POSADAS. La causa que investiga el homicidio de Marina Da Silva, cuyo cuerpo apareció en un pozo con agua del paraje Nemesio Parma el 31 de diciembre pasado, tiene dos sospechosos. Uno está detenido y era concubino de la víctima. El otro el amante y por el momento, continúa en libertad.Sin embargo, la mujer de este hombre, de nacionalidad paraguaya, declaró la semana pasada y lo comprometió seriamente en la causa. Lo vinculó con el homicidio y hasta contó una confidencia; que durante una discusión conyugal la amenazó diciéndole “te voy a dar dos garrotazos y a tirar en un pozo como hice con la otra”.Este y otros detalles fueron narrados por la mujer durante la declaración testimonial que prestó en el Juzgado de Instrucción 6 de esta ciudad, la semana pasada.La mujer, de apellido anglosajón, contó que el hombre, conocido en la zona como Juancho, le había manifestado su intención de abandonarla por Marina, pero que el 25 de diciembre pasado reapareció en su casa pidiéndole perdón y suplicándole para reiniciar la relación.La declarante habría dicho que lo notó muy nervioso y hasta se arrodilló rogándole su perdón.Ese mismo día, es decir el 25 de diciembre, ambos habrían ido hasta la casa de un tal “Tati”, donde Juancho solía pernoctar después de trabajar en la olería, situada en el mismo predio.Allí la mujer afirmó haber limpiado la casa y lavado sangre en el baño. Al preguntarle sobre la presencia de esas manchas en el lugar, aquel le habría respondido que eran de un “chancho que habían faenado”, lo que llamó poderosamente su atención, aunque no insistió sobre el asunto.La mujer aportó otro dato interesante. Consignó que el hombre se llama Epifanio y no Juan Ángel como aseguró bajo juramento en el Juzgado de Instrucción 6.La testigo y otras personas que prestaron testimonio en la Justicia coincidieron en describir a “Juancho” como un hombre irascible, nervioso y violento.La Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) acercó la declaración de esta mujer a la pesquisa.Habrá que esperar entonces el resultado de las muestras de sangre que se remitió a Capital Federal para determinar si son de Marina Da Silva.Esas muestras fueron recogidas por los peritos en el baño de la casa de “Tati” (donde Juancho solía quedarse a dormir), en un depósito de la olería situado en el mismo terreno, y en la casa del concubino de la víctima, donde vivía con ella.Marina Da Silva abandonó ese domicilio el 19 de diciembre. La madre aseguró que la vio con vida por última vez el 24.El cuerpo apareció semisumergido en un pozo con agua en una zona conocida como “Campo Bauer”.Los peritos aseguraron que la lanzaron amarrada a una piedra de unos treinta kilos, para evitar que flotara rápidamente.





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