En enero se concretó el primero de 2018 en Posadas. La ley que los ampara en Argentina cumple ocho años.
En julio de 2010 se modificó el artículo 2 de la Ley 26.618 de Matrimonio Civil (conocida como Ley de Matrimonio Igualitario) para establecer que el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo. Desde ese entonces las parejas del mismo sexo, muchas de ellas con años de convivencia, decidieron sellar bajo el amparo de la Ley su unión. Misiones no es la excepción: según datos del Registro Provincial de las Personas 12 parejas se unieron en matrimonio igualitario en 2017.
El año pasado pasaron por el Registro Civil un total de 3.239 parejas misioneras. Entonces, los 12 matrimonios igualitarios que se celebraron en 2017 representarían apenas el 0,4% en el porcentaje total de uniones. Personalmente yo no creo que sea poco, indicó a PRIMERA EDICIÓN Nicolás Pintos, referente de Colectivo 108, una organización que trabaja con la comunidad LGBT. Hablar de muchos o pocos es desconocer cómo son las vivencias de las parejas homoparentales porque, generalmente, no se rigen por las mismas normas o convenciones sociales que las parejas heterosexuales porque ser una pareja homoparental es romper con el molde, agregó.
Luego de que la Ley permitiera el matrimonio entre personas del mismo sexo, en 2010, en Misiones pasaron por el Registro Civil un total de 67 parejas. Sabiendo de que hay más de 60 matrimonios en la historia y que el año pasado hayamos tenido 12 habla de que más o menos se mantiene la misma cantidad de matrimonios todos los años, así que no creo que sea poco. Está bueno poder decir que la posibilidad existe y celebrar esos 12 matrimonios, agregó Nicolás quien está en pareja con Gonzalo hace ya casi seis años con uno de convivencia. Él mismo dice yo no sé si me casaría teniendo como posibilidad la unión convivencial.
La unión convivencial es una nueva figura que se incluyó en el Código Civil en vigencia desde 2015. La misma es la unión efectiva entre dos personas que no se casan pero conviven y comparten un proyecto en común. Se puede inscribir en el Registro de las Personas de cada jurisdicción pero no es obligatorio y, para acceder a él, las parejas deben tener como mínimo dos años de convivencia. Muchas veces se elige no legalizar su unión o se elige la unión convivencial, señaló Nicolás pero remarcó un tema no menor: la cantidad también tiene que ver con que las personas de la comunidad LGBT tienden a ser de sectores más bajos, de menores recursos que las parejas heterosexuales. Es una población altamente vulnerable. El acceso al matrimonio es un derecho pero también un privilegio porque dentro del rito del matrimonio está la fiesta y hay que tener plata y acceso. Eso también influye.
Además, Nicolás consideró que los poco más de 3 mil matrimonios que se celebraron en 2017 es un número bajo y opinó que en general el deseo o la intención de optar por el matrimonio se tiende a perder. Al respecto, Gonzalo, de profesión abogado, afirmó que en realidad el matrimonio es una cuestión más cultural. El único efecto jurídico importante que todavía conserva es la cuestión hereditaria.
Cambio de época
Hace un par de años atrás, no tantos, salir del clóset era estar en contra de la sociedad, de la ciencia que lo consideraba una enfermedad y era un pecado para la religión. Era estar en contra del mundo por ser como sos y por algo que no elegiste, señaló Gonzalo. Esta no es la realidad que se vive hoy. El matrimonio igualitario otorgó los mismos derechos de heterosexuales a la comunidad homosexual y ayudó que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidiera quitar de la lista de enfermedades mentales a la homosexualidad. Justamente el 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia por ello. El último bastión que queda es la religión y celebramos que cada vez haya más lugares donde uno pueda expresarse, indicó Gonzalo. En relación a ésto, Nicolás señaló que hay más caminos espirituales que tienen una apertura entre los cuales destacó que incluso hay iglesias evangélicas en Posadas en las que hay una participación de la comunidad LGBT.
Nicolás y Gonzalo coincidieron en que la sociedad en general nos trata muy bien pero señalaron que esto tiene que ver con los ambientes que frecuentamos porque no es la regla, los dos tenemos profesión, estamos empoderados, es más difícil que alguien nos diga algo.
Un poco de historia
A partir de los años 90, varias organizaciones LGBT presentaron proyectos de ley de unión civil o matrimonio igualitario en el Congreso de la Nación, sin éxito. En 2005 la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) presentó una Ley de Unión Civil ante el Congreso de la Nación, la cual incluía el derecho a la adopción, pero la misma nunca llegó a ser votada.
Tras ello empezó a concentrar esfuerzos en el matrimonio igualitario. En 2009 lanzaron una campaña en pos del matrimonio igualitario. Los proyectos avanzaron y hacia mayo de 2010 Diputados aprobó una combinación de dos leyes propuestas para modificar el Código Civil a fin de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Finalmente, el Senado aprobó la Ley 26.618 el 15 de julio de 2010. Fue una ley que no afectó solamente a 67 parejas que optaron por unirse en matrimonio, nos afectó a todos porque fue un guiño o un pulgar para arriba por parte del Estado que nos permitió tener los mismos derechos. Ayudó al cambio cultural, finalizó Gonzalo.
En la Sala de Matrimonios
En relación a la cantidad de matrimonios celebrados tras la sanción de la Ley, la jueza de Paz del turno mañana de la Sala de Matrimonio de Posadas, Mirta Jara, señaló a PRIMERA EDICIÓN que se mantiene la tasa de entre 4 o 5 por año en la Sala. Jara señaló que parejas de hombres y mujeres se casan casi en la misma proporción y consideró que la sanción de la Ley y el nuevo Código Civil ayudó a que se animaran a regularizar su situación.
Jara destacó que muchas de las parejas que casó estaban acompañadas por sus familiares, lo que es bueno porque si el entorno familiar no acompaña este tipo de cambios es muy difícil.
Además contó que han pasado por la Sala parejas del mismo sexo que han tenido parejas heterosexuales en otros momentos de sus vidas y que al momento del casamiento llegan con los hijos que fueron fruto de esa relación. Tienen a su familia acompañándolos y conteniéndolos, lo que es muy importante. Cuando uno tiene ese acompañamiento salís de otra forma a la sociedad, opinó.
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