Modelando por amor al arte

Estela Pauluk compartió sus secretos como emprendedora. “Cada creación la hago pensando que será para mí o para mis hijas” afirmó. En 2001 la situación financiera de la familia no era buena, Estela Pauluk era ama de casa y sentía una gran depresión. Se preguntaba: “¿es esto la vida?, ¿acá termina todo?”. Su esposo, al verla triste le sugirió que estudie algo que le permita quedarse en su casa y así fue que se inscribió en un curso de Cotillón.

“Cuando comencé -continúa su relato-, sentí que tenía que aprender otra cosa porque antes trabajaba con goma eva y otros materiales. Quería hacer algo que durara en el tiempo y que le den un uso. Hoy no solamente hago adornos para tortas según la temática solicitada sino que ese adorno puede convertirse en bombonera, caramerelera, joyero o lo que sea en función del estilo por ejemplo, tengo a mano un Arca de Noé que es pañalera y a todos les encanta”. 

Estela es descendiente de alemanes y ucranianos, “y mi hija es la quinta generación de artesanos. Tenemos ese gen del arte y ella ahora será la primera que estudió a nivel universitario. Cuando estoy trabajando siento mucho placer, amo lo que hago y le pongo mucho amor y es como si fuera que lo hago para mí o para mis hijas, entonces siento lo que las mamás sienten. Creo que es mi secreto, es lo que hace que mis clientes queden felices con el trabajo terminado”. 

Para ser una emprendedora ya un tanto avezada, antes Estela se sumó durante 7 años en diferentes ferias, mostrando sus productos y llevando todo para atraer a potenciales clientes: “Tengo siempre las tarjetas con mi nombre, el teléfono, todo para entregar. También al principio tenía bolsitas comunes y luego hice otras. Mis hijas me sumaron al Facebook y al Instagram.

Siempre estoy mirando videos en Youtube, es importante poder utilizar la tecnología para estar actualizada. Siempre que hay un curso o seminario me sumo para aprender más. Y otra cosa importante es saber manejar el dinero, siempre tengo un ahorro y me encanta poder ayudar a mis hijas cuando necesitan algo”.

Hoy, sigue con el taller en su casa y disfruta de su talento con alegría.

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