Decíamos en la nota anterior que la práctica asidua del Yoga inspira el cultivo de hábitos saludables. Por eso hoy comenzamos a abordar el tema de los hábitos alimentarios, partiendo de un concepto muy popularizado en la actualidad como lo es el Mindfullness, atención plena o conciencia clara aquí y ahora, que entre sus consideraciones incluye la importancia de la alimentación consciente, porque entiende que el carácter de las personas también está determinado por los alimentos que come y el modo en que los come.En consonancia, y retrocediendo unas décadas, encontraremos a nuestros queridos maestros difundiendo en Occidente las valiosas enseñanzas del Yoga acerca de la alimentación, con las necesarias adaptaciones porque las diferencias de clima, modo de vida y alimentos disponibles dificultan seguir estrictamente los preceptos dietéticos que los Rishis (sabios) de la India antigua fijaron para los yoguis. De ese modo, acompañada por hábitos alimentarios apropiados esta disciplina podrá brindarnos todos los buenos efectos esperables, debido a que el alimento provee los materiales de construcción para el Annamaya Kosha, el cuerpo físico y orgánico, soporte primario de nuestra práctica y uno de sus beneficiarios directos. En ese sentido, ya en los años ’50 Indra Devi señalaba que el comer debidamente sigue en importancia al respirar correctamente, siendo esencial para que podamos conservar la buena salud y el buen humor.Pero antes de referirnos a los alimentos en sí, revisemos el conjunto de los hábitos alimentarios más frecuentes en nuestros días cargados de apuros, como ingerir demasiado rápidamente, demasiado caliente, demasiado frío o en demasiada cantidad. Aquí lo importante es asimilar, no sólo tragar, y para eso hay que masticar muy bien porque, sin haberse modificado con la predigestión bucal, los alimentos nos “caen pesados” en el estómago y en el intestino donde se incorporan los nutrientes.Los yoguis mastican sus alimentos con paciencia de rumiante hasta que se licúan en la boca –decía Van Lysebeth en los años ‘60-, y extrayéndoles todo el gusto los trituran voluptuosamente con la lengua, órgano que les absorbe la energía pránica (vital) como hace la mucosa nasal con el aire. Además, las personas que comen muy rápido generalmente comen demasiado y todo exceso de alimento es perjudicial. También es importante comer cuando realmente tenemos hambre y no solo cuando “es la hora”, alejar las preocupaciones y discusiones en ese momento y dejar de comer ante la señal de estar satisfecho.Entonces, con toda la paciencia, prudencia y perseverancia que empleamos en la práctica del Yoga, intentemos reaprender a comer. Como recurso podemos dejar cuchara, tenedor o pan, colocar las manos en el regazo y masticar concentradamente aún los alimentos líquidos o muy blandos, todo el tiempo que sea necesario, con atención plena, aquí y ahora, recordando lo que decía Swami Satchidananda en los años ‘70: “¡Hay que masticar los líquidos y beber los sólidos!”. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]
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