Señora Directora: Deseo exteriorizar una inquietud como persona laica del cristianismo. Es que quiero hablar de Jesús o el Cristo, de nuestro Dios.Puede extrañar que un laico hable de Jesús, pues hay una de sus reflexiones que me respalda. Dice más o menos así: aquel que me reconoce yo también lo reconoceré ante el Padre. Se refería al Dios creador de todos nosotros, inclusive de él mismo.Los mensajes y enseñanzas de Jesús se vuelven necesarios de recordar en estos tiempos turbulentos y agitados. Se percibe que hay una momentánea pérdida de valores éticos y morales, especialmente confundiendo lo que es bueno y lo que es malo, buscando el placer y el conformismo individual, practicando propuestas y actos disfrazados de filosofías utilitarias que apuntan a la satisfacción individual para alcanzar la felicidad momentánea, con el cinismo en la mano derecha y todo cubierto de una cortina tenue de moralidad.Desde hace mucho tiempo detrás del asiento de algunos, arriba, bien visible, estaba nuestro Cristo crucificado, como testigo de lo que allí se hablaba y como testimonio de un pueblo cristiano. Ya no lo he visto en algunos de esos lugares donde antes hacía compañía.Algunos, para cosechar adeptos toman las cosas buscando legalizar el aborto, las drogas y la permisividad de los prostíbulos, donde casi siempre ofrecen niñas que fueron allí engañadas y de una familia que no fue preparada desde el vamos.En tanto que todo esto viene aconteciendo, las doctrinas antiguas ortodoxas del pasado predican “el temor a Dios”, no el amor a Dios o a un padre de bondad al que se le corresponde buscando la simple aceptación de Jesús en el corazón.Esto confunde a la comprensión de una buena doctrina cristiana. Hay organizaciones de protección de los niños, de los enfermos de ciertos males, de la mujer, de la fauna y la flora, del agua, de la naturaleza… y quienes en el orden gubernamental luchan por la paz en el mundo.Después de dos mil años de la venida de Cristo Jesús, solo una lectura de sus enseñanzas es necesaria porque pueden ser una eficiente psicoterapia preventiva y curadora para los males modernos de la sociedad.Está en claro que hoy Jesús es la personalidad histórica más identificada con el hombre y la humanidad. Todo su quehacer está orientado a la humanización y llevarlo a la plenitud.La figura humana de Jesús identifica en cierta forma al hombre con Dios, confirma su procedencia de Dios y testifica como “ser” más perfecto e integral.




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