POSADAS. Logramos pasar el duro agosto gracias a los tres tradicionales tragos de la caña con ruda. Pero casi sin darnos cuenta, ya llega el Karaí Octubre y hay que recibirlo con un buen plato de yopará. ¿Qué dice la tradición? Resulta que octubre es el mes donde escasean alimentos como la mandioca, el maíz y algunos vegetales, o al menos son más difíciles de conseguir en el campo. “Hubo épocas en que los guaraníes, previniendo la miseria que llega con el invierno, almacenaban todo lo que iban a comer durante esa época de gran escasez de provista. Cuando llegaba octubre, espantaban a la miseria con una gran comida, que era la manera de decir que ya pasó”, cuenta doña Pomposa Amarilla de Valdés, reconocida vecina de Posadas y la chef principal de la festividad del Karaí Octubre que se va a realizar el próximo miércoles 1. Habrá yopará gratis para todos los que se acerquen a la plazoleta “El Mensú” a partir de las 20.30 con su plato, bebida y cubiertos. El yopará, un plato tradicional de la zona, se come para recibir al Karaí Octubre, quien según la tradición, es un duende maléfico al que le atraen la carencia y la pobreza. Entonces, el 1 de octubre de todos los años, se debe realizar en cada hogar el yopará, similar a un locro, para que el Karaí no se acerque, porque el duende, según las creencias populares, se aleja de lugares donde hay abundancia. Pomposa le contó a PRIMERA EDICIÓN que “todos los años preparaba el yopará en mi casa. Ahora no lo hago porque mis hijos ya no quieren comer, pero es una tradición que siempre respeté”; además, en su casa es donde se reúnen todos los ingredientes para realizar la comida.Es que la fiesta popular del 1 de octubre está organizada por vecinos y amigos de la Bajada Vieja y el Convivium Slow Food Posadas, un movimiento de personas que se oponen al “fast food” y nos invitan a repensar qué comemos. “Slow Food busca rescatar las tradiciones de la zona, no sólo en alimentación, buscamos recuperar todo aquello que nos identifica, pero no sólo de Posadas, si no como región grande: de Paraguay y Misiones, no queremos que se pierda esta mezcla de cultura”, afirmó Andrea Núñez, integrante de este movimiento.En ese camino de recuperación de las tradiciones que hoy se encuentran en vías de extinción, es que varios vecinos de la Bajada Vieja se acercaron hasta la casa de doña Pomposa para que ella se ponga a cargo de lo que será el Karaí Octubre. “Intentamos que se instale esta Fiesta, no sólo en el centro de Posadas si no en todos los barrios y que además se haga todos los años”, aseguró Andrea.Este es el segundo año en que se va a realizar, en el 2013 fueron alrededor de 450 personas las que se acercaron a servirse su yopará para ahuyentar la miseria que dejó el invierno. “Los vecinos de Slow Food que vivían y viven por la Bajada Vieja se acercaron a doña Pomposa porque ella es el alma mater de todo esto, además de que es un personaje reconocido en Posadas y que moviliza mucho. Con ella hablamos para que cocinara y que en su casa juntemos las donaciones que hacen los vecinos. La fiesta va a ser abierta a toda la comunidad. Ella dijo que sí y ahora en su casa se reciben todas las provistas donadas por la gente”, afirmó Andrea.Entonces, en la casa de doña Pomposa, ubicada en Bajada Vieja y Reguera, se reciben zapallo, zanahoria, batata, poroto colorado (no porotos negros ni blancos), maíz para locro, cebolla, morrón, orégano, apio, ajo, perejil. Será hasta el martes 30 de septiembre.El tradicional yoparáLa palabra significa “mezcla”. Es por eso que “es una especie de locro al que se le agrega poroto, cerdo, chorizo, verduras abundantes, también charque, pero como es muy difícil de conseguir nosotros le vamos a poner carne”, señaló Pomposa.El miércoles 1, bien temprano, alrededor de las cinco de la mañana, comenzará el proceso de preparado. Los que quieran acercarse a ayudar pueden hacerlo con su tabla de picar, un cuchillo, delantal, repasador y muchas ganas. “La cocción lleva su tiempo, pero para la noche lo vamos a tener listo para que todos se sirvan”, dijo Pomposa y agregó, “hasta el momento trajeron poco, pero tienen tiempo hasta el martes y el miércoles los esperamos a todos”.“La convocatoria es dejar las donaciones en lo de doña Pomposa, que es la que dirige. Durante el miércoles vamos a tener a dos chefs guiándonos, y a Pomposa que será la principal. El año pasado hicimos dos ollas grandes y dimos de comer a 450 personas. Este año también nos van a acompañar importantes números artísticos como Pato García y el conjunto vocal Enarmonía. Además habrá un kiosco de bebidas y jugos naturales que será a beneficio de Espacio Pynandí. Queremos que la gente se acerque para que podamos mantener esta tradición. Ese es nuestro objetivo como movimiento: recuperar nuestras tradiciones”, señaló Andrea. El trabajo del Slow FoodNació en el año 1989 como una ironía y en oposición al “fast food”. “La intención es recuperar las tradiciones alimentarias locales, luchar contra la pérdida de interés por nuestros alimentos, su sabor y sus orígenes, y demostrar cómo nuestras decisiones alimentarias influyen en el mundo”, sostienen.“Buscamos rescatar las tradiciones de la zona, en alimentación y también de la región, aquellas que nos identifican como región grande. No queremos que se pierda esta mezcla de cultura”, afirmó Andrea.El grupo se reúne una vez al mes, todos los segundos miércoles en el Centro Cultural de la Costanera. Allí brindan charlas sobre cómo los chefs usan productos tradicionales de la zona, o cómo rescatar productos que se van perdiendo “como por ejemplo la bananita de oro”, dice Andrea. En noviembre la charla será sobre la importancia del maíz, cómo lo utilizaron los guaraníes y cómo influye en nuestra comida. Cualquiera puede participar en estas reuniones, las que se informan a través de Facebook. “Hacemos charlas de concientización, para ser concientes de qué es lo que comemos, lo que metemos en nuestro cuerpo y en nuestras familias”, indicó Andrea. En caso de que quieran asociarse, la cuota anual es de 120 pesos. Con dicha cuota pueden organizar charlas o gozar de descuentos en cenas que se realizan. Es un movimiento presente en 150 países con una red de cien mil socios ag
rupados en asociaciones locales llamadas Conviviums, que trabajan para defender la cultura alimentaria local. Está financiada por sus miembros, quienes han desarrollado diversas estructuras para realizar sus proyectos. La leyenda del KaraíKaraí (señor) Octubre es un festejo Guaraní que se remonta a un importante tiempo previo a la llegada de los españoles a América. Los guaraníes notaban que en la época en que florecían los lapachos, disminuían sus reservas de alimento, porque no había frutos para recoger del monte y los animales estaban muy flacos a causa del invierno. En cuanto a la agricultura, recién a partir de ese momento podían comenzar a sembrar maíz, mandioca, batata. Entonces, lo único que abundaba era la miseria. Para contrarrestar esta dura época en el calendario, el guaraní encontraba en esta gran “comilona” la mejor manera de contrarrestar la miseria y sumaban danzas para su Dios Tupá para que aleje la pobreza. Cuando vinieron los españoles, reconocieron que al inicio de la temporada de primavera se quedaban cortos de alimentos, entonces adoptaron esa tradición uniéndose a la festividad.Otra de las costumbres en esta época es levantarse bien temprano con un arreador en la mano y pegar en todos los rincones de la casa diciendo “Para que se retire Karaí Octubre de esta casa”, o bien, dejar comida en la puerta para que el que pasara por allí se la llevara. De ahí que en todas las casas, cada primero de octubre, no falta el puchero bien servido. Aquellos que se resistan y mezquinen la comida de ese día tendrán que convivir con el hambre por el resto del año, según la tradición. La misma enseñó al campesino a prever el alimento para los suyos durante los meses de “vacas flacas”, época que se inicia en el mes de octubre y que abarca los últimos meses del año. El premio es para los previsores. El castigo, para los haraganes.





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