La ausencia de un control de Tránsito eficiente crece al ritmo de la bronca de los posadeños por tener que soportar el contaminante sonoro de las motos y autos con escapes libres. El problema no se circunscribe sólo a la capital misionera, y pese a que debería ser tratado como un tema de salud pública y vulnerador de derechos humanos, en general, poco y nada se hace en los operativos de control para bajar el nivel de incumplimiento al Código de Contravenciones. Pese a que se trata de una infracción que tiene multas superiores a los 3.500 pesos, tampoco existe decisión política para comprar las herramientas que sirvan a los inspectores al momento de medir los decibeles durante los controles. Mientras tanto, la imposibilidad de poder descansar adecuadamente durante la noche o la siesta se traduce únicamente en la constante queja por parte de la gente, que muy pocas veces consigue tener eco en las oficinas de Tránsito o aunque sea en la defensoría del pueblo donde se podrían canalizar reclamos que sirvan para elaborar normativas eficaces y conseguir que se cumpla con el debido control. Se sabe que una normativa sin inspección es prácticamente igual a nada. Como las molestias se repiten todos los días, y muchas veces es más engorroso denunciar, optan por resignarse o si pueden, invierten en cerramientos que los aíslen del bullicio. En Posadas está vigente una ordenanza que reglamenta la emisión de sonido máximo permitido en los vehículos, que nunca deben ser superiores a 75 decibeles donde basta con echar una mirada durante los operativos para notar que los inspectores no tienen los decibelímetros para medir la emisión de sonido, por tanto será muy poco lo que podrán controlar en ese sentido. En síntesis se trata de un dispositivo poco complejo y bastante económico pero los inspectores no cuentan con la herramienta, con lo cual prácticamente se controla a “oído”. De hecho, en un ranking informal para testear las causas por las cuales se secuestran estas motos en operativos capitalinos, la emisión de contaminación sonora aparece en el último lugar. Mientras tanto, a la falta de un control más endurecido, la población sigue siendo rehén de los motoqueros que provocan las explosiones con piezas alteradas y que molestan, especialmente, en las avenidas y barrios posadeños. Efectivizar VTV de motos“Una de las herramientas que tendríamos a favor sería que se efectivicen los controles obligatorios de VTV de motos, que está en revisión y que hasta tanto no se reinicie con el período legislativo del Concejo vamos a continuar más o menos igual”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el secretario de Seguridad, Víctor Armando Rutschman.“Por el momento lo que estamos haciendo es tratar de llegar a los barrios donde la gente es mucho más maltratada en estas cuestiones”, especificó.Sin embargo, por ahora no hay una solución que satisfaga sobre el tema, principalmente teniendo en cuenta que la mayoría de las motos que se venden en plaza tienen una potencia acústica superior al límite aceptado por la legislación a la que está suscrito y aunque también se imponen multas e incautan vehículos por esta infracción, nada parece ser una herramienta ciento por ciento efectiva para terminar con la práctica.Una medida ejemplificadora, con la que más de un vecino habrá fantaseado (cuando los caños de escape libre ensordecen su cuadra) es la que se utiliza en algunos países asiáticos, donde en casos de ruidos molestos, las “motocicletas” que se les devuelven a los dueños son un cubo de chatarra. Se pidió denunciar los casos y zonas frecuentes de infracciónA raíz de las constantes quejas de vecinos por ruidos molestos en distintos puntos de la ciudad, la Municipalidad posadeña recordó la vigencia de la legislación que pone límite a este tipo de perturbaciones.La normativa de “Protección del Medio Ambiente contra las perturbaciones producidas por ruidos y vibraciones”, en el artículo 1, define como ruidos molestos a “los causados, producidos o estimulados por cualquier acto, hecho o actividad de índole industrial, comercial, social, deportiva, otras, que superen los límites máximos previstos para cada zona y horario”.“Indudablemente, pese a que los controles se hagan hay un índice muy grande de incumplimiento de la población”, indicó en charla con este Diario, Víctor Armando Rutschman.“En este sentido las decisiones recaen en manos de los Juzgados de Falta, que son los que peritan las motos o autos y establecen las multas. En los corralones municipales ya no hay lugar por la gran cantidad de secuestros cuyos dueños ya no los pueden retirar”, dijo. Las denuncias más usuales que recepciona la comuna son por exceso de niveles sonoros en fiestas, locales bailables, obras en construcción y equipos de música en viviendas particulares.Para denunciar ruidos molestos: de lunes a viernes llamar al 4449072, de 7 a 13. Mientras, de lunes a domingo, se podrá realizar la denuncia a Tránsito al 4449075/ 4425750 o al 0800 8882483 que es un número de whastapp. Los horarios de descanso -en donde no podrá haber ruidos molestos- son de lunes a viernes, de 13 a 15, y, de 22 a 6; y los sábados, de 13 hasta las 6 del lunes de corrido.En OberáLas numerosas quejas por ruidos molestos e infracciones al tránsito provocadas por motociclistas generaron que la Unidad Regional II, en conjunto con la Municipalidad intensifiquen los controles. Por esta causa, entre lunes y viernes de la semana pasada, se secuestraron veinte motocicletas. En charla con PRIMERA EDICIÓN, el jefe de la Unidad, Comisario Mayor Juan Francisco Gómez, afirmó que la orden es que cada móvil cumpla con al menos diez puestos diarios de control. “Los escapes libres y menores al mando de las motos, son la mayoría de las infracciones. El 30% de las motos son secuestradas porque no tienen papeles, son de dudosa procedencia. En muchos casos se comprueba luego, que son robadas” explicó. Gómez aseguró que con los controles se lograron reducir considerablemente los ruidos molestos provocados por moto-vehículos. “En el centro, mermó mucho el ruido. Ahora debemos atacar la problemática en las rutas. Generalmente se juntan entre varios y circulan peligrosamente haciendo picadas y otras acciones riesgosas. En esos casos vamos a realizar persecuciones para localizarlos”.La falta de responsabilidad de los padres es otra realidad que queda expuesta. “Es increíble la cantidad de menores de entre trece y quince años que circulan sin control, poniendo en riesgo sus vidas y la de los demás. Nos encontramos con varios de ellos que vienen de otros municipios como Guaraní. Pedimos a los padres que actúen, es una situación que sólo podemos cambiar entre todos”.Controles sorpresivosEn el casco urbano, diariamente se establecen puestos de controles sorpresivos. La tarea se realiza en conjunto con el personal de la Dirección de Tránsito. “Es un reclamo de los vecinos que estamos atendiendo” confesó Guillermo Correa, func
ionario comunal a cargo del área. Por su parte, el comisario Claudio Ludtke, jefe del Comando Radioeléctrico de la ciudad, al frente de los operativos insistió: “Vamos a continuar con los operativos ‘sorpresa’. Debemos lograr que únicamente circulen aquellos que estén en regla”, agregó.





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