LA HABANA, Cuba (Agencias). Huber Matos, fallecido en Miami, fue el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado y el único, también, que se atrevió a plantar cara a Fidel Castro cuando advirtió la orientación totalitaria que tomaba.Hombre de principios éticos firmes, creyente, culto, valiente, cortés y austero, Huber Matos (Yara, 1918) ocupó puestos de la máxima responsabilidad al lado de Fidel Castro hasta que éste se hizo con el poder, en enero de 1959, y, comenzaron las divergencias ideológicas que precipitaron su detención.En un juicio sumario fue condenado a veinte años de cárcel en Cuba, que cumplió íntegramente, un largo y brutal confinamiento que no minó su voluntad de lucha por la restauración del Estado de Derecho.Protagonizó uno de los episodios más mitificados de la historia del siglo XX, el triunfo de la Revolución cubana, que culminó con la entrada en La Habana de la guerrilla.Encabezaban esa marcha, junto a Huber Martos, otros dos comandantes revolucionarios: Fidel Castro y el carismático Camilo Cienfuegos, muy querido por el pueblo, quien desapareció el 28 de octubre de 1959.Matos siempre dijo que creían que fueron Fidel Castro y su hermano, Raúl, actual presidente de Cuba, quienes mataron a Cienfuegos, pese a que la versión oficial es que desapareció en una avioneta Cessna en circunstancias nunca aclaradas.“Fue un hombre cariñoso, humilde, sincero y amaba a Cuba con toda su alma”, señaló a Efe Huber Matos, nieto del comandante, quien falleció el jueves en un hospital de Miami a consecuencia de un “infarto masivo”. Las últimas palabras de su abuelo fueron para su amada Cuba. “La lucha continúa. viva Cuba libre”, dijo el comandante y líder del grupo opositor Cuba Independiente y Democrática (CID) a disidentes de la isla.Matos había dicho recientemente a Efe, en una conferencia en Miami del líder opositor cubano Jorge Luis García Pérez “Antúnez”, que vivía con la ilusión de regresar a una Cuba libre y que el “daño” que Fidel Castro había hecho al país iba a “tardar mucho en curarse”.Por su formación humanista, era la pérdida de valores que achacaba al pueblo cubano uno los asuntos que más le preocupaba. A su juicio, se habían perdido por completo los valores morales en la isla y la mentira y el robo se extendían como un cáncer.Matos mostró en el exilio en Miami una voluntad férrea de vivir, en buena parte por la esperanza de ver “el cambio en Cuba y dar consejos para refundar la República”, que él veía como una “finca grande manejada por los Castro y un pueblo desesperado”.





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