Tiene 21 años y enfrenta una imputación por homicidio criminis causa, por la que podría recibir prisión perpetua. El hecho se conoció el 5 de agosto de 2016 y conmovió a Eldorado.
Durante casi un año, el principal sospechoso de matar de catorce puntazos a Francisco Gerardo Maciel (34) se ocultó en la frontera seca. Con Brasil a apenas pasos, Bernardo de Irigoyen parecía ser el refugio perfecto para un prófugo por homicidio. Sin embargo, ni de pensar tuvo tiempo cuando se percató que la Policía había rodeado el cuarto que alquilaba. Ese era el final.
Desde entonces, el joven de 21 años permanece tras las rejas.?Pero hace apenas horas comenzó a saber algo más sobre su destino: la causa que lo tiene como acusado fue elevada a juicio oral y público por el delito de homicidio criminis causa, es decir, matar para ocultar otro delito. Esa figura contempla prisión perpetua o 35 años de prisión, la pena más dura prevista por el Código Penal Argentino.
La resolución fue adoptada por la magistrada Nuria Allou, titular del Juzgado de Instrucción 2 de Eldorado, quien consideró suficientes las pruebas en su contra y, además, clausurada la instrucción. El expediente ya fue girado al Tribunal Penal 1 de esa misma ciudad, donde se desarrollará el debate, en fecha a confirmar. Allí, los jueces finalmente definirán qué grado de responsabilidad le cabe.
La peor noticia
Maciel era conocido en Eldorado principalmente gracias a la pasión que demostraba cada vez que enfrentaba una de las pruebas de atletismo organizadas en el Alto Paraná misionero. No era uno más entre el montón: se destacaba por su entereza tras perder el brazo izquierdo en un accidente laboral, obstáculo que superó ampliamente. Lo demostraba en cada carrera.
Fue uno de sus sobrinos quien se topó con la peor de las pesadillas. Alrededor de las 21, llegó hasta el lugar y, como nadie atendía, decidió entrar. Adentro yacía sin vida Francisco, su tío, rodeado de su propia sangre.
Al menos catorce puntazos, tres en el cuello y otros once en distintas partes del cuerpo, habían acabado con su vida. Lo confirmó luego la autopsia. Enseguida la zona se llenó de uniformados. Sucede que no había sido un crimen más. De la casa de Maciel faltaban una motocicleta de 110 centímetros cúbicos, una notebook y su teléfono celular.
El camino de lo robado
Se inició un seguimiento digital que permitió ubicar tanto la computadora como el celular. La notebook fue hallada en manos de un vecino de Eldorado que se transformó de inmediato en el primer detenido. Quien tenía el celular de Maciel se transformó en el segundo apresado, a los pocos días.
Sin embargo, algo no cerraba en el seno de la investigación. Poco a poco las líneas permitieron entender a los detectives que ambos no guardaban relación con el homicidio, salvo porque habían comprado de buena fe los elementos sustraídos a la víctima.
Sin escapatoria
Encontrar a los compradores fue la punta del ovillo para los investigadores. Ese hallazgo les permitió ubicarse tras los pasos del vendedor, un joven -por aquel entonces, de 20 años- que se había esfumado de Eldorado una vez que trascendió el asesinato.
Irigoyen fue el refugio escogido para el presunto homicida, quien finalmente cayó en la tarde del sábado 4 de junio de 2017. Habían pasado diez meses del hecho y las autoridades tenían finalmente al hombre que buscaban.
Las pruebas que constan en el expediente arrinconaron al presunto autor, quien finalmente fue imputado y deberá responder en juicio oral por homicidio criminis causa. Para la Justicia, acribilló a cuchillazos al atleta para robarle. Los otros tres aprehendidos que tuvo la causa -también estuvo demorado un hermano del acusado- fueron sobreseídos, aunque en el caso de los compradores, deberán declarar como testigos en el debate. Esos testimonios son considerados clave: saber cómo llegaron a sus manos las pertenencias de Maciel podría arrojar certezas sobre la autoría del crimen del atleta.
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