A poco más de tres meses de las últimas elecciones legislativas, la realidad del país convalida en toda su magnitud la tarjeta roja que le sacó la mayoría del electorado al gobierno en esos comicios. Es que cuando se revisan las implicancias de la crisis desatada por la reciente devaluación -de 18,6% – todos los caminos conducen a un mismo agujero negro: la caída sostenida de la confianza en la administración de Cristina Kirchner.La mención a las elecciones del 28 de octubre pasado es útil para evaluar, comparativamente, el sinceramiento brutal operado desde esa fecha en el país, en términos de las principales variables económicas y comprobar que los retoques en el gabinete y en el BCRA, no alcanzaron el objetivo de poner paños fríos a los problemas más urgentes, como la alta inflación y la incertidumbre sobre el tipo de cambio. El propio jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, la principal pieza de recambio que adelantó el Gobierno tras el derrape electoral, se refirió indirectamente al creciente aislamiento kirchnerista, el viernes último al salir a cuestionar al complejo sojero por retacear el ingreso de divisas: “El Gobierno está solo en esta disputa. Nos encontramos solos, absolutamente solos, luchando contra grupos económicos poderosos”, se quejó. El vocero gubernamental intenta cumplir con la misión encomendada: lavarle la cara de autosuficiencia a un gobierno que en una década acumuló poder en base a la fricción permanente y generar posibilidades de consensos hasta ayer desechadas. Sin embargo, los problemas derivados de la falta de confianza en el Gobierno y la incertidumbre sobre los precios de la economía que causó la reciente devaluación, que ya alcanza un 30% en el acumulado, lo tienen a maltraer.En este marco, el “documento de Villa Gesell” firmado el viernes por una treintena de diputados nacionales kirchneristas en la ciudad balnearia, no ayudará mucho a paliar la confesa soledad del jefe de los ministros. La reconocida capacidad de trabajo que aporta Capitanich difícilmente incida, tampoco, en una coyuntura que ya no parece remontable en base a voluntarismos, y en la que el principal problema que enfrenta el gobierno está representado por la caída récord de las reservas del BCRA y la fuerte fuga de capitales, que sólo en el mes de enero se llevó puestos 2.499 millones de dólares en reservas; la mayor pérdida desde 2006, año en que el entonces presidente Néstor Kirchner canceló el total de la deuda con el FMI, pagando al contado al organismo más de 9.000 millones de dólares.¿Ultimo round?Jaqueado por las subas de precios en diversos rubros, justificadas algunas en la incidencia de los costos en dólares y otras derivadas de un reflejo condicionado ya arquetípico de los agentes económicos en la Argentina frente a la incertidumbre cambiaria; y desprovisto de instrumentos para operara eficientemente contra la fuga de divisas; el Gobierno se descargó esta semana contra la actitud conspirativa que adjudican al complejo sojero. A nadie escapa que existen estrategias especulativas que buscan hacer una diferencia financiera en un contexto como el actual; pero nada gana el gobierno, -que debería garantizar la estabilidad – más que reanimar una pelea que se mantiene en tensión desde 2008; con las especulaciones de “avaricia” y desestabilización que dirigió Capitanich a los grandes productores. El cuestionamiento a los operadores del sector agrario porque mantienen sin liquidar unos 8 millones de toneladas de soja -equivalentes a 3.500 millones de dólares- a pesar de que el gobierno les mejoró el tipo de cambio con la devaluación; recibió una también dura respuesta. En un comunicado, la Mesa de Enlace expresó que “los pocos productores agropecuarios que aún tengan cereales para vender, están actuando con prudencia y no con ‘avaricia’ en un mercado donde todos sus insumos están atados a la cotización de un dólar futuro que desconocen y en un escenario de inflación que supera el 30% anual”.La relación entre la devaluación y la tendencia inflacionaria es la clave de un escenario sobre el que pesan pronósticos agoreros, y en el que, aún cuando el gobierno consiguió mantener el valor de la divisa en torno de los 8 pesos, la batalla está lejos de estar asegurada. Gerardo Alonso Schwarz, economista de la Fundación Mediterránea, fue uno de los que salió a advertir que para evitar males mayores “el Gobierno nacional debería desacelerar el crecimiento de la emisión monetaria” que viene aumentando al 25% anual para financiar el gasto público; además de bajar la inflación. Profeta de lo obvioEn este marco delicado, el gobernador Closs se destapó con una conferencia de prensa en la que, hablando para medios amigos casi exclusivamente, convocó a un “amplio acuerdo económico y social” y lanzó predicciones apocalípticas, equiparando la situación actual con la hiperinflación que se llevó puesto el gobierno de Alfonsín, y con la crisis de 2001.En un discurso dedicado, en principio, a defender a capa y espada el “impuestazo” en la provincia, se sirvió del arsenal crítico de los economistas de la oposición, y desparramó objeciones -retroactivas- respecto a políticas nacionales, entre ellas el uso de reservas del BCRA; el desendeudamiento y la emisión monetaria. Los medios nacionales -escasos de material político- reprodujeron ampliamente sus dichos, a los que vieron como síntoma de las tensiones internas del kirchnerismo. Hubo voces K de censura al tono apocalíptico del discurso, e incluso una llamada de atención de Capitanich pidiendo explicaciones. El obvio interés en posicionarse a nivel nacional cuestionando rumbos que hasta ayer bendijo a ojos cerrados no sorprende en tierra misionera, donde se sabe que desde las últimas elecciones el Frente Renovador busca formas de no quedar pegado a un anunciado cierre del ciclo kirchnerista. Para los misioneros, lo importante de la conferencia de prensa no fue la transformación de Closs; devenido de improvisto en un experto económico extraterrestre luego de seis años de mandato; ni su declamada convocatoria a un diálogo que jamás practicó. Lo medular fue la ratificación de la suba anticipada en Ingresos Brutos, que provocó una inmediata convocatoria a una manifestación del sector comercial posadeño.Cita radicalEn otro orden de cosas, el intento de formar una multisectorial opositora en el Concejo Deliberante posadeño para presionar contra el incremento del boleto de colectivos -que se quedó en inte
nto- habría generado malestar entre los ediles que -abierta o encubiertamente- responden al puertismo; y que se enojaron con los concejales radicales, porque estos les “robaron cámara”, cuando el proyecto había surgido de los puertistas. La cuestión no pasó a mayores, pero es distintiva del despiste que campea en el arco opositor misionero; en el que no se ve un proyecto político sólido capaz de capitalizar la pérdida de sustento electoral de la renovación. En el centenario partido, a diferencia del internismo previo a los comicios, que derivó hasta en acusaciones a la Justicia; ahora se impondría una “fumata blanca” obligada por los principales referentes, que creen que así recogerán un mayor rédito electoral a futuro.No todos piensan, empero, que el reposicionamiento de “Cacho” Barrios, que recorre intensamente la provincia, sea la mejor alternativa. El status quo generado, no obstante, deberá pasar la prueba de una convocatoria a elecciones internas de la totalidad de los órganos directivos, que el Comité Provincia no podrá eludir y que se espera para este mes o el siguiente. Algún sector ya adelantó la intención de debatir la idea de votar candidaturas junto a los órganos de conducción; una propuesta que buscaría recuperar la clásica bandera radical de construcción política partidaria a través de las internas. Todo un desafío. En otros ámbitos no partidarios también se cuecen habas políticas pese al receso vacacional; como en el STJ, donde se dice que hay una feroz interna entre los ministros Santiago y Velázquez por la presidencia del cuerpo. Otra confrontación que genera tensiones en estos días, se dice en medios judiciales, se centra en las responsabilidades respecto a la llamada “Tragedia de Crucero del Norte”. Febrero que ya alumbró, traerá novedades.





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