En el espacio de calma de la colchoneta, ahora, en la hora de Yoga, con la guía de tu profe, la práctica se desarrolla gradualmente y las posturas se suceden en secuencia armoniosa, como brotando una de la otra, enlazadas (Vinyasa), sincronizadas con la respiración, fluyendo, mientras “la mente se dirige al interior y podemos realizar nuestra naturaleza verdadera”, depurados y liberados. Es lo que ha propuesto Pattabhi Jois en su libro Yoga Mala (mala significa guirnalda, sarta de cuentas), al exponer el Ashtanga Vinyasa Yoga recibido de Krishnamacharya y conocido como Vini Yoga, basado en el principio de flujo, al que difundió desde los años ‘70 por Europa, América del Sur y del Norte y Australia. Respetuosa de los ocho pasos del Yoga Clásico, esta modalidad ha sabido adecuarse a las necesidades de nuestra época y fue muy bien recibida en Occidente, adaptada y divulgada por profesores y autores de libros.La influencia de Aurobindo ha sido muy importante desde la publicación de su Síntesis del Yoga, donde los diversos estilos se combinan y convergen en la experiencia integral, para contribuir al desarrollo evolutivo de la Humanidad. Poco después Iyengar, considerado uno de los más importantes maestros de Yoga de fines del siglo XX, publica Luz sobre el Yoga- traducido a diecisiete idiomas-, clarifica el Hatha Yoga destacando la importancia de la alineación y propone el uso de elementos de ayuda.Al mismo tiempo, Satyananda ofrece con el Yoga Nidra la relajación consciente física, emocional y mental, ampliamente difundida en todo nuestro hemisferio por su efectividad en el manejo del estrés. Finalmente Desikachar, hijo y discípulo de Krishnamacharya, nos presenta hoy el Yoga, no como una tradición estática sino como un arte vivo que crece en las experiencias de cada practicante, que es universal y al mismo tiempo individual, brindado a Occidente sin ataduras hinduistas, para toda la gente, con prácticas continuamente adaptadas a las necesidades individuales. Los maestros aquí mencionados han fundado centros y escuelas por toda la India, reconocidos hoy por su gobierno como importantes agentes de salud.Ahora queremos destacar la imponderable labor de difusión realizada por autores europeos como los eruditos Georg Feuerstein (Diccionario Enciclopédico del Yoga y otros valiosos trabajos) y Mircea Eliade, profesor universitario en Bucarest y París cuyos textos ayudan a la comprensión del Yoga Clásico. Luego el Prof. André van Lysebeth, formado en importantes centros de la India, nos aportó sus esclarecedoras obras. También la Prof. Ivonne Millerand, discípula de Lucien Ferrer en Francia y de Krishnamacharya y Desikachar en India, publicó su Guía Práctica de Hatha Yoga, traducida a varios idiomas. Y desde fines del siglo XX hemos accedido a libros como Yoga para Occidente de Ian Rawlinson y El Yoga Terapéutico del Dr. Pierre Jackemard y la Prof. Saïda Elkefi. Mención especial merece el enorme aporte del español Ramiro Calle, maestro de Yoga y escritor prolífico con una Enciclopedia del Yoga completísima. Y hay muchísimo más publicado y muy bueno, excelentes revistas, videos y páginas de Internet. También tenemos incontables escuelas en Occidente, la ONU ha declarado al 21 de junio Día Internacional del Yoga, según la Unesco sumamos más de 200 millones de practicantes en todo el orbe y el Gobierno de India procura ahora que sea declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.En la colchoneta o mat, nos sumimos en la relajación completa para luego emerger renovados. Namasté.Colabora: Ana Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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