El mercado cambiario empieza a transitar el tramo final del año con señales distintas a las habituales. Los factores que suelen sostener la demanda de pesos en diciembre comenzaron a diluirse y, de cara al verano, vuelve a aparecer el clásico movimiento hacia el dólar, aunque con particularidades que lo diferencian de otros años.
Durante las últimas semanas se fue agotando el efecto de los pagos de salarios y del medio aguinaldo, que tradicionalmente contienen la dolarización en el cierre del año. Si bien todavía persiste cierta necesidad de pesos para afrontar los gastos vinculados a las fiestas, al mismo tiempo comienza a crecer la demanda de divisas asociada al turismo en el exterior.
La expectativa es que, como ocurrió el verano pasado, se registre una fuerte salida de argentinos hacia destinos internacionales, impulsada por la recuperación de los salarios medidos en dólares y la estabilidad del tipo de cambio bajo la administración de Javier Milei. Sin embargo, analistas del mercado consideran que la presión cambiaria sería menor a la habitual.
La principal diferencia respecto de otros veranos está del lado de la oferta. En la City advierten que el ingreso de divisas será significativo y podría equilibrar el aumento estacional de la demanda. En ese sentido, las emisiones de deuda corporativa, provincial y nacional en moneda extranjera aparecen como uno de los factores clave. Solo en noviembre, este tipo de colocaciones superó los 4.200 millones de dólares y la tendencia continuó en las semanas posteriores, con liquidaciones progresivas en el mercado cambiario según las necesidades de pesos de los emisores.
A eso se suma un flujo importante de divisas provenientes del sector agroexportador, con expectativas de una liquidación récord de la cosecha fina durante diciembre, lo que refuerza el escenario de mayor oferta en el corto plazo.

Otro elemento que juega a favor de la estabilidad es el elevado nivel de dolarización previa a las elecciones legislativas. Muchos ahorristas se cubrieron comprando divisas ante la posibilidad de un salto cambiario que finalmente no ocurrió. Parte de esos dólares, según estiman los analistas, se utilizarán ahora para gastos en el exterior, reduciendo la necesidad de acudir nuevamente al mercado de cambios.
Hacia mediados de enero, cuando desaparece por completo el aumento estacional de la demanda de pesos, suele intensificarse la presión sobre el tipo de cambio. No obstante, en esta oportunidad el escenario sería distinto. La combinación de mayor oferta financiera, ingreso de dólares del agro y una demanda más contenida por la dolarización previa podría limitar los movimientos del dólar.
Desde la consultora Outlier, Juan Truffa no descarta cierta tensión cambiaria asociada a la estacionalidad, aunque considera que sería acotada. En ese marco, interpreta que el Gobierno habría decidido recalibrar el esquema de bandas de flotación del dólar, que comenzará a regir a partir del próximo mes, como una medida preventiva.
Una mirada similar aporta Camilo Tiscornia, de C&T, quien señala que la demanda vinculada a los viajes al exterior se verá compensada por la aparición de oferta proveniente de la cosecha de trigo y por el hecho de que muchos ya se dolarizaron antes de las elecciones. Para el economista, 2025 presenta características particulares que rompen con los patrones tradicionales del mercado cambiario.
En la misma línea, Gustavo Ber proyecta que el clima de calma se mantendría durante las próximas semanas. Aunque no descarta un ajuste gradual del tipo de cambio por la demanda turística, sostiene que el predominio de la oferta de divisas seguiría evitando movimientos bruscos.
Por su parte, el asesor financiero José Ignacio Bano remarca que la fuerte demanda de dólares se concentró antes de las elecciones y que, fuera del efecto extraordinario del aguinaldo, diciembre no suele modificar sustancialmente el comportamiento de los individuos. Además, subraya que el mercado mayorista tiene un peso mucho mayor que el minorista y que el verdadero impacto se vería recién con cambios estructurales, como una eventual flexibilización de las restricciones para que las empresas giren utilidades al exterior.
(Fuente: IProfesional)







