresión equivocada de que se inclina "un poco más a la izquierda"."Estoy seguro de que nunca dije nada más allá de lo que está en la doctrina social de la iglesia", aseguró.En cuanto a los que cuestionan su catolicismo, añadió con una sonrisa: "Si tengo que recitar el Credo, estoy preparado".Obama espera encontrar terreno común con el papa para dar impulso a sus propias luchas contra el cambio climático o la disparidad de ingresos. Pero hay fuertes discrepancias entre los dos en asuntos tales como el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.Desde el punto de vista de Francisco, su siguiente escala después de la Casa Blanca es acaso más difícil. El pontífice de 78 años se reúne con los 450 miembros de la conferencia de obispos en la Catedral de San Mateo Apóstol.Muchos obispos han tenido dificultades para aceptar la orientación que le quiere imprimir Francisco a la Iglesia católica hacia los problemas de justicia social. Casi todos fueron designados por sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sus prioridades han sido establecer límites claros a las conductas de los católicos frente a la legalización del aborto, los nuevos derechos gay y el abandono de las religiones establecidas por parte de muchos en Occidente.La Iglesia estadounidense gasta cientos de millones de dólares anuales a través de sus agencias de servicios sociales y durante muchos años ha bregado por la reforma del sistema inmigratorio para reunir familias, recibir refugiados y dar a los pobres la oportunidad de una vida mejor. Pero la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos dedica cada vez más recursos a las campañas de gran repercusión contra el aborto, la anticoncepción y el matrimonio gay.Fuente: Medios digitales





Discussion about this post