(Nota publicada el 31 de enero de 2012) La crisis que vivió la Argentina en los año 2000-2002 es difícil de olvidar. Fueron años duros que obligaron a buscar distintas formas de lograr ingresos para ayudar a la economía familiar. Fue en esos años en los que María Belén Candia, quien había cursado estudios de manualidades se quedó sin trabajo y decidió poner en práctica lo aprendido.“Como no conseguía trabajo y no teníamos plata para comprar materiales, decidí ver qué podía hacer con los recursos que tenía, y fue así como comencé haciendo distintas artesanías con las cáscaras de ajo y cebolla, que eran cosas que tenía en casa”, contó a PRIMERA EDICIÓN, hoy ya trabajando como emprendedora.Las cosas que se pueden hacer con elementos tan comunes como las cáscaras de cebolla y ajo, productos que siempre están presentes en la cocina, son increíbles.“Siempre que voy a la verdulería elijo las cebollas más grandes y que tengan las cáscaras más coloridas, igual las que son más blanquitas también sirven, porque con ellas después hago las flores que luego utilizo para hacer distintas artesanías, desde centros de mesa, souvenirs, adornos para los esquineros, de todo”, explicó orgullosa de su trabajo.Hoy María Belén trabaja con distintos elementos para realizar artesanías, desde semillas, hojas, vainas de árboles que ella y su familia juntan, porque todo es un trabajofamiliar. “Las artesanías las hago yo, pero toda la familia colabora con la obtención del producto, por ejemplo como todos los vecinos saben que trabajo con estas cosas, me guardan las cáscaras, cuando mi marido cocina extrae la cáscara de la cebolla de tal forma de sacarla lo más entera posible, y la depositamos en unos recipientes que tenemos destinados especialmente para eso, porque después yo las remojo para poder trabajarlas”, dijo. Además de la familia, hasta en la verdulería del barrio colaboran con Candia y su trabajo: “El verdulero nos guarda las ristras de ajo, porque cuando sacas las cabezas queda la ristra y a mí me sirve para hacer los soportes de las flores”, indicó.Después de tantos años de trabajar en artesanías, para Candia, esto se transformó en su trabajo y como parte de los ingresos familiares. “Mucha gente conoce mi trabajo, entonces me llaman para hacer, por ejemplo, las decoraciones de casamientos, fiestas de 15, o de cumpleaños. Siempre con tiempo, porque este trabajo lleva mucho tiempo, desde juntar las cáscaras, seleccionarlas, remojarlas para poder trabajarlas, hasta armar el centro de mesa, souvenirs o florero”, contó.También implementó darle a la artesanía una utilidad “es una costumbre tener una ristra de ajo con una cinta roja en los comercios o las casas, yo preparo lo mismo, con las cáscaras del ajo, que le hago flores, pero le pongo imanes o le hago para colgar, entonces se le está dando una utilidad a la artesanía que compró”, explicó María Belén. Incluso hace portarrepasadores decorados con flores hechas con cáscaras de cebolla o ajo.





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