Por primera vez en casi cien años de trayectoria educativa, la rectoría del Instituto Agrotécnico Salesiano “Pascual Gentilini” está ocupada por una mujer. Se trata de Graciela Osipluk, profesora en Biología, quien llegó a la institución en 2018, como suplente en el laboratorio de control de calidad, y docente de 5to. año.
Cinco años más tarde, tras superar un proceso de selección muy riguroso, obtuvo el principal lugar en el orden de mérito y fue designada al frente de la rectoría de la institución. La elegida, se destaca además por ser la rectora más joven en la historia de la institución salesiana.
“Es un enorme orgullo y también un desafío, porque la responsabilidad es grande. Sin duda representa un cambio, tanto en la cultura como en el manejo de la institución”, aseguró Osipluk a PRIMERA EDICIÓN quien la contactó para conocer los pormenores de esa silenciosa, pero profunda transformación.
Párrafo aparte, vale la pena destacar que este proceso se dio en paralelo a la incorporación de estudiantes mujeres, un fenómeno reciente que arrancó en 2019.

Idoneidad técnica y humana
A su vez, la llegada de la profesora Osipluk a la rectoría implicó un recorrido geográfico y profesional desde su Castelli natal, en la provincia de Chaco, para luego venir a estudiar en la Universidad Nacional de Misiones, hasta ponerse al frente del aula. Su incorporación al cuerpo docente ocurrió en circunstancias fortuitas y lamentables, tras la licencia por enfermedad y posterior fallecimiento de la doctora Patricia Glinka, una figura histórica, muy querida y respetada que abrió camino a las mujeres en la institución. De hecho, Glinka, doctora en Química fue, hace 40 años, la primera docente mujer en un entorno que, hasta ese entonces era exclusivamente masculino…
Al ser consultada sobre si proyectaba dirigir la institución cuando ingresó, su respuesta fue franca y despojada de pretensiones. “Para ser sincera, la verdad no. Si estoy aquí es más que nada fruto de un cariño y un amor a la docencia y a esta escuela que me ha formado como tal”, dijo enfática.
Para la flamante rectora, el Gentilini no fue un solo un lugar más de trabajo más, sino su verdadera escuela de formación profesional tras las prácticas universitarias. “Esta es la escuela que me enseñó el arte de ser docente junto con sus estudiantes. No estaba en mi sueño cumplir este rol, pero se fue dando un desafío que acepté con mucho cariño, también con mucha fe y el apoyo de mi familia”, añadió.
Es una verdad universalmente reconocida que el sistema salesiano posee mecanismos de control y evaluación que garantizan la idoneidad técnica y humana de sus líderes, que empezó por una convocatoria abierta y masiva para ocupar el cargo cuando ya se encontraba próxima la jubilación del anterior rector, Raúl Spaciuk.
La selección fue exigente: de la lista inicial de más de medio centenar de postulantes, se realizó un filtro técnico que redujo el número significativamente antes de elevar los perfiles a la sede central. Ese primer tamiz redujo ese medio centenar de postulantes a un total de 20, cuyas carpetas se enviaron a la sede de la inspectoría en Córdoba y de allí se obtuvo la terna para la selección final.
A su vez, la competencia de esa terna por el cargo máximo implicó múltiples instancias de evaluación, en Misiones y en Córdoba.

Gestión, tecnología y legado
En términos estrictamente de gestión, la rectora destacó la labor de su predecesor, quien dejó “una rectoría muy ordenada, lo que me facilitó la continuidad”, aseguró.
No obstante, los objetivos hacia adelante son ambiciosos y requieren inversión, mediante actualización académica y técnica.
“El nivel académico es un objetivo que nos planteamos diariamente. Traer tecnología de punta es difícil por lo costoso, pero hay que actualizarse”, remarcó. Este imperativo de modernización busca que los egresados mantengan competitividad en un sector agroindustrial cada vez más tecnificado: “Lo importante siempre es estar acompañado, no trabajar en soledad, porque los desafíos no van solo por ser mujer o por el rol que uno está cumpliendo, sino por la sociedad misma”, concluyó.





