El precio de la ignorancia

 Señora Directora:  Diversos estudios realizados con respecto al comportamiento de ciertas personas al momento de sufragar, han arrojado un resultado negativo que demuestra la incidencia de su ignorancia, relacionado al ganador del comicio. Es que ha crecido el desinterés por informarse suficientemente y darle la importancia que se merece cada candidato; o sea, se vota por mantenerse apegado al partido político por tradición, o por recibir "algo a cambio" (la necesidad tiene cara de hereje), o simplemente por dejarse seducir por la abundante cartelería expuesta en toda la ciudad. Es que la ignorancia en cuanto a datos e información respecto de las personas que se postulan a distintos cargos, es innegable y lamentablemente permite que todo continúe como antes, beneficiando a un grupo de personas que se perpetúan en el poder, aunque exista un gran porcentaje de la población que esté en desacuerdo con ellos. Esto lamentablemente perjudica a la sociedad, dado que así se incrementa la pobreza que  su vez se refleja en la inseguridad, y sigue el problema de que los delincuentes pueden portar armas, robar y hasta matar sabiendo que en poco tiempo tendrán la libertad, mientras Juan y María Pueblo deben vivir con el corazón en la boca, con el temor de perder lo poco que tienen e incluso su propia vida. El pobre siempre sueña con estar mejor, aunque sepa que seguirá sumido en sus limitaciones.  Argentina no merece esto porque históricamente fue un país ejemplo para el resto de Latinoamérica (incluso del mundo) y hoy quedó relegado a puestos de bajo nivel cultural, de poca producción, de distintos problemas económicos, de limitaciones en la importación y exportación, del excesivo control a los que producen, de impuestos excesivos a empresas e incluso del manejo indiscriminado de los estupefacientes. Nos quieren hacer creer que sobrevolando durante diez días la zona fronteriza –los aviones no pueden realizar derribos-, se evitará lo que todos conocemos y con radares que giran y giran sin resultados positivos. Mientras ellos viven a cuerpo de rey, lo que demuestra que estamos lejos de vivir en plena democracia, con la tranquilidad y seguridad suficiente y necesaria para todos.