En la antesala de la Navidad, la utilización de pirotecnia volvió a quedar en el centro del debate social. En ese contexto, Patricia Caramuto, integrante de la Fundación de Apoyo a Padres de Hijos del Espectro Autista, llamó a celebrar las fiestas con mayor empatía, al advertir sobre el impacto profundo y prolongado que el ruido provoca en niños y adolescentes con trastornos del espectro autista, así como en personas mayores y mascotas.
La reflexión fue planteada durante un diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, donde Caramuto explicó que, desde la fundación, cada año renuevan el pedido de concientización sobre los riesgos y daños de la pirotecnia, no solo a nivel general, sino especialmente por las consecuencias que genera en sectores vulnerables.
“Nosotros hablamos desde la familia, no desde lo profesional”, aclaró, al remarcar que su testimonio surge de la experiencia cotidiana y no de un abordaje técnico. En ese sentido, describió con crudeza cómo viven los chicos del espectro autista los ruidos inesperados. “Para ellos el estruendo es como clavarles un cuchillo en la cabeza”, graficó.
Caramuto explicó que muchos niños y adolescentes con autismo presentan hipersensibilidad auditiva, y que el estallido imprevisto de la pirotecnia puede desencadenar crisis que no terminan cuando cesa el ruido, sino que pueden extenderse durante dos o tres días, afectando no solo al chico, sino a toda la familia.
“Nosotros trabajamos todo el año anticipándoles actividades, eso es parte de un trabajo terapéutico. Pero el ruido inesperado rompe todo ese proceso”, señaló, al destacar que el daño no es visible para quienes tiran pirotecnia, pero sí muy real para quienes lo padecen.
Consultada sobre la respuesta social a estos pedidos, Caramuto reconoció avances. Afirmó que, con el paso de los años, se observa una disminución en el uso de pirotecnia, lo que consideró una señal positiva de que la concientización empieza a dar resultados. “Despacio, pero vamos por buen camino”, evaluó.
En esa línea, destacó que cada vez más ciudades y celebraciones están reemplazando los fuegos artificiales por espectáculos lumínicos, una tendencia que se replica en distintos puntos del mundo, incluso en eventos icónicos de fin de año. “No todo es problema: reemplazar es una alternativa”, sostuvo.
Más allá de leyes, ordenanzas o prohibiciones, Caramuto insistió en que el eje del reclamo pasa por sensibilizar el corazón de la sociedad. “Si yo sé que a mi vecino eso le hace daño, ahí tenemos que trabajar”, afirmó, al subrayar que la verdadera transformación es cultural.
Como mensaje final para estas fiestas, pidió evitar la pirotecnia y celebrar con un poco más de empatía, recordando que la alegría de unos pocos puede convertirse en días de angustia para otras familias. “No es solo el momento del ruido: son dos o tres días en los que la familia realmente la pasa muy mal”, remarcó.
El llamado, concluyó, es a pensar en el otro, aprovechar alternativas sin estruendo y avanzar hacia celebraciones más inclusivas, donde todos puedan vivir las fiestas sin miedo ni sufrimiento.




