La vida del futbolista del ascenso no es fácil y Pablo Ostrowski lo sabe bien. Con 26 años, el delantero posadeño reconoce que las pasó todas, de las buenas y de las malas. Una de esas últimas, por ejemplo, le costaron casi todo un semestre lejos del fútbol. Pero ahora está de vuelta y promete dejar todo a fuerza de goles.“Todos estos meses estuve parado por cosas que me pasaron en Bielorrusia, donde la verdad que lo pasé muy mal. Por eso agradezco y valoro esta oportunidad para volver a jugar al fútbol. Espero rendir dentro de la cancha y cumplir con las expectativas”, le dijo Ostrowski a DE PRIMERA en la intimidad de su casa, mientras se prepara con Crucero del Norte para encarar la próxima temporada de la Primera B Nacional.De las malas experiencias, pero también de las buenas, de todo un pasado en Guaraní, del sacrificio que muchas veces acarrea la vida del futbolista, y de mucho más habló el atacante en diálogo con este Diario. Mano a mano, claro, como prefiere siempre todo delantero.Pablo, mucha gente quizás no lo sabe, pero ya estás entrenando con Crucero del Norte… ¿Cómo se dio tu llegada al club?Sí sí, hace dos meses me llamaron y me preguntaron cuál era mi situación. Ellos estaban interesados y yo desde un principio me sentí cómodo, así que acepté. Con “Pico” Salinas nos conocemos y él me manifestó sus ganas de que me sume. La verdad que agradezco y valoro esta oportunidad, porque la verdad es que la pasé muy mal en Bielorrusia y cuando volví ya estaban todos los planteles cerrados.¿Qué pasó en Europa?Bueno, en un primer momento yo iba a ir a probar a un club en Eslovenia, pero se cayó y después salió una chance en Bielorrusia. Me fui allá con otros tres chicos, todos argentinos, cada uno con un representante diferente. Y conmigo sucedió que el representante que me llevó no llegó a un acuerdo con el mánager del club. Estaba todo hablado, pero estando allá se cayó. No sé bien aún lo que pasó, con decirte que mis cosas todavía están allá.La verdad, una muy mala experiencia…La verdad es que sí, pero bueno, trato de rescatar lo positivo. Estuve cuatro días en una ciudad a 60 kilómetros de Minsk, la capital de Bielorrusia. Era invierno, con diez grados bajo cero y entrenamiento con nieve. Eso es lo bueno, haber vivido esa experiencia. Y como hace ese frío, nos fuimos alrededor de tres semanas de pretemporada a Turquía, una ciudad muy linda. Entonces se desencadenó todo. Hablé con el técnico mediante un traductor y me dijo que me quería en el equipo, pero que la decisión no dependía de él. Y pasó eso, quedé parado dos meses y cuando volví acá ya estaban todos los equipos armados y el torneo había empezado. Eso fue a fines de marzo pasado.Hasta el año pasado jugaste en Guaraní, ¿qué pasó que no seguiste ahí?Mirá, yo soy muy respetuoso y trato de no hablar de un club en el que ya no estoy. Lo único que puedo decir es que en su momento no nos pusimos de acuerdo con la dirigencia. Y bueno, todo terminó ahí.Te ganaste el afecto de muchos en Guaraní ¿qué le decís al hincha de “La Franja”?Yo empecé a jugar en Guaraní a los 5 años. Mi hermano es cinco años mayor y yo iba y lo acompañaba. Así arranqué. Jugaba en clase 88, después 89 y finalmente 90, cuando se creó, que es mi categoría. Fui a cinco torneos en Sunchales, donde salimos campeones. Todas las inferiores las hice en Guaraní. Por eso para los hinchas no me sale otra palabra más que gracias. Estoy muy agradecido. Lo estuve cuando jugaba allá, estoy agradecido ahora y voy a estar agradecido siempre a la hinchada de Guaraní.Si te toca hacerle un gol a Guaraní, ¿lo vas a gritar?No, no lo voy a gritar. Pero te digo, no me estoy yendo de un club a otro, porque estuve parado casi medio año. Este es mi trabajo y Crucero me abrió las puertas para hacer lo que me gusta y lo que sé hacer. Hoy estoy agradecido a Crucero del Norte porque me da esta oportunidad de volver a jugar al fútbol. Por eso voy a dejar todo para que Crucero llegue a lo más alto. Crucero es fútbol misionero y la verdad es que es un orgullo defender al fútbol misionero.Desde afuera muchos creen que la vida de cualquier futbolista es al estilo de Ronaldo o Messi, pero en el ascenso no es así…No, no. Y la verdad que yo, con 26 años recién cumplidos, puedo decir que las pasé casi todas. Desde sacrificios como no tener recepción, Estudiantina o viaje de egresados hasta pasar por momentos como este en Bielorrusia o que te quedes libre, sin club, de Independiente de Avellaneda, donde también hice inferiores…En ese sentido, ¿cuáles fueron tus momentos más amargos con el fútbol?Sin dudas, lo peor fue el descenso a la Primera B Nacional con Guaraní en Jujuy. Fue durísimo y cualquier futbolista que pasó por eso sabe de lo que le hablo. Encima peleamos todo ese año y estuvimos muy cerca, eso duele todavía más, fue un momento muy duro. Es ahí cuando aparece la familia o en mi caso, Belén, mi mujer, que me bancó en todos esos malos momentos (N. de R: Pablo está casado con Belén Hernández, conocida conductora televisiva).Bueno, pero también hay buenos momentos que seguro son inolvidables…Sí, claro. Todos los ascensos con Guaraní fueron increíbles, pero más que nada el ascenso del Federal B al A, de eso no me voy a olvidar más. Justo había quedado libre en Independiente, en cuarta. Fue un golpe durísimo y hasta pensé en tirar la toalla. Y bueno, volví a Misiones, a jugar de nuevo en Guaraní, y ese año fue que ascendimos, entonces fue como una doble sensación. Fue un sueño hecho realidad.En tu currículum hay dos momentos que seguro recordás. El primero es el día que le hiciste tres goles a “Chiquito” Bossio, exarquero de la selección…(Ostrowski se ríe, guarda con cariño ese recuerdo) Sí, tal cual, encima ese fue el último partido oficial de Bossio. Mis amigos me cargan y me dicen que yo lo retiré a “Chiquito”. Pasó que él atajaba en Tiro Federal y justo nos tocó jugar tres partidos seguidos en contra. En uno de los primeros me atajó todo y en el vestuario vino y me dijo: “tranquilo, vas a tener revancha”. En el próximo partido, le hago tres goles. Y cuando termina ese partido, viene y me dice:?“¿viste que te dije? ibas a tener revancha”. Eso habla de su grandeza. Y son esas cosas las que te quedan, que no tienen precio.Y el segundo es ese gol a Argentinos Juniors que le dio el pasaje a Guaraní a los octavos de final de la Copa Argentina 2015…Fue otro momento hermoso, muy lindo. Lo tomé como un desahogo, porque ese fue todo el año que peleamos por el descenso y además yo no venía jugando y esa era la oportunidad para mostrarme, aparte contra un equipo de Primera. Fue muy gritado ese gol. Lo voy a recordar siempre.Pablo, ¿qué es el fútbol para vos?Hoy el fútbol es mi trabajo. El fútbol me hizo lo que soy, me formó como depo
rtista y como persona. Y es mi pasión. Si tuviera que elegir de vuelta, más allá de esos momentos malos, sin dudas que volvería a elegir.





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