POSADAS. El licenciado en Psicología y perito de la Justicia Raúl Cayetano Gallardo accedió a una entrevista con PRIMERA EDICIÓN y abordó la problemática de la violencia doméstica. El mes pasado hubo conmocionantes casos relacionados con celos enfermizos en Misiones. ¿La seguidilla puede causar un efecto dominó en las personas?Cada episodio tiene acciones sobre situaciones puntuales, autores o víctimas. Cuando la situación se desbordó de la familia e irrumpió en la sociedad, se debe hacer una lectura cuidadosa desde los medios, de informar para prevenir y promocionar la salud, no para hacer apología. Hay mucha gente que está viviendo de los medios gráficos y los medios construyen, enseñan, marcan. Aparece un hecho escrito, se repite en radios, redes sociales, medios audiovisuales. Se replica. Entonces hay personas que sin darse cuenta se sienten afectadas, pero hay algo propio del ser humano que lo lleva a acercarse a estas situaciones, que nacen de senos familiares. Estamos viviendo un momento particular en el que el común denominador de las relaciones humanas es la violencia, es el sometimiento, la invasión es la cuestión masiva. Un hecho se repite en distintos medios y aparece como muchos hechos en distintas versiones y todos hablan de lo mismo. Entonces en esa situación a veces hay personas que están más vulnerables por su propia historia y pueden sentirse como tentadas de decir “ah, yo voy a hacer esto”. La moda no es solamente copiar el estilo de hablar, el corte de pelo o la ropa. También hay una identificación patológica o enfermiza. Si son hechos de violencia familiar, de violencia doméstica o de las relaciones afectivas o de pareja, también nace este hecho delictivo de una falta de comunicación entre las partes. El hecho delictivo nace de una relación social entre personas que no tienen un diálogo, tienen una forma de comunicarse en la que ya no pueden dar cuenta en palabras de lo que están sintiendo, tanto el victimario como la víctima se encuentran atrapados en círculos. Cuando ese círculo explota, lo que llega a la gente como masa que lee o que escucha no es la historia de una persona que no supo cómo hablar o que se encontró atrapada en el celo, en el miedo o en la presión de lo económico o de la situación particular. Lo que llega es el hecho delictivo, la muerte, el asesinato. Después sobre ese hecho se monta el video y se transmite en “whatsapp”, como ya ocurrió. Tengo entendido que en algunas de estas cuestiones informativas hay madres que muestran las situaciones diciendoles a sus hijos, “ojo, no anden solos en la calle porque mirá lo que pasa”. Hablar mucho sobre esa situación de violencia también es nocivo sobre el cuerpo social, que a veces toma esto y no sabe como defenderse, se siente atacado y suele decir “nos están robando, matando, violando…”. ¿Hay señales que pueden advertir de una posible conducta criminal relacionada a lo afectivo?Cuando a una persona le pasa algo y su síntoma tanto orgánico como emocional lo lleva a la consulta con el psicólogo o médico profesional, y su pregunta está relacionada a violencia familiar, laboral, bullying, son un llamado de atención a todo un cuerpo social en el cual hay instituciones que son responsables. La comunidad no es solo la Policía, también somos nosotros. A veces ni denunciamos o miramos para otro lado ante determinadas situaciones. Creo que la violencia es un común denominador de la falta de límites, y de cuando la palabra no cumplió su función de diálogo, de comunicación. ¿Qué responsabilidad le cabe a la Policía?Hoy podríamos decir que la situación de prevención del delito y aquellos que tienen la responsabilidad desde el Estado de velar sobre nuestra seguridad no alcanza. La Policía está sobrepasada. No hay presupuesto, no hay cuadro, no hay calificación en cuanto a conocimientos, los efectivos están parados con el celular y el uniforme que dice “Policía”, pero no miran a quienes circulan, están metidos en su mundo. Hay que ver si están preparados para prevenir el delito, que es la función de la Policía. Creo que cuando hay desbordes del cuerpo social en las conductas individuales, no podemos analizar la tipología de la persona, las condiciones sociales, no podemos hacer ese analisis. No es una cuestion antropológica o psicológica sobre conducta de esa persona. Lo tenemos que llevar a una cuestión mas comunitaria o social. La comunidad tiene un organismo al cual le delegamos la responsabilidad y para eso contribuimos con nuestros impuestos, para ejercer la fuerza pública. La Policía tiene que actuar, pero ¿qué pasa que no llega a tiempo? Tenemos cuadros de policías en los cuales hoy siempre llegamos atrás, después vemos que faltó un papel, entonces la Justicia también está saturada. La Justicia hace el papel burocrático, pero nos preguntamos si envió la trabajadora social, si hizo el apoyo psicológico, si hizo la prevención de que ese hombre o mujer estuvieran contenidos con una trabajadora social de la Policía y si controlaron a la familia. ¿Se hace el seguimiento? Luego de los trágicos episodios de octubre se formaron nuevos organismos; para usted ¿serán efectivos?Las instituciones nuevas emergen en situaciones de emergencia, no vienen desde la planificacion, ahora se creó una Dirección, pero lo bueno hubiera sido una planificación para evitar este tipo de situación que afecta a todos. Así como el cuerpo social tiene que pensar con las instituciones, las acciones tienen que ser planificadas entre todos. A la Policía hay que acompañarla, ya sea con el colegio de abogados, de psicólogos y de trabajadores sociales. Luego armar patrullajes, no solamente con dos policías que se preguntan qué hacer ante determinadas situaciones. En Misiones todo queda cerca, podemos hacer mapas de familias violentadas y armar circuitos de patrullaje. Desde la teoría parece sencillo, ¿pero cómo se implementaría?¿Qué hacemos nosotros como sociedad para apelar a los profesionales y a las organizaciones de base para no dejar solos a la Policía y a la escuela? Es difícil entender cómo el ciudadano tiene que participar. No solo comprando un bono o pagando la cuota cooperadora. Se debe analizar cómo se puede retroalimentar a la Policía para entender un poco más la situación comunitaria, en la que muchas veces hay acciones donde necesariamente no puede estar un efectivo, pero puede estar un abogado, un trabajador social o un psicólogo. Hoy tenemos facultades privadas donde la mayor
matircula es la carrera de Psicología. Entonces, qué pasa que esos profesionales no pueden tener una “pata” en la comunidad para contener y hacer psicología comunitaria, y trabajar en cada puesto periférico o centro de salud. Tiene que haber un estudiante, junto a a algún profesional, para estar, para contener a las personas. Hay quienes esperan en su consultorio a los pacientes, pero hoy en día esta profesión es importante en la sociedad, apunta a lo comunitario y al desarrollo personal, no únicamente a la persona que quiere analizar y revisar su historia personal. Hay que bajar la teoría a la realidad. Las sirenas no alcanzan. La Policía debería estar acompañada por profesionales de la salud mental y trabajadores sociales, también abogados.El mensaje es claro, no se trata solamente de prevenir…Cuando hay un emergente, actutamos de bomberos. Tenemos que tener un plan. La idea es prevenir y promocionar. La salud se sostiene desde la promoción y prevención, no se sostiene desde que llegó la enfermedad. Es más económico prevenir que curar. Pero lamentablemente no estamos haciendo ninguna de las dos cosas. Hay muchas acciones, pero no alcanza. Tenemos una ciudad hermosa, bendecida. ¿Qué está pasando que no llegamos a tiempo en estos hechos? Las situaciones se repiten, se hace apología y se promocionan conductas en vez de prevenirlas. Detrás de cada tragedia hay una historia familiar que le permitió esa falta de contención y último recurso a quienes, por ejemplo, se quitan la vida. El suicidio es un llamado de atención que no tiene como destinatario al otro, más bien a toda la comunidad. El que se va a matar va dejando señales, como cortar relaciones sociales, aislarse y hacer un monólogo de su discurso. Lamentablemente hay personas que ante situaciones límite o desbordes emocionales no pudieron llegar al hospital. Nos preguntamos, cuántos conocen el servicio de Salud Mental del Hospital, qué está haciendo el servicio de psicología de esa institución en función de la prevención de esas conductas. ¿Hay un directror de Salud Mental?¿ Qué hizo? ¿Solamente atienden emergencias y dan turnos para dentro de dos meses? En los barrios existen centros de salud y creo que las academias deberían poner al menos dos psicólogos allí. Yo me formé en una universidad pública y mis profesores me enseñaron a circular en servicios “ad honorem”, trabajé en el Borda, en el Durand, en el Hospital de Oncología, en Casa Cuna. En esos lugares el profesional escucha el sufrimiento anímico y emocional de las personas. Esa experiencia te enseña a contener y acompañar. En los periféricos o Caps hay odontólogos, pediatrias, pero ¿hay psicólogos, trabajadores sociales o abogados? Puedo decir que no. Entonces creo que tanto el Colegio de Psicología, como el director de la carrera de esa materia o el director de Salud Mental y hasta el mismo ministro de Salud deberían convocar y decir que este problema no es solamente de la Policía. Es de todos. ¿La prevención terminaría con los trágicos episodios vinculados a la familia y a la pareja?Las situaciones de violencia son por falta de palabra, de comunicación, y por falta de límites. Nadie tiene derecho a violentar a otro ni debe ser violentado. Hay instituciones intermedias que deben apuntalar a la famlia. Hay que hacer una lectura también del seno familiar. No olvidemos que un actor importante de la familia y dentro del hogar era la mujer, pero en las dos últimas décadas el género femenino se colocó y se posicionó laboralmente y el espacio que ocupaba la mujer en el hogar quedó vacío. Hay muchos hombres desocupados que terminaron alcoholizados o suicidados. Como todo movimiento social, repercutió en la conducta emocional.





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