La investigación por el doble homicidio de Sebastián Vega y Rodrigo Ibarra, aunque el juez dispuso el secreto de sumario, continúa dando que hablar. La trama, por momentos, se asemeja más a un filme de Hollywood que a la vida real. Según pudo averiguar este Diario, el supuesto entregador de Vega iba a ser la tercera víctima fatal de esta historia, pero los ideólogos de la ejecución decidieron perdonarle la vida la noche del 17 de diciembre pasado.Habrían pensado ejecutarlo más adelante, pero la Justicia se les adelantó. Un detective consultado por PRIMERA EDICIÓN indicó que “ser detenido fue lo mejor que pudo pasarle”, en alusión a que la cabeza de este hombre tenía precio en libertad.En la reconstrucción jurídico policial, este sospechoso habría sido el que llevó a Vega y por añadidura, a Ibarra, al encuentro con sus verdugos, en inmediaciones de las avenidas Chacabuco y costanera, en la zona oeste de Posadas.Los investigadores sostienen que el entregador era “un cabo suelto” en el hecho y que, más temprano que tarde, iba a delatar a todos los que intervinieron en el lamentable episodio.Eso constituía más que un justificativo para acabar con su vida. Para la Justicia el caso está prácticamente cerrado, en lo concerniente al supuesto móvil del doble crimen y a los que intervinieron en la planificación y autoría.El miércoles pasado, el juez de Instrucción 3, Fernando Luis Verón, tomó declaración indagatoria a los dos hombres detenidos el sábado pasado.Ambos se abstuvieron de declarar y fueron imputados por el delito de “homicidio agravado” en calidad de coautores.En esa línea, todo indica que el sospechoso apresado en su domicilio del barrio Aguacates fue el responsable ideológico. El supuesto cómplice, arrestado en un hotel cercano a la Rotonda de acceso a esta ciudad, habría sido uno de los que abrió fuego contra las víctimas.La causa tiene un prófugo, considerado prima facie como el tercer responsable de las dos muertes. Este hombre es, a la vista de los sucesos, un peso pesado del mundo del narcotráfico, temible y capaz de matar sin piedad.Para los detectives, mantenía una relación amorosa con la hija del empleado de Emsa, quien fue detenido el viernes pasado junto a su esposa en un megaoperativo llevado a cabo en el barrio Yacyretá. Allegados a estas personas manifestaron su preocupación por su seguridad, justamente por la peligrosidad del hombre que continúa en calidad de fugitivo de la Justicia.Al parecer, en ese contexto familiar, habría sido el ahora fugitivo quien introdujo a su novia y suegros en el mundo del crimen. En la causa, por los datos surgidos de los propios detectives, muchos están amenazados y temen por su vida.El presunto entregador, el empleado de Emsa y su familia y hasta la madre y hermana de Vega. Sebastián e Ibarra fueron ultimados en los primeros minutos del 17 de diciembre pasado. Sus cuerpos aparecieron en el interior del Chevrolet Agile de la hermana de Vega.Este fue ultimado a balazos con una pistola nueve milímetros. La otra víctima, en tanto, tenía impactos de ese calibre y de un revólver calibre 38.Amenazas de muerte y custodia personalFuentes de la investigación aseguraron al diario PRIMERA EDICIÓN que los responsables del doble homicidio habían contratado a dos sicarios para acabar con la vida de la madre y la hermana de Sebastián Vega, circunstancia que obligó al juez que interviene en el caso, Fernando Luis Verón, a disponer custodia personal para ambas.En esa línea, los mercaderes de la muerte habrían pagado 40 mil pesos a los asesinos a sueldo para acabar con las dos mujeres. La causa tiene seis detenidos por el momento y un fugitivo.Para la Justicia el caso está prácticamente resuelto. No obstante, resta trabajo por hacer en la instrucción para que la fiscal pueda efectuar el requerimiento de elevación a juicio oral y público.“No me voy a comer treinta años de cárcel”Ya en la clandestinidad, consciente de que la Justicia y la Policía lo buscaban, el único prófugo de la causa se comunicó telefónicamente con los investigadores que estaban tras sus pasos.“No me voy a comer treinta años de cárcel”, fue una de las frases que lanzó el sospechoso en ese contacto. No fue lo único que expresó. Lanzó también un desafío a los sabuesos misioneros: “No me van a agarrar”, aseguró.Algo de razón tiene. Aún no fue apresado, pese al pedido de captura internacional que libró el juez de Instrucción 3, Fernando Luis Verón.En esa comunicación, el fugitivo habría dejado en claro que no iba a dejarse atrapar y que, incluso, en caso de estar rodeado, estaba dispuesto a batirse a puro plomo con los uniformados.Se trata del mismo hombre que se comunicó, a través del celular de Vega, la noche del doble asesinato, con un socio de Virasoro, al que adelantó que estaba a punto de liquidar a la víctima.En esa conversación, el supuesto autor material había mencionado a su interlocutor correntino, identificado como “Fermín”, que era “el Negro”, “fuimos juntos a Mendoza”.Ambos habrían viajado a esa provincia para cobrar un cargamento de marihuana. Regresaron, aparentemente, con el VW Bora negro que fue secuestrado en el marco de la causa que lleva adelante el juez Verón.El coche fue entregado como parte de pago. La banda, sobre todo el autor intelectual, lo utilizaba para moverse.





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