BUENOS AIRES. La despedida de Daniel Rabinovich significa un grave golpe para Les Luthiers, porque él era no sólo uno de sus dos puntales junto a Marcos Mundstock, sino porque además de tener una gracia particular, el personaje que solía encarnar lograba un sincero vínculo con la platea.Si no era “el tonto” era por lo menos el tiro al aire que siempre entendía lo que quería en sus disfrutables diálogos con Mundstock era capaz de extraer las más sonoras carcajadas con réplicas simples, infantiloides, que en otras bocas no causarían el mismo efecto.El liderazgo de la dupla se fue asentando con los años; Mundstock y Rabinovich eran “el arco y el violín”, como alguna vez se dijo de Stan Laurel y Oliver Hardy, con el terceto restante -Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés- en un dignísimo segundo plano.Efectivo, sí, en determinados números de relleno en los que suelen mostrar sobre todo sus genialidades con los instrumentos, formales e informales, pero siempre en papeles de apoyo en cuanto a las intervenciones habladas.Desde hace algún tiempo se sabía que la salud del músico-actor no era del todo buena, pero nadie imaginaba que las cosas llegaran a mayores: Les Luthiers tiene dos miembros alternativos, Horacio Turano y Martín O’Connor, que sustituyeron a Rabinovich en su gira por Islas Canarias a principios de marzo, mientras el grupo presentaba “Lutherapia”.La llegada de Daniel Rabinovich, nacido en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1943, a Les Luthiers se produjo en San Miguel de Tucumán, antes que ese equipo fuera tal, cuando un puñado de universitarios -él era licenciado en Derecho y escribano público- presentó un espectáculo de humor dentro de un festival de coros. Esa novedad de 1965 era la inclusión de los llamados “instrumentos informales”, con los que habían creado una parodia de concierto ideada por el estudiante de arquitectura Gerardo Masana -muerto prematuramente en 1973- que causó sensación.Ya con el nombre de I Musicisti -versión jocosa del conjunto italiano I Musici- el grupo se presentó con un éxito notable en la sala Planeta de Buenos Aires y en el Instituto Di Tella, que entonces era el no va más de la vanguardia. Desmantelado I Musicisti, en 1967 nace Les Luthiers con el concurso de Ernesto Acher, que realizó presentaciones cada vez más festejadas en los café concert y en pequeñas salas teatrales de Capital y Mar del Plata. Dejó una gran historia por contar, recordar y destacar dentro de su gran labor artística.





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