POSADAS. En momentos que el Impuesto a las Ganancias es el tema más comentado en Argentina, el Instituto para el Desarrollo Social difundió un informe en el cual describe que, en realidad, este impuesto tiene un peso muy inferior a otros en la pirámide fiscal y que las cargas sociales son las que más presión ejercen, representando un impacto siete veces más pesado que “ganancias”.Idesa remarca que “un condimento esencial para alcanzar la equidad social es poner énfasis en los impuestos progresivos. Para el caso de los asalariados, esto se plasma en una alta incidencia del Impuesto a las Ganancias (que impacta, de manera creciente, sobre los salarios medios y altos) y una acotada presión de las cargas sociales (que pesa proporcionalmente más en los salarios bajos)”. “Por eso -recomienda el instituto-en lugar de pretender encauzar las negociaciones salariales del año 2013 reduciendo el Impuesto a las Ganancias, si realmente se quiere construir una sociedad más integrada, el mejor instrumento es la reducción de las cargas sociales”.En otros países, con distribuciones del ingreso mucho más igualitarias que la de Argentina, se aplica intensamente el Impuesto a las Ganancias, recuerda Idesa. Y agrega que un trabajador soltero que gana el salario medio en los países desarrollados tributa de Impuesto a las Ganancias un promedio del 18% del salario. En paralelo, es acotada la aplicación de cargas sociales donde el promedio de tasa de aportes y contribuciones es de 25% del salario. El caso extremo se da en Dinamarca, donde el Impuesto a las Ganancias implica en promedio el 28% del salario y las cargas sociales apenas el 9.En Argentina, considerando sólo las imposiciones legales -es decir, dejando de lado las que imponen los sindicatos en los convenios colectivos- en 2012 un trabajador casado con dos hijos pagó los siguientes impuestos: • Las cargas sociales, sumando los aportes personales y las contribuciones patronales, equivalen a aproximadamente el 43% del salario.• Si tuvo un salario promedio (7.000 pesos) no tributó Impuesto a las Ganancias y si tuvo un salario equivalente al doble del promedio (14.000) tributó el 6%.• Es decir, aún en el tramo de salario medio-alto (14.000 pesos) la presión del Impuesto a las Ganancias es siete veces menos importante que las cargas sociales.Estos datos muestran que el Impuesto a las Ganancias tiene una incidencia pequeña en comparación con las cargas sociales. El panorama no cambia significativamente en el caso de un trabajador soltero. Si gana el salario promedio (7.000 pesos) tributa un 2% y si gana el doble del promedio (14.000) tributa un 12% del salario. El porcentaje de Impuesto a las Ganancias para un ingreso del tramo medio-alto es mayor que para un trabajador casado con dos hijos, pero mucho menor que el 43% de cargas sociales. Datos del Indec señalan que aproximadamente el 90% del total de ocupados tiene remuneraciones inferiores a 7.000 pesos mensuales. En este segmento se aglutinan los asalariados formales con ingresos inferiores al promedio, los asalariados no registrados y los cuentapropistas informales. Para esta gente bajar la presión del Impuesto a las Ganancias no tiene ninguna incidencia. En sentido contrario, reducir las cargas sociales les generaría un impacto altamente positivo porque, en el caso de los asalariados registrados, les aumentaría el salario de bolsillo y, en el caso de los informales, les aumentaría las oportunidades de conseguir un empleo formal. El peso de las contribuciones patronales no es percibido por los trabajadores porque no están explicitadas como un descuento en el recibo de sueldo. Pero es obvio que el empleador las considera en su política de contrataciones y remuneraciones. También se señala que las cargas sociales son “salario diferido” dado que conllevan un beneficio presente (obra social, asignación familiar) y futuro (jubilación). Pero con la actual conformación de la seguridad social se trata de un argumento débil ya que a una jubilación se puede acceder a través de moratorias, a una prestación familiar a través de la Asignación Universal por Hijo y a prestaciones de salud a través de los hospitales públicos. En los países avanzados la mayoría de los asalariados paga Impuesto a las Ganancias y en porcentajes mayores que en Argentina. En contrapartida, las cargas sociales no llegan al 43% como en Argentina. La tendencia es a usar la moderación de cargas sociales, como factor de estímulo al empleo y el aumento de los salarios preservando la competitividad, y el Impuesto a las Ganancias para incorporar equidad. Casos notables se dan en Oceanía, donde las cargas sociales se han reducido a un mínimo (Australia) o directamente se han eliminado (Nueva Zelanda). Por eso, declamar la aspiración por una sociedad más igualitaria, pero simultáneamente presionar para bajar el Impuesto a las Ganancias y dejar intactas las cargas sociales, es un acto de hipocresía.





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