M i “secreto” fue la PNL. Por ese entonces me encontraba terminando una formación profesional como Terapeuta en PNL (Programación Neuro Lingüística) y debía fijarme un objetivo para aplicarme a mí misma el dispositivo terapéutico. Elegí algo concreto; bajar de peso. A partir de haber fijado el objetivo hice una lista de todo lo que yo sentía y pensaba sobre mi cuerpo y mi imagen. Me pregunté ¿desde cuándo había pensado y sentido eso?Indagué en cómo era mi relación con la comida. Es decir, si la comida fuera una persona, ¿cómo definirías tu relación con ella? La mía era extraña. No asumía un compromiso con ella. Comía cualquier cosa, rápidamente, a veces parada, a veces escondida. Como si fuera una persona prohibida y yo estuviera jugando a que en realidad entre nosotras no pasaba nada… Decidí hacerme cargo de esa relación. Le dediqué tiempo en la cocina para elegirla selectivamente, tiempo en la mesa para incorporarla… Mientras me sentaba a la mesa tomé nota de todo lo que sentía ganas de hacer y todo lo que pensaba mientras estaba comiendo. En general cosas horribles como: “ya quiero levantarme de acá”, “esto es horrible, pero hay que comer”, “no quiero más, pero no lo puedo tirar así que como todo”, “esto puede hacerme mal, pero qué me importa”, etc.Anoté las emociones que sobrevenían a esos pensamientos. Casi siempre culpa, reproches, a veces negación y evasión. Cuando me daban ganas de comer alguna porquería fuera de hora tomaba nota de lo que estaba pensando camino a la heladera. Noté que habitualmente iba en piloto automático, estresada por otras cuestiones de mi vida. Casi siempre me prendía de cosas dulces. Todo tiene una razón. Cuando estamos estresados el organismo responde al estrés buscando la manera de reducirlo a través de la liberación de ciertos neuroquímicos como la dopamina o serotonina. Son liberados naturalmente en el proceso de digestión (por eso hacer la digestión da sueño) por ende ante el estrés la respuesta más económica y espontánea del cuerpo es comer, porque luego en la digestión tendremos lo que necesitamos para desestresarnos. Tomé cartas en el asunto y fui ordenando mi vida para que no sea tan estresante, eligiendo otros modos de producir esos neuroquímicos, como hacer actividades que produzcan mucho placer. Dejar de hacer lo que uno debe para empezar a hacer lo que uno desea y ama.Comencé a correr. Me hacía sentir libre, relajada. Fue el único ejercicio que hacía día de por medio, una hora y media. Aprendí a tirar comida; mi cuerpo no es un tacho de basura. No debía comer algo por no tirarlo. Compré bandejas y film y cuando sobraba, lo envolvía y lo sacaba fuera de casa. A alguien le serviría.Aprender en la mesa. Sané todas las memorias que se activaban a la hora de sentarme a la mesa; discusiones, peleas, incomodidad, la ansiedad de encerrarme para hacer otra cosa… todo eso que venía de la cuna lo sane para que sentarme a la mesa sea un momento sagrado y no tedioso. Aprendimos a bendecir la comida antes de comerla; a dar gracias y a pedir que todos pudieran tener algo que comer. Dejé de vivir mi relación con la comida como un romance prohibido. Me hice cargo. Me tomé el tiempo de conocer lo que metía a mi cuerpo y quité progresivamente todo lo que me hacía daño.Reemplacé el azúcar refinado por stevia. Reemplacé todas las frituras por cocción al horno o Fritolín.Dejé la carne solo para los domingos. Después la dejé.Dejé los embutidos.Me hice amiga de las ensaladas.Reemplacé las gaseosas por agua con limón. Reemplacé todo lo que pude por sus versiones light.Me amigué con el pan negro tostado. Con las frutas, los licuados y jugos. Con las sopas (aunque no tanto). Pero el secreto es abrazar el sobrepeso para empezar a indagar en los patrones mentales que me condujeron hasta él. Solo así podremos comprender cómo llegamos a estar como estamos y entonces transformarnos de adentro hacia afuera.No sirve plantearse metas de manera conductista a modo de premio castigo. Es importante que tomemos consciencia de que estamos hechos de ideas, creencias y emociones, que gobiernan nuestras conductas conscientes e inconscientes. Finalmente y casi sin esfuerzo, aunque con angustia por ir dejando atrás el apego a viejos hábitos y patrones, logré bajar 12kg en seis meses. Y vos, ¿cómo te llevás con la comida? ColaboraPatricia Mendez Biodescodificación y PNLWhatsApp 3764670592
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